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Llegamos al palacio al anochecer, ambas íbamos contestas y extasiadas por habernos escapados para ver aquellas escenas. Cuando llegamos a la entrada del palacio Aynur me escabullo por la parte de atrás del palacio, cuando escuchamos a un guardia gritarnos,  y luego otro. Aynur y yo corríamos entre risas escapando de los guardias para que no nos vieran, pero de pronto nos topamos con uno de frente. El hombre de altura mediana gritó algo y yo me asusté terriblemente.

—Dice que nos hinquemos—dijo Aynur seria, hice lo que él pidió y puse las manos detrás de la espalda tal y como Aynur había hecho, en eso el hombre se acercó a nosotros descubrió el rostro de Aynur y luego el mío y gritó algo.

—¿Qué dice?

—Extranjeras— dijo Aynur asustada.

—¿Qué significa eso? ¿Qué pasará?

—No se, pero no es algo bueno— entonces Aynur comenzó a hablar en nordus y le intentaba explicar al guardia algo—Kairznne– fue la única palabra que entendí, entonces el me miro y me tomo del rostro viéndolo pensativo, después de unos momentos el me puso en pie y me llevó  dentro del palacio.

—¡Su majestad!—gritó Agda aliviada, ella corrió hasta mí y me tomo de la mano besándola una y otra vez— ¿Dónde estuvo todo este tiempo?

—Yo... yo

—Sí majestad ¿dónde estuvo? ¿qué sucedió?—no sabía qué contestar, entonces ella vio al guardia y lo mandó  fuera, pero él dijo que otra chica me acompañaba... se sorprendió y entonces Aynur entro.

—¿Pero qué hacían las dos afuera?

Vi que Aynur hablaría, probablemente se echaría la culpa entonces hable –Le pedí que me llevara al pueblo, ahí fuimos

—¿Al pueblo? ¿bajaron al pueblo?— preguntó paranoica Agda—Su majestad usted no puede salir así, sola, pudo haberle pasado algo— dijo dándome la espalda mientras se cubría el rostro preocupada— Su majestad el emperador se entero que no estaba

—¿Qué? ¿él está aquí?—dije bajando la capucha de mi capa.

—Llego hoy por la tarde, pasamos toda la mañana buscándola y cuando él llegó se dio cuenta que su emperatriz no estaba para recibirlo y no podemos mentirle al emperador. Le dijimos que usted no estaba...imaginamos lo peor...creímos que había sido secuestrada... o que había escapado— la mire asustada negando con la cabeza todo lo que ella decía— Su majestad el emperador está preparando un grupo con sus mejores guerreros para ir en busca suya, tenemos que avisarle que ya ha vuelto.

Cuando dijo esto yo desesperada asentí y fui detrás de ella para ver a Iorak, las dos fuimos hasta uno de los salones de este palacio. Entonces vi a Iorak con un grupo de hombres ajustando sus armas. Cuando las puertas se abrieron el se dio la media vuelta y primero vio a Agda y después a mi, el rápido camino hasta mi y yo hasta el, cuando ya estábamos cerca uno de otro el dijo preocupado—¿Dónde estuvo todo este tiempo?

Agda contesto rápido por mi —Su majestad la emperatriz... bajo al pueblo

—¿Sola?— pregunto Iorak sorprendido y un tanto molesto.

—La acompañó su esclava Aynur, su majestad— dijo Agda mientras baja su mirada a sus manos que eran cubiertas por unos guantes de cuero azul marino.

—¿Pero por qué hizo eso Oksana?

—Yo... yo solo quería ver el pueblo

—Creímos que le había sucedido algo... pensé lo peor... los Yaquis, que había escapado, incluso pensé que había sido su hermano

Octavius rápido pensé. Me sorprendía que Iorak también tenía en cuenta de lo que mi hermano era capaz.

—Lo siento, no quise alarmar a nadie—Iorak me miró pensativo y entonces se reincorporo y pidió mi mano, yo se la extendí y el la beso.

— Me alegro de que su majestad la emperatriz se encuentre bien y nada la haya pasado, pero de ahora en adelante tiene prohibido salir, hasta aprender la lección de que una emperatriz no se escapa ni se escabulle como una ladrona—dijo Iorak molesto, este después soltó mi mano delicadamente, volteo y le dijo algo a sus hombres, para después pasar a un costado mío en silencio, pero antes de irse dijo—Aynur está fuera de su servicios... al menos hasta que aprendas la lección

Fui a mis aposentos a vestirme para la cena con el emperador, pues a pesar de lo sucedido la cena de bienvenida aún se llevaría a cabo. Mis sirvientas me ayudaron a cambiar de vestido, estas habían elegido un vestido color crema, pero yo me negué y tome uno rojo fuerte con mangas, pedí que me trenzaran el cabello como las mujeres de aquí, recogiendo mis trenzas en un peinado, maquillaron mis ojos delineándolos con negro y me pusieron unos guantes negros de piel.

Fui a la sala de tronos y junto a los cortesanos recibimos al emperador quien vestía un uniforme gris; este parecía contento de ver que estaba ahí para recibirlo y que no me había escapado como tantos sospechaban. El fue directo a mi y pude notar que había comenzado dejarse crecer la barba y que su cabello le había crecido un poco, mientras el subía unos escalones para llegar al trono junto a mi, este me miro a los ojos y por primera vez yo no desvié mi vista, sino que la mantuve firme, cosa que pareció sorprenderle pues era la primera vez que nos veíamos a los ojos. Cuando se paro aun costado mío el solo me hizo una reverencia con la cabeza en forma de saludo y se fijo en mi atuendo y como había adoptado su cultura, entonces yo sonriendo tome asiento y los señores vinieron uno tras otro con ofrendas de recibimientos para su emperador.

Me había retirado a mi aposentos y con gran nervosismo me prepare para ser llamada por mi marido, pero este nunca lo hizo, por lo que a la mañana siguiente antes de ir a tomar el desayuno junto a el Agda me explico que el emperador se encontraba cansado pero que pronto cumpliría con sus deberes como marido. Paso dos noches más descansado, pues a lo que había escuchado su trabajo en el frío norte fue arduo y difícil, pero también me entraba el miedo de si este era una clase de castigo por haber ido al pueblo a escondidas... tenía miedo de perderlo y que se consiguiera otra esposa por mi absurda rebeldía. Pensaba mientras tomaba la merienda a solas.

ROSA INVERNALWhere stories live. Discover now