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Hilde recogió mi pelo y me puso un vestido blanco, encima de el un abrigo de lana blanca el cual amarro con un cinturón muy ajustado, me puso unas botas de piel gris, similares a la que las mujeres usaban aquí y cubrio mi cabeza con una manta de lana.

—Iremos a los inicios del bosque, los hombres entraran a cazar y tu serás la única mujer en ir con ellos

—¿La única?

—El rey Iorak tiene que mostrarte tu fuerza, la cacería es un espectáculo y tu eres el principal espectador. Siempre acostumbra a que antes de que una pareja se una, el hombre debe probarle a la mujer su fuerza y que este puede brindarle comida— dijo Hilde mientras caminábamos hacia la salida.

Sin duda ya era el atardecer, estábamos a pocas horas de la noche, cuando me montaron en el trineo, Iorak iba en uno junto a mas hombres mientras que a mi me mandaron en otro trineo con otros cazadores, cuando comenzó a andar el trineo uno de ellos me dio una pequeña daga, yo la tome y vi como desaparecían en el blanco las figuras de las mujeres.

Pasamos una hora adentrándonos al bosque cuando uno de los cazadores que iban en un trineo a un costado mío, chiflo.

Entonces todos pararon, yo observa la escena, de como todos los hombres se bajaban en silencio y se acercaban sigilosamente a unos arboles, al inicio iba Iorak con una enorme y pesada espada en plata. Yo guardaba silencio mientras sujetaba con gran fuerza mi daga, mientras los hombres hacían sus grupos, acorralando una creatura que yo no podía ver, fue cuando escuche los gruñidos. Me asuste tanto que los pelos se me pusieron de punta y decidí que seria mejor bajar del trineo y seguirlos, pues me sentía en peligro ahí.

Iorak caminaba con mucha seguridad y apuntaba su espada hacia en frente, todas sus tácticas las llevaban a cabo en sumo silencio; mientras yo apenas me ponía en pie fue cuando vi que una criatura de pelaje negro, patas cortas pero con garras filosas y un cuerpo grande de unos dos metros de altura salía de entre los arboles para saltar sobre Iorak quien levanto su espada y corto el abdomen de aquella creatura salvaje, mientras yo presenciaba esto, temí por Iorak y mientras veía la cacería solté un fuerte grito y fue cuando uno de los otros cazadores puso su mano sobre mi boca evitando que hiciera ruido.

Entonces me bajo del trineo y me silencio, el hombre señalo  unos arboles detrás de mi, para cuando lo note otro grupo de cazadores estaba intentado cazar a otro animal, entonces yo levante mi daga y el en silencio me enseño a empuñarla, el cazador me acerco a el indicando que lo siguiera y eso hice, caminaba temblorosa, pues jamás había sido expuesta a tanta adrenalina, cuando escuchamos la criatura rugir, entonces la vi; era de la misma raza que la que Iorak había matado, caminábamos hacia ella pero lo que no sabíamos es que esta ya nos había visto, entonces salió de los pinos a gran velocidad, cuando una flecha le entro al costado tumbándola al suelo.

Todos volteamos y Iorak era quien acababa de apuntar, entonces todos lo cazadores gritaron y vitorearon, entonces uno de ellos me llevo hasta en frente para que viera la creatura que mi marido acababa de derribar; el animal aun estaba vivo y se retorcía en la nieve, Iorak llego con su enorme espada y le corto la cabeza de un fuerte golpe, mientras yo lo observaba en primera fila. Iorak victorioso levanto los brazos al aire y comenzó a gritar cosas para después verme e inclinarse ante mi, dándome la espada bañada en sangre. La tome mientras también agachaba mi cabeza en forma de respeto y así después nos subíamos todos a los trineos.

Regresamos al campamento con los dos enormes animales. Hilde me encontró entre la multitud y vio que tenía manchas de sangre así como la espada en mis manos

—El rey del norte es increíble, nadie se le compara—dijo contenta la mujer, entonces ella tomó la espada y se la llevó a limpiarla, entonces un grupo de mujeres vino hasta mi para que ayudara a cocinar aquellos animales, que estaban siendo desollados y sus carnes cortadas por los cazadores. Mientras me alejaba veía como los hombres celebraban a Iorak y entendí la perspectiva que tenían de el, lo veían como un Dios, por eso la admiración por su gran emperador... el gran Iorak Rey del Norte.

ROSA INVERNALWhere stories live. Discover now