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Cuando termine de leer la carta de Plutarch me dio un fuerte dolor en el pecho, el miedo y el nerviosismo se apoderaron de mi. Intente ponerme en pie, intentando tomar aire, pues sentía como mi garganta se cerraba, rápido comencé a llorar y fue cuando empuje todo lo que estaba cerca de mi pues sentía que me quedaba sin aire. Tenía que salir de ahí... correr.

Logre gritar fuertemente mientras lloraba y con ese grito fue que puede soltarlo todo, comencé a gritar histérica mientras caminaba de un lado a otro de la habitación, entre jadeos y lágrimas me recargue sobre una mesa pero mis manos temblorosas tumbaron los pequeños jarrones de esta, me gire para ver mi desorden y tropecé con la madera, al caer metí mis manos para evitar golpear con mi rostro. Con el fuerte ruido y mis gritos todos en la nave se alarmaron, pero como siempre leía mis cartas en privado y con la puerta cerrada, nadie podía entrar a la habitación. 

—¿Su majestad?—grito Wilhelm del otro lado de la puerta—¿Sucede algo?

No podía responder por lo que solo me aferraba con mi mano sana a la carta que me había puesto así; pero no era solo saber que mi reino... mi hogar se encontraba al borde de una guerra por culpa del tirano y maniático de mi hermano, sino que además, haría lo posible por arrebatarme de Iorak y volverme su esposa... ¡su esposa! al pensar eso llore mas mientras me tiraba completamente al suelo.

—Su majestad abra la puerta— demandó Wilhem, al ver que no contestaba y solo lloraba volvió a insistir—Su majestad iré por el emperador ahora mismos, si no abre esta puerta

Entonces frustrada intente ponerme en pie, pero con el fuerte dolor en el pecho y la mano ensangrentada solo logré ponerme más histérica. No era el hecho de que me quisiera volver su esposa lo que me afectaba, sino que además quería embarazarme... Octavius y yo en la misma cama. Solo de pensarlo me dio asco, por lo que me lleve la mano ensangrentada a la boca, evitando vomitar.

—¿Oksana? ¿qué sucede?— se escuchó la voz de Iorak del otro lado de la puerto junto al murmullo de otros.

 Pienso que toda la nave se enteró de mi crisis nerviosa. Respiraba rápidamente pensando que ese no era el unico de mi problemas, sino que ademas no habia podido quedar embarazada... ocho meses y mi función de esposa había sido terrible, Iorak no se atrevía a decirlo pero nosotros estábamos también al borde de una guerra civil y todo por mi culpa. Al pensar aquello comencé a gritar pues me sentía frustrada, mientras sentí el rostro rojo del esfuerzo de mis lamentos.

—Oksana abre la puerta ahora mismo— dijo Iorak

—Parece que no la abrirá... la oigo muy mal—le dijo Iorak a Wilhelm quien también se veía preocupado del otro lado de la puerta.

—Oksana ahora mismo romperé esta puerta, aléjate de ella— dijo Iorak gritando.

Y no solo es que fuera una mala esposa, aparte de estéril, es que amaba a ese hombre, amaba a Iorak, por eso mi histeria de la simple idea de dejarlo o de quedarme y hacerle la vida más difícil, además mi reino... mi reino entraba a una guerra y todo por culpa de la ayuda que Iorak y o brindamos al enviar un ejército... pero si soy la peor de las princesas, reina e emperatrices que han pisado esta tierra. Comencé a llorar mas mientras me ponía en posición fetal, cuando vi como la puerta de mi habitación era abierta a la fuerza.

Iorak entró y vio el lugar destruido, entonces me vio en el suelo, mi cabello rubio cubría mi rostro y con gran fuerza sujetaba la carta de Plutarch junto a mi pecho.

—¡Oksana!— el se acerco a mi y me tomo en brazos, cuando retiró mi cabello de mi rostro vio sangre en el, era por mi mano.

—Por Dios su majestad, tiene sangre— grito Wilhelm, Iorak buscaba la fuente de esta, cuando Revna tomo mi mano y la señalo.

—Tenemos que llevarla a la cama— dijo Iorak, pero yo no quería acostarme, tenía mucha adrenalina y necesitaba respirar, por lo que me puse tensa y comencé a forcejear, pues al ver tanta gente me sentía peor, sentía que consumían todo el aire de la habitación, entonces Iorak vio la carta en mi mano e intentó tomarla.

—Esto fue lo que la puso así— dijo Iorak, pero cuando el se acerco, yo la sujete con fuerza, empujándolo a él en señal de que no cedería con la carta, no se la daría.

Entonces frustrada mire a Wilhem y dije entre jadeos— Aire— él se dio cuenta de que era lo que quería, por lo que se hinco hasta mi y me tomó de los brazos de Iorak.

 Mi marido vio esto como un gran atrevimiento, pero Wilhem entendía lo que quería— Lo siento su majestad, ella necesita aire— rápido me tomó en sus brazos dejando atrás a toda la gente incluyendo a mi marido y me llevó hasta una de las ventana del comedor, me sentó en el sillón del comedor y abrió la ventana, para después volver a cargarme y sacar mi cabeza al exterior. El gélido aire golpeo mi rostro y sentí como si garganta se hubiera abierto, tome una gran bocanada de aire y fue cuando me sentí mejor, el sobaba mi espalda y me ayudaba con mi cabello recogiéndolo hacia atrás.

Pasamos unos minutos así los dos, cuando decidí volver a entrar, él cuidadosamente me ayudó a recargarme en el sillón de terciopelo plateado y fue cuando me tope con todos los tripulantes, al centro de la habitación viendo la escena. Me tope con el rostro de Iorak quien realmente se encontraba serio, probablemente no entendía como Wilhelm me arrebató de sus brazos para después ayudarme y sobarme la espalda, algo que ningún esclavo debía hacer, se les tenía prohibido tocarnos y más si era un hombre. Además la forma en la que cuido mi cabello, lo que más le gustaba a Iorak de mi y que nadie más podía tocar, mis cabellos dorados.

Me di cuenta de la tensión en la habitación por lo que mire a Wilhem quien estaba rojo del miedo y la pena,  por la mirada que Iorak le aventaba, yo me puse en pie y di un profundo respiro.

—Lo siento, tuve un ataque de pánico— voltee a ver a Wilhem, quien ya se encontraba lejos de mi, pues sintió la mirada penetrante de Iorak, quien parecía molesto por la fuerte relación que había entre Wilhem y yo—Gracias Whilhem— después me retire del comedor y me detuve a ver a Iorak—Una disculpa por mi errático comportamiento, se que debo dar explicaciones, hablaré con su majestad en la noche— mire a los ojos azules de Iorak quien me inspeccionaba con mucha duda— Gracias a todos por preocuparse, me encuentro mejor, por favor retírense a su habitaciones, la emperatriz se encuentra mejor no hay de que preocuparse— dije algo cansada—  Revna ¿podría acompañarme a mi habitación? necesito tomar un baño y que me curen la mano— cuando dije esto Iorak se alarmó y rápido vio mi mano para después acercarse a mi, pero yo me aleje.

—Todo está bien... necesito estar sola— dije pegando mi mano a mi pecho, para después darme la media vuelta y partir hacia mi habitación. 

Tome el baño y Revna me curo las pequeñas heridas de la palma de mi mano, tambien se encargo de que los sirvientes limpiarán el desorden en la habitación. Tome la cena en el comedor junto a las cortesanas quienes se encontraban preocupadas por lo que había sucedido por la tarde. Jamas me habian visto de tal manera por lo que solo les respondí que fue un momento de pánico al pasar tantos días en la nave... que no estaba acostumbrada.

ROSA INVERNALWhere stories live. Discover now