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Hable con Wilhem y acepto la tarea, a la mañana siguiente ya partía en el bakismalan, que Iorak le prestó, el cual llegaría a la tribu de Tyslia al oeste del imperio, para zarpar en un barco a Andune de incógnito; para eso le teñimos sus cabellos platinados de un negro profundo, el cual resaltaba el violeta de sus ojos. 

Paseaba por el castillo pensando recordando mi bello Andune, cuando Revna me sacó de mis recuerdos

—Su majestad el almuerzo ya está servido

—Gracias Revna

Me adentre al pequeño desayunador en el cual Iorak y yo siempre desayunábamos y almorzabamos en privado. Las comidas Iorak las comía junto a sus guerreros y yo junto a mis Kyrias, mientras que las cenas siempre las tomabas en conjunto todos.

Cuando entre al lugar de paredes blancas Iorak ya se encontraba almorzando.

—Su majestad— dije haciendo una pequeña reverencia con la cabeza

—Mi emperatriz

Tome asiento y me trajeron mi plato predilecto, huevos de gallina semicrudos y un vaso de leche. Comencé a degustar la yema líquida con un pan recién hecho. Comia concentrada degustando aquellos sabores cuando note que Iorak me miraba fijamente.

—Veo que ultimamente solo comes eso

Voltee a verlo mientras dejaba mi vaso de leche fresca sobre la mesa después del sorbo que le había dado.

—¿Ha si? no me habia dado cuenta

— Oksana llevas medio mes pidiendo esta extraña combinación— dijo sonriendo

—Bueno, no se, ahora me gusta mucho esto— reí

—¿Hay algo que no me estás contando?

—No, son solo simples gusto míos

—Está bien— dijo el riendo discretamente mientras le daba un sorbo a su agua.

Después de aquel desayuno pensé mucho que ya era momento de decirle a Iorak, tal vez ya lo sospechaba, apenas un pequeño bulto se hacía presente en mi abdomen plano y mis senos comenzaban a engordarse. Habían pasado unos días de aquel suceso y cada mañana Iorak ponía atención a que era lo que comía.

Me habia decidido hoy le diría, lo haria despues de su junta con el Kontze. Lo esperaba afuera del salón del Kontze cuando Hal salio y despues Iorak.

—Su majestad— grite para llamar su atención, él parecía que tenía la mirada perdida y muy apenas escuchó mi voz— Iorak

—Oksana, perdón no te escuche la primera vez. Dime

—¿Sucede algo?— Iorak parecía perdido ni siquiera se había dado cuenta que aún cargaba con un vaso  vacío en sus manos. Le tomé las manos y le quite el vaso para despues darselo a un esclavo. El se dio cuenta de lo perdido que se encontraba entonces me llevó a una habitación y cerró la puerta.

—Oksana... no se como decir esto, pero creo que hemos entrado a una guerra

—¿Guerra? ¿esto se trata de Octavius?

—No, no Oksana esto tiene que ver con los Yaqui, invadieron la tribu de Arbor y están acabando con los imperialistas, nuestros partidarios

—Iorak eso es terrible— dije sujetando su brazo.

—Tendré que irme hoy mismo a Mür, de ahí partiremos a Arbor. Un centenar de guerreros nos acompaña... nos estamos preparando para lo peor, pero si invaden otra tribu la guerra será inminente

—¿Cuando volveras?

—No se, tal vez en dos semanas, un mes, no lo se, prometo mantenerte al tanto, pero ahora tengo que revisar que todo esté bien para poder salir hoy mismo de la capital

—De acuerdo — le mire preocupada y me acerque a darle un beso, el sujeto mi rostro y me dio otro beso

—¿Querías decirme algo?

—Nada, solo quería verte amor mio— Iorak hizo una pequeña sonrisa y bajó la mirada.

—Te voy a extrañar

Eso fue lo último que dijo para después salir de aquella habitación.

Ya había pasado una semana de la partida de Iorak y dos de la partida de Wilhem, me encontraba en mi habitación abriendo mi correspondencia cuando encontré una carta que provenía de Andúne, era de Wilhem con el seudónimo de L.D. su nuevo nombre. En ella Wilhem explicaba que aún no había encontrado a Plutarch pero tenía pistas, que los próximos días se encargaría de buscarle, pero había algo que yo debía saber. Douglas ya no era más el consejero privado de Octavius, sino que era un nuevo hombre que ocupaba su lugar, el duque Eliott o como todos lo conocían el de la suerte, pues no había perdido guerra alguna, en sus años por la conflictiva tierra de Vretanía, por lo que lo nombro a él como su nuevo consejero privado, mientras que Douglas fue depuesto, porque por su culpa Octavius perdió a los cientos de miles de guerreros nordos que había negociado con Iorak a través de Douglas.

Me resultaba extraño que Octavius hubiera tomado medidas solo en Andune y que no se hubiese atrevido a hacer algo en contra mía o de mi marido, tal vez aun no lo hacía. Pensé mientras guardaba la carta de Wilhem.

Pasaron los días y me comenzaba a preocupar pues aun no tenia respuesta alguna de Iorak, en su ausencia pasaba mis días en el pueblo visitando los comedores de personas, para poder distraerme pues mi mente jugaba conmigo sobre el paradero de Iorak.

—Su majestad ya hay respuesta— dijo Agda corriendo con una carta en mano. Deje de lado mi lectura para aprender nordus y fui hasta ella.

—¿Es de el?

—Si, llego hoy mismos su majestad

Tome la carta y comencé a leerla con lágrimas en los ojos pues me habia emocionado de saber como se encontraba o tal vez eran las hormonas del embarazo.

—¿Que dice su majestad?

—Que se quedara lo que resta del mes— dije aguantando mis ganas de llorar.

ROSA INVERNALWhere stories live. Discover now