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—Dije que se alejara de mi— lo mire seria a lo que el se sorprendió. Iorak iba a hacer otro movimiento cuando la puerta de la habitación se abrió.

 Mientras era dominada por el, sujetada de las manos con gran severidad y sus piernas que evitaban el movimiento de las mías, fue que nos encontró su consejero y mano derecha Hal, los dos levantamos la mirada a ver quién osaba interrumpirnos. Cuando  vi la figura al revés del hombre, quien pareció importarle poco el acto salvaje al cual estaba siendo sometida.

—Veo que sus majestades están gozando de los placeres, pero me temo su majestad imperial, que tendrá que dejarlo para otro momento pues asuntos importantes requieren de su presencia.

— Hal espero y en verdad sea algo importante— replicó Iorak. Lo mire a los ojos asustada y el me dijo — cuando me ponga en pie puede darse la vuelta, le traeré una piel para que se cubra.

Me quedé en silencio y asentí ligeramente, por lo que hice lo que él me dijo; mientras estaba boca abajo, el dejo sobre mi la piel de lobo y el como si nada, desnudo se acercó a Hal. Ambos comenzaron a discutir en nordus, para después decirle que tendrían que partir, yo estaba sentada en la alfombra cuando el vino hasta mí, levanto mi rostro sujetando mi mentón, vio mi rostro unos momentos— Tendré que irme, pero volveré pronto— me planto un beso en la frente, para después irse. 

Pasó una semana y ya no tuve contacto con mi marido puesto que estábamos mas enfocados en arreglar todo para nuestra gira real, por los cuatro reinos y las trece tribus del imperio. Había querido que Agda y Aynur fueran quienes me acompañara, pero los miembros del ''Kontze'' lo que para mi país significaba honorable privado consejo; insistieron en que en el viaje me otorgarían nuevos esclavos, término al cual no terminaba de acostumbrarme. 

Salimos una mañana cálida, no por el clima sino por el resplandeciente sol. salíamos presurosos puesto que nuestra larga gira comenzaba, la cual nos tomaría meses concluir, esta fue diseñada para que yo pudiera conocer al imperio y que los súbditos y gobernantes pudieran conocer a su nueva emperatriz. 

Mi marido y yo nos subimos al bakismálan.  Agda me dijo que no solo viajaríamos  por aire, sino que también por tierra.

 Una vez en el aire, salimos al balcón de la nave a despedir a la corte, que nos saludaba desde abajo. Pasamos un día viajando para llegar a nuestra primera parada, que era el reino de Adbed, el cual se encontraba al norte de la capital. Mis damas me vistieron con un vestido verde olivo ajustado a mi cuerpo y me cubrieron con un vestido sin mangas por encima del mismo, el cual era dorado, me cubrieron la cabeza con un gorro bordado en piedras doradas que cubría mi coronilla, mientras dejaba al descubierto mis largos cabellos dorados, por último me dieron una manta blanca con un bordado hecho con hilos de oro, para cubrir mis espalda y brazos del frío.

Estaba más que lista y preparada para visitar el primer lugar, el cual era uno de los cuatro reinos. Iorak vistiendo en tonos crema, fue el primero en salir y subir al trineo, el cual era enorme y su madera estaba pintada en negro y detalles en plata. Junto al trineo nos recibía el Conde Sphin, quien era el heredero al trono del ya anciano rey Xel.

 Iorak y yo nos montamos al trineo, mientras que Sphin se sentaba en medio de los dos. Los tres saludábamos a las personas que habían ido a ver la llegada del emperador y su emperatriz. Cuando llegamos al castillo, residencia del rey Xel, este nos recibió junto a su reina, la cual me obsequio una caja de madera tallada la imagen de un enorme oso.

—Es el animal de este reino— me explico quien sería mi Agda en esta gira, su nombre era Revna— Cada región del imperio tiene un animal simbólico, el de esta región es el oso negro

Tome la caja y agradecí, para después dársela a Revna para que la guardara entre mis pertenencias, los reyes nos recibieron con una comida, para después pasar la tarde viendo una presentación de los niños del pueblo. Llegada la noche a Iorak y a mí se nos asignó una habitación, pues no podíamos compartir a menos que él lo pidiera, la mía era pequeña en comparación a todas las que había visto en el imperio, pero era acogedora.

Al día siguiente la esposa del rey, la cual era una mujer madura de alrededor unos cincuenta y su cabello comenzaba a oscurecerse, me invito a tomar el desayuno junto a sus "kyrias", lo que era equivalente a damas en Norduslak, tenían que ser de una familia noble para poder ser una kyria y solo podían servir a mujeres de la realeza. Revna era mi Kyria, al igual que Agda, pero no Aynur, ya que su madre fue una esclava extranjera.

 Por la tarde pasamos a retirarnos y volar a nuestro próximo destino, al cual nos tomaría tres días llegar. Mientras escribía una carta a Plutarch contándole del inicio de mi gira, los sirvientes descansaban y Iorak se escondía entre las paredes de la nave; como era costumbre, no compartimos cama, pues mi sangrado había llegado. 

Llegaríamos al reino de Saphslak, por la noche por lo que un trineo nos esperaba con dos enormes candelabros de fuego a los costados de este y una carpa de tela que evitaba que el viento golpeara fuerte por la espalda. Iorak me dio su mano para guiarme entre la oscuridad, pero un grupo de cortesanos nos recibió. Se veían contentos de vernos y me sorprendió más que hubiesen aguantado el frío y la noche solo para recibirnos. 

Nos enviaron a Iorak y a mí en un solo trineo, el cual nos llevó al castillo de Gilos donde Revna me había contado que a sus alrededores crecía un gran número de árboles de cerezo y que en estas fechas se les podía ver florecer. A la entrada del castillo estaba un grupo de personas, entre ellas el rey Paskva junto a su esposa Natasha; cuando bajamos del trineo Iorak y yo nos dirigimos a la pareja y estos hicieron una reverencia a nosotros; Natasha quien era una mujer en sus treinta rápido se dirigió a mí y me mostró a sus dos pequeños, unos gemelos de alrededor unos siete años quienes vestían ropas de lana blanca para protegerlos del frío de la noche.

—Pero que lindos niños—le dije sonriendo, mientras Revna traducía mis palabras, la reina Natasha sonrío contenta mostrándome sus blancos y perfecto dientes, entonces dos mujeres mayores a ella se acercaron por detrás con lo que parecía ser una caja de plata, esta la tomo y me la dio.

—Es para usted su majestad — dijo Revna. 

La tome y le agradecí haciendo una pequeña inclinación con mi cabeza.

ROSA INVERNALUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum