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Habían pasado dos meses de la partida de Iorak, las cosas al Occidente y en la capital del reino eran pacíficas pero a lo largo de esos dos mese la guerra aún se mantenía en las tribus al Este del imperio.

Tomaba té junto a mis Kiryas, cuando un sirviente aparecio.

— Su majestad hay una carta para usted

Tome la carta la cual no decía quien la había enviado, entonces la comencé a leer. Mis ojos no podían creer lo que leian.

— Es Wilhem — grita extasiada, las chicas se emocionaron y me pidieron que leyera en voz alta.

Querida Oksana estoy más que complacido de traerte buenas noticias y de por fin volverte a escribir. Siento haberme desaparecido del mapa por tanto tiempo es solo que no quería tenerte angustiada. Pero ahora es momento ya que puedo compartirle la agradable noticia de que por fin encontré a Plutarch. Fue difícil hacerlo, pero por fin pude reunirme con él y accedió a ir a Norduslak. Estaremos zarpando de Andúne mañana mismo , pronto te veremos.

-L.D

Había asistido a una comida en el pueblo organizada por las esposas de los herreros para sus maridos quienes arduamente trabajan en los uniformes de los guerreros y sus espadas. Baje del korab y subí la escalinata del palacio junto a un grupo de hombres del escuadrón kinsi quienes me resguardaban a todas horas, pues ahora que era la cabeza de Estado, mientras que Iorak estaba fuera, mi vida corría peligro. Las enormes puertas de madera del palacio fueron abiertas para mi, deje mis guantes blancos sobre la mesa de la entrada para que una de las sirvientas se los llevara, entonces apareció Agda apresurada.

— Su majestad imperial— la mujer hizo una reverencia y rapido tomo mi mano— Tiene que venir, la safiaa Gytha está dando a luz y como emperatriz usted debe estar presente

—¿Que? ¿ahora mismo?

—Si su majestad—ella tomaba mi mano para hacerme caminar y poco a poco le sigue le paso, dejando atrás a mis guardias.

—Pero ¿por qué tengo que estar presente?— pregunté siguiéndole el paso.

—El emperador y la emperatriz siempre deben estar presentes en los nacimientos de los bebés nobles, deben dar su bendición y dar a conocer el nombre del bebé

Caminaba detrás de ella a paso rápido, hasta llegar a la habitación de Gytha, esposa de Pavlo y mejor amigo de Iorak, quien también se había ido con él a la guerra. Cuando entre la mujer se encontraba en una cama de sábanas blancas, la ayudaba otro grupo de mujeres ya grandes de edad, en la esquina había dos mujeres que cantaban una melodía suave y a la derecha de la cama estaba Aynur junto a sus otras esclavas.

Cuando vi aquella imagen no quise ni imaginar la cantidad de gente que habria cuando yo tuviera que dar a luz. Como Gytha era una princesa o como aquí las llaman safiaa, que estuviese dando a luz era un tema importante.

—Su majestad— dijo Agda sacándome de mis pensamientos para que me moviera y me acercara a la cama de la mujer que pujaba con fuerza.

Yo me estremecía al verla sufrir pues recordaba los dolores que tuve al perder a mi bebe ¿asi se sentia Gytha? pensaba mientras me paraba junto a Aynur quien parecía estar muy concentrada en ayudar a su ama. Pasaron unos 10 minutos entonces el bebe salio, yo sorprendida me aleje de la cabecera para ver cómo el bebé salió y no pude evitar sonreír por lo indescriptible que era aquella escena. Era el inicio de la vida.

Las mujeres tomaron al bebé quien pedía llorar pero no podia pues las mujeres limpiaban bruscamente la sangre de su rostro. Voltee a ver a Gytha y esta sonreía y descansaba su rostro sudado y morado mientras sujetaba la mano de Aynur, quien me vio a los ojos y me sonrió. De pronto sentí como alguien me tocaba el brazo. Era una de las señoras quien quería darme al bebé. Yo sorprendida lo tome delicadamente con una manta blanca que cubría su desnudez, entonces me detuve a verlo y este parecía calmado, tenía mucho cabello en su pequeña cabeza, lo miraba detenidamente. ¿Esto se sentía tener un bebé? No pude evitar estremecerme y querer llorar. Lo aleje rápido de mi y se lo lleve a la madre.

—Es un niño— dije controlando mi voz para que no sonara quebrada.

— ¡Illyke safiaa!— se escuchaba por la habitacion, felicitaban a la princesa.

Las mujeres que cantaban se pusieron en pie y comenzaron a gritar alegres que se trataba de un niño

—¿Que nombre le pondrás?— dije evitando llorar.

—Iskender—dijo Gytha, entonces ella tomó a su bebé y Agda se acercó a mi discretamente.

—Debe decir el nombre usted

Voltee hacia enfrente dandole la espalda a Gytha y dije en un tono alto—El nombre del niño es Iskender, el Ksiesen Iskender

Después de eso me despedí de la madre y me fui de la habitacion a paso rápido. Quería llorar, quería gritar del dolor al ver como ella si había sido madre y yo no. Caminaba por los pasillos del palacio en camino a mi habitación y daba respiros cortos para evitar quebrarme, le sonreí a la gente que pasaba a un costado mio y me saludaba, pero sentía como me observaban, sentía sus miradas juzgadoras, de cómo la emperatriz aun no habia traido a un heredero.

Llegue a mi habitación y le puse llave. Comencé a llorar desconsoladamente ni siquiera logré llegar a mi cama, me tira ahí mismo junto a la puerta mientras sentía como me faltaba el aire. Quería irme de ahí, quería dejar de tener este peso en la espalda de tener que traer un hijo al mundo, lo intente una vez y sentí como mi alma se destruyó, cuando descubrí al nonato fuera de mi. Recordaba la sangrienta escena y el dolor, tenía miedo de que eso volviera a pasar y tener que enfrentarme a la idea de que tal vez no podia cargar bebes en el vientre, pero eso no me dolía, me dolía en el alma el pensar tener que dejar ir a Iorak, lo amaba y para estar juntos tenía que darle un heredero. Me dolía el pensar ser como la primer esposa de su padre quien fue enviada a una torre lejos de su marido, pues nunca pudo darle un hijo y como él se consiguió más esposas y tuvo hijos. Me dolía imaginar a Iorak con otras mujeres mientros yo yacía en alguna torre sola, por culpa de mi vientre infertil... Me moria de tan solo pensarlo.

ROSA INVERNALΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα