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Iorak escribió una carta la cual fue publicada como decreto imperial, confirmando su apoyo a la restauración del parlamento, que para nuestra sorpresa muchos parecían estar a favor.

Tras aquella plática, el emperador fue requerido para muchas cosas, por lo que era un milagro el vernos para comer o cenar. Como Iorak pasó varias noches fuera visitando las tribus al sur y occidente del imperio no pudimos estar juntos, aún y cuando ambos nos deseábamos con gran ansia. Lo podía sentir cada que estábamos juntos; el roce de nuestras pieles se volvió adictivo, por lo queríamos olvidarnos de todos y arrancarnos la ropa, pero la compostura y nuestra moral no nos lo permitía.

—Su majestad, ya llego...— dijo Aynur contenta.

—¿Quien?

—¡Wilhem!

Cuando ella dijo esto, yo deje de lado todo y me puse en pie, corrí hasta el recibidor y ahí estaba Wilhem y junto a él estaba Plutarch, yo corri a abrazarlo y él contento me levanto por los aires, entonces voltee y vi a Plutarch a quien también lo abrace con gozo, el me sujete fuerte en sus brazos y me planto un beso en la mejilla

—Mi niña— dijo mientras me acariciaba la cabeza.

—¡Plutarch!— dije sonriendo—¿Pero donde habían estado? nadie me avisó de que habían llegado a Norduslak

—Siento que no te dijera nada, quería que fuera sorpresa, además me detuve unos días para visitar a mi familia en el reino de Skobvjor y no quería tenerte esperando

—¿Y tu Plutarch?

—Enamorado de estas tierras salvajes—dijo riendo a lo que yo tambien rei.

—Vengan ¿quisieran algo de comer?

—Yo la verdad es que si— dijo Wilhem sobando su vientre mientras sonreia.

—Yo quisiera descansar, por ver las estrellas no dormí— dijo Plutarch

—De acuerdo ve con ella, su nombre es Agda, ella te llevara a tu habitación— Agda se lo llevó con ayuda de otro sirviente, quien cargaba el equipaje de Plutarch— Y tu ven, vamos a la cocina— le dije a Wilhem

—Es lindo volver a casa— dijo Wilhem tomando asiento en la cocina, yo mande a los cocineros a hacer otras actividades pues quería estar a solas con el.

— Dime, que tal su viaje

—Algo caótico, pero así son los viajes

—Y ¿estas bien?

—Si Oksana, ¿tu?

—Bien, pasaron muchas cosas por aca, pero ya te irás enterando

—Espero que cosas buenas— dijo Wilhem mientras le daba un sorbo a su jugo de cereza.

—Experiencias— dije sonriendo

Wilhem y Plutarch se ambientaron en los siguientes días, mientras yo cada mañana visitaba el parlamento para ver como iban con el debate. Una tarde vi que a las afueras del edificio me esperaba Iorak.

—¡Oksana!— dijo el sonriendo frente al carruaje negro imperial.

—Iorak— corrí escaleras abajo y lo abrace.

—Quiero llevarte de vuelta al palacio

—Gracias—dije sonriendo. Me adentre al carruaje y Iorak tras de mí, cuando él entró yo le sujeté el brazo y me acurruque en su pecho.

—¿Como te fue esta mañana?

—Lo de siempre, aún no hay fecha para el primer veredicto

—Me ha llegado el rumor que tal vez al finalizar esta semana tengan fecha— dijo el acariciando mi hombro por encima de mi abrigo.

—Iorak ¿cómo se encuentra el imperio?

Cuando le hice esa pregunta el río y dirigió su mirada al exterior, pausó unos momentos cuando dijo—No sabria que decirte... ni yo reconozco mi propio imperio, se avecinan tiempos turbulentos— pase saliva y baje mi mirada— Pienso volver dentro de poco al frente con mi escuadrón, pero bueno ya habrá tiempo para hablar de eso— dijo mientras me daba un beso en la frente, cuando él hizo esto yo le mire a los ojos y sin previo aviso le bese, a lo que él respondió. Ambos nos encontrábamos en una gran necesidad de besarnos, yo le sujete la nuca mientras él se deshacía de mis pesados abrigos, sin alejarme de sus labios le quite el abrigo y me puse encima de él, mientras sus manos recorrían mi pecho por encima de mi vestido de terciopelo, cuando apenas iba a abrir sus pantalones para poder hacer el amor, fue que el carruaje se detuvo y la puerta fue abierta. Solté un gemido y baje la cabeza a su hombro, excitada y frustrada dije—Me temo que no podemos hacerlo ahora— él asintió con su voz jadeante y me aleje de él para toparme con el perfil de un sirviente quien abría la puerta. Me puse mis abrigos y Iorak fue el primero en bajar del carruaje.

—Majestades— dijo el joven, apenada solo pase a un costado de él y le desee un buen día.

La tarde Iorak la paso hablando con sus estrategas de guerra, mientras que yo invite a Plutarch a comer.

—Oksana— dijo acercandose a mi, yo me puse en pie y él corrió a abrazarme. No era nada extraño que los Anduneses fuésemos más cálidos que los nordos, estos muy apenas te daban la mano al saludar.

—Toma asiento— dije señalándole la silla.

—¿Que quisieras tomar? — le pregunté

—He probado un jugo de cereza que me tiene obsesionado

Yo rei y mande a llamar a una sirvienta quien traerias los jugos y la comida.

—Si, es un jugo traído de una tribu al occidente del imperio y si que es delicioso

—Magnifico diría yo— dijo Plutarch contento.

—Perdon por arruinar tu felicidad, pero sabes que tengo que preguntarte sobre Andúne y Octavius— Plutarch se puso serio al instante y guardó silencio sin dirigirme la mirada—¿Que es lo que sucede con Octavius?

Plutarch hizo una risa burlona—Que no sucede con ese muchacho... son tantas cosas querida, pero creo que su principal problema es la avaricia, pero aún peor,  su loquera

—¿Loquera?

—Es una persona cruel, maliciosa... creeme una persona cuerda no tendría tales pensamientos

Me quede pensando en silencio, cuando la sirvienta llegó con las bebidas y una canasta de pan recién hecho.

—Gracias —dijimos ambos.

—Entonces si esta loco ¿que es lo que ha hecho en el reino?

—Lo ha destruido todo

—¿De qué hablas?

—O al menos le falta muy poco para destruirlo por completo

—¿Plutarch?— no entendía sus palabras.

—Cambio todas las leyes y no solo eso sino que se volvió en un tirano, ahora si algo no le gusta en ti, te puede matar, gracias a esto se creó una oposición ''la rosa roja'' estos lo quieren destituir— el se acerco y sujeto mis manos entre las de él para así mirarme a los ojos— Oksana, Andúne lleva en guerra los últimos tres meses

—¿Qué? ¿Por qué yo no estaba enterada de esto?

—Quiere que sea un secreto, no le conviene perder sus alianzas económicas con otros países y creeme esta ganando muchas alianzas, pero perdió la más importante

—¿Cual?

—Norduslak


ROSA INVERNALWhere stories live. Discover now