58

367 23 4
                                    

Por la noche todos cenamos juntos y tuve pequeños momentos de risas pues su buen amigo Pavlo, siempre nos hacía reír con sus comentarios irreverentes, pero cada que lo veía, no podia evitar querer llorar al recordar que su esposa se encontraba embarazada. Decidí irme a mi habitación. Llevaba ya mi ropa de dormir puesta y una esclava cepillaba mis cabellos dorados.

—¿Puedo pasar?— se escuchó detrás de la puerta.

—Adelante

Era Iorak, el entro a mi habitación privada y vio que cepillaban mi cabello, yo voltee a ver a la esclava y le detuve el brazo, para después pedirle que saliera.

—Pensé que dormías en nuestra habitación

—Como no estabas... la cama se siente vacía sin ti alla— dije volteando a verlo.

—Te he extrañado mucho, quisiera estar contigo— dijo algo apenado por la proposición, pues después de todo este tiempo juntos, era la primera vez que el directamente lo pedía.

—No creo que sea posible, estoy sangrando— dije bajando mi mirada triste.

—Ya veo— dijo Iorak entendiendo mi situación, pero a la vez intentando decifrarme. El se acerco hasta mi, sentada en mi banquito de cuero, me sujetó la cabeza y me dio un beso en la frente— Descansa amor

— Tu igual— le dije sonriendo.

A la mañana siguiente Iorak me informo en el desayuno que su estadía seria breve, de tan solo nueve días, en lo que ponía en regla todo aqui en la capital y después partía junto a los volvky y sus guerreros nordos, a pelear al suroeste del Imperio.

Al paso de los días, pasaba la mayor parte de tiempo junto a Iorak siempre y cuando había gente a nuestro alrededor, pero evitaba nuestro desayunos privados, caminatas o dormir juntos, todos esos ratos los pasaba llorando a solas. Mis kiryas se quedaban afuera  de mi habitacion sentadas junto a mi puerta a escucharme llorar, pues no permitía que nadie me viese así, algo que ellas respetaban.

Aparecí para tomar la comida junto a sus guerreros y mi marido, quienes se pusieron en pie, para saludarme, yo asenti con la cabeza y  me senté junto a Iorak, quien se puso contento de verme. 

—Que bueno verte por aquí, no te vi esta mañana— dijo Iorak con una bella sonrisa mientras sus dedos acariciaban mi mano.

—No me sentía bien, siento no haber podido acompañarte

—¿Te encuentras bien?

¿Como le decía que me estaba muriendo? Muriendo por decirle lo sucedido, pero era estúpido para qué ponerle más presión, si el hombre iría a una guerra y no tenía idea de si volvería.

— Si, es solo que probablemente son mis preocupaciones de que te vas

—No amor no digas eso, no tienes de qué preocuparte, estar bien — dijo volteando a verme frente a frente.

—Si su majestad, lo cuidaremos bien— dijo Pavlo el mejor amigo de Iorak.

—Gracias pavlo— dije sonriendole, después me voltee hacia mi esposo y este me miraba algo preocupado, probablemente se podia percibir la tristeza en mi rostro.

—Tranquilo estaré bien, ahora, he venido a preguntarte algo

—De acuerdo, dime

—He hablado con algunos cortesanos y te queremos organizar una cena de despedida ¿estás de acuerdo con eso? se que quisieras descansar y preparar la logística para el viaje, pero es un detalle de parte de todos para su emperador

—Por supuesto que me encantaría ¿cuando sería?

—Sería la noche antes de tu partida

—Si Oksana, me parece perfecto

—De acuerdo la organizare—me puse en pie y le di un beso en la frente— me retiro tengo que organizar la cena y porfavor disculpame si no bajo a cenar, quisiera descansar

—Sí— dijo pensativo, para después besar mi mano y dejarme ir. 

Pase todo el dia siguiente reuniendome con los cocineros y músicos para preparar la cena, también pedí que trajeran el alcohol favorito de Iorak que provenía de la tribu Holo y la mejor carne.

Faltaba ya un día para la cena y después de eso mi esposo se iría a la guerra. Había llorado toda la mañana pensando en que el se iria y la incertidumbre me comía, no podia perderlo a el tambien.

 Era la hora de la comida, limpie mi rostro y permití a mis kiryas entrar.

—¿Su majestad comerá algo esta noche?

—No... no Agda, no tengo apetito

—Su majestad necesita recuperarse, necesita estar fuerte

La mire como si mirara una pared blanca y después de unos momentos hable — Esta bien, pero suban la comida, no quisiera ver a nadie o que alguien me viera con este rostro rojo

—Sí— dijo Agda casi saltando de la alegría

Tome mis alimentos con ellas, junto al fuego de la chimenea de mi inmensa habitación. Revna platicaba ciertas cosas de su tribu y yo escuchaba en silencio. Las esclavas recogieron los platos y las bebidas  yo quería recostarme cuando Agda y Revna se pararon junto a mi cama.

—Su majestad tenemos una sorpresa para usted

—¿De qué hablan?

—No podemos decirle, tiene que venir a verla

—No estoy para juegos ahora, quisiera dormir

—Pero ya durmió mucho— dijo Agda tímida. 

—Aun así

—No le hará bien dormir tanto, tiene que salir— dijo Revna— Además es algo que se que le gustara

—Ah de acuerdo— me pare de la cama y me dirigí a la puerta cuando Agda me retuvo

—Necesitará un abrigo

Las mire sospechosas y deje que Revna me pusiera el abrigo gris de piel de lobo. Ellas me dirigieron por los pasillos, después salimos y el helado frio golpeó mi rostro;  me guiaban entre los congelados jardines del palacio, cuando se detuvieron y las dos se pararon frente a mi.

—Quisimos hacerle este regalo pues sabemos cuánto ha sufrido últimamente su majestad— entonces las dos se abrieron paso y cada una me tomo de la mano y me llevó hasta un enorme rosal de rosas rojas.

Al verlas solté un suspiro de lo bellas que eran. Ese rojo vivo resaltaba entre el blanco de la nieve

—Son preciosas— dije viéndolas hipnotizada.

—Queríamos darle algo igual de bello que fue su bebe para usted, algo que le recordara lo bello que fue y que pase lo que pase siempre recordara que él fue el primero

—Gracias— dije volteando a verlas, les di un abrazo fuerte y me sequé las lágrimas.

Me quede viendo las rosa un rato más. Estas no solo me recordaba a mi bebé, sino que me recordaba a Andúne, a esas rosas rojas que me arrojaron como signo de lealtad.

—Gracias nuevamente— dije sonriendo— Prometo intentar mejorar, me han hecho recordar bellos recuerdos.

Pase el día verificando varios asuntos de la cena, pues esta se llevaría a cabo hoy, actividades que me ayudaban a distraerme y no pensar en mi bebé. Platicaba con las cocinaras cuando me surgió la duda de si Iorak quería algún postre en especial.

Subí hasta su oficina privada, llevaba en mano algunas recetas de postres mientras les daba un vistazo, sin mirar bien abrí la puerta de su oficina y escuche murmullos, entonces levanté la vista y vi a Agda hablando con Iorak. Cuando me vieron ambos rápido se callaron. Los mire sorprendida, entonces Agda se puso en pie, hizo una corta reverencia y velozmente se dirigió a la salida, mientras  yo volteaba a ver a Iorak sin entender.

ROSA INVERNALWhere stories live. Discover now