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Todo el camino Hal me platicaba cual debía ser el próximo movimiento de Iorak, ante este derrocamiento, mientras que Waldemar manejaba el otro carruaje. Los días se me hacían largos y yo no podia dejar de pensar en aquella imagen horrible de cómo dejaba el único lugar al que he llamado hogar.

—Tenemos que continuar a caballo— dijo Waldemar mientras bajabamos a descansar brevemente. No dije nada y solo asentí con la cabeza.

—Usted y yo iremos en uno, Hal iré con Agda

—Yo se montar — dijo Aynur interrumpiendo a Waldemar

—Entonces tu iras con Revna y Andrik cargará nuestras pertenencias en su caballo

Continuamos nuestra travesía a caballo, por otros días más, el camino era cansado y a decir verdad yo solo pensaba en que era lo que había sucedido

—Su majestad se encuentra bien? ¿hasta ahora no ha dicho ni una palabra? — preguntó Waldemar acercándome un poco de comida.

—Necesito enviar una carta

—¿De que habla?

—Necesito saber quién estuvo detrás de esto, alguien ayudó a los Yaqui a invadir la capital, es absurdo que el escuadrón Kinsi no llegara

—Traje tinta y una pluma, también hojas ahí puede escribir

Me pase el rato de la comida escribiendo una carta a Saleh, necesitaba que él se encargará de decirme que es lo que sucedía, él siempre sabía todo y probablemente sabía que era lo que sucedía al norte. Esa mismo rato envie una de nuestras palomas mensajeras, para que llevase el mensaje

—Es hora de irnos— Hal me miraba, mientras yo observaba irse volar al ave.

Ya estábamos cada vez más cerca, solo nos quedaba un día de viaje, como los lagos comenzaban a congelarse Waldemar decidió detenerse a calentar un poco de agua del lago, para beber y para que pudiera lavar mi cuerpo.

El proceso fue largo, pero Aynur y Revna me ayudaron, mientras Agda se quedó a ayudar a los hombres a recolectar el agua para beber. Waldemar dijo que sería bueno pasar la noche ahí ya que era un lugar seguro. Yo como todas las noches y mañanas soplaba en un silbato especial para llamar a la paloma mensajera y hacerla saber que estábamos ahí y esa noche apareció.

Esta llegó y se posiciono en mis rodillas, yo tomé el papel que llevaba en su cuerpo y guarde al animal en su jaula. En silencio comencé a leer la carta y mis ojos no creían lo que leían, me puse en pie exaltada.

—Fueron ellos— grite, Hal quien se encontraba dormido a unos pasos de mí, levanto la cabeza, entonces me acerque a él— Fue Freyja y su estúpido esposo, ellos evitaron que los soldados del norte salieran... ellos apoyan a los rebeldes— dije furiosa—Tenemos que avisarle a Iorak lo antes posible

Al llegar el alba comenzamos a cabalgar, no paramos a petición mía, más que para comer, pues yo tenía una gran necesidad de ver a Iorak y contarle que nos habían traicionado.

—Ya veo los árboles de flores blancas— me susurro Waldemar, yo levante mi cabeza por sobre su hombro y vi la entrada al campamento.

—Más rápido — le dije casi al oído y el hecho a andar el caballo.

me sujetaba de su torso cuando vi que a la entrada nos esperaban unos hombres a caballo y al centro estaba Iorak. Contenta le sonreí y le pedí a Waldemar que se detuviera, quería correr a él, por lo que el caballo derrapó y detuvo su paso, baje corriendo y Iorak también bajó de su caballo. El me atrapo en sus brazos y yo le abrace, se sentía tan bien tenerlo junto a mi, que se me olvido que todos nos observaban, entonces yo le di un beso.

ROSA INVERNALWo Geschichten leben. Entdecke jetzt