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William esa noche, luego de salir de la alcoba de Elizabeth, sintiéndose algo debilitado, con incomodidad en la cabeza de su pene por haberse excedido en sexo, convocó a reunión a ministros, ya que quería que Cuviert le detallara cada punto de la conversación que había tenido con el rey Darcy. A William cuando ya estuvo en la mesa con sus tres ministros-consejeros, le gustó oír que el viejo parecía más calmado y pensativo sobre su no culpabilidad, porque incluso en la tarde, él mismo luego de la visita de Cuviert, había mandado una carta aceptando el dialogo que William le proponía, solo poniendo de condición que fuese unos días más tarde, alegando que ahora mismo no tenía cabeza para reuniones estando su hijo aún en estado crítico. William se preguntaba que lo había hecho cambiar de opinión tan rápido, cuando se había visto tan cerrado antes. Cuviert era bueno administrando sus arcas, pero no en la persuasión, así que no se lo imaginaba cambiando el pensamiento de un hombre tan tajante como Darcy. En fin, quizá había servido que se le hubiese mandado a decir al viejo, que desistía del oro, mostrándole condolencia por lo que había pasado. Obvio lo había hecho por estrategia, porque sabía que no podía ponerse a reñir con el viejo por unas miserables monedas, ya que dolía más perder una alianza y negocios de muchas libras a largo plazo, que un cofre de oro, pero en serio ¿esto era lo había hecho bajar su ira tan rápido?, volvió a preguntarse, diciéndose que no debía dar más vueltas al asunto, así que luego de preguntar a sus ministros-consejeros si no habían más asuntos de estado, los despachó, haciendo pasar a la estancia a su ineficiente jefe de guardia, quien habia reemplazado al traidor de Brunett, a ver si tenía pistas de los traidores, ya que había hecho vigilar a su corte, quienes estaban confinados en sus habitaciones, con vigilancia extrema a sus primos por ser los que más les convendría su caída. Entonces maldijo cuando este le dijo que ni sus primos, ni de nadie tenía informes que hubiesen hecho movimientos raros aquellos días. Demonios, se dijo internamente, deseando desaparecer a todos y acabar con esto. ¿Quién sería el maldito? ¡¿Quién?!, se preguntó, ordenando seguir la vigilancia porque él tenía que descubrir al traidor.


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Elizabeth cuando se despertó sola en la cama, ya que William se había ido del cuarto, no pudo aguantar irse a los aposentos de su suegra para que la pusiera al tanto sobre su visita al rey Darcy. Estaba agotada, con ardores en sus partes íntimas, además de que sus pechos y clítoris estaban algo hinchados por las pinzas que William le había puesto, pero sabía que no podría dormir sin saber sobre el rey y la salud del príncipe.

—No pensé verte hasta mañana, cariño—la recibió su regia y elegante suegra sorprendida, vestida con una bata azul, cuando las damas de compañía la dejaron pasar. Luego de inmediato, la invitó a tomar té con ella, en los sillones de brocado de su cuarto—Debes estar muy cansada luego de cumplir tu misión con ahínco y efectividad—agregó la reina madre, alzando una ceja, mientras una de las damas le servía té de la tetera que estaba en la mesita de centro del juego de sala. Elizabeth por su parte sonrojada trató de cerrarse de alguna forma la bata mullida que ella llevaba cuando se dio cuenta porque su suegra la miraba así. Pudo vislumbrar que estaba llena de chupones entre los senos y fue en vano tapar su vergüenza porque al tomar la taza que le dio la dama de compañía de su suegra, tuvo que usar una mano y todo se vio. Al parecer estaría unos días usando vestidos sin escote, pensó, reprendiéndose de no haberle dejado marcas tambien a su marido, por estar tan concentrada recibiéndolo.

—Y veo que usted tambien, cumplió con efectividad su cometido, porque el rey Darcy aceptó el dialogo con William. —replicó Elizabeth a su...¿para qué negarlo?... maestra, mientras tomaba un sorbo de té, que la revivió un poco del cansancio que tenía por haber sido en horas pasadas el banquete en sacrificio de su esposo para que el plan saliese bien.

—Si, ya me enteré que logré hacer algo...solo espero que William y Darcy lleguen al entendimiento en esa conversación que tendrán —respondió la dama madura, haciendo una mueca—Ya que ambos son tan cerrados y tercos.

Su reina por obligacion /LIBRO 1) COMPLETAOnde as histórias ganham vida. Descobre agora