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Beatriz había esperado pacientemente al rey Darcy, en el pasadizo que conectaba una estancia de aquel rustico castillo, a la alcoba que le había asignado William a ese sujeto, seguro para mandar sus hombres a vigilarlo, así que ahora estaba aquí, en la puerta del pasadizo, mirando aquel cuarto vacío, preguntándose donde diablos estaba metido ese sinvergüenza, de pronto escuchó un ruido y unas risas femeninas y se escondió para no ser vista, pero ella si podía ver lo que estaba ocurriendo, que no era otra cosa, que darcy echando a la tal Selene a su cama, para luego mostrarle una erección, que tanto a Selene como a ella la dejaron boquiabierta. Era gordo y grande. Tan grande como el de su marido difunto, o quizá mas, pero lo impresionante de todo, es que Darcy no parecía ser el hombre que poseyera algo así, ya que a diferencia de su marido no era tan alto y de joven hasta había sido flaco y raquítico. Santo dios, donde habría escondido todo eso ese hombre, pensó, casi soltando un gemido cuando Darcy le metió todo eso a otra y empezó a castigarla, como ella deseaba ser castigada, aunque le avergonzara. Selene debajo de él, empezó a gritar como una fiera herida y Beatriz no pudo evitarlo, soltó otro gemido mas fuerte, que pareció alertar a Darcy, quien alzó la cabeza y miró en dirección del pasadizo, quizá descubriendo que había alguien viendo, aunque ella se hubiese apresurado a cerrar la rendija por donde estuvo espiando, luego echó a correr por el pasadizo, pero fue alcanzada por el fiero rey, quien antes de despojarla de la capucha que llevaba, la tiró al suelo y le apuntó con un cuchillo, seguramente pensando que era un hombre, que planeaba matarlo.

-Ay quítate, barbaro-se quejó ella adolorida, por golpear en ese frio y duro piso.

-Be...Beatriz ¿Qué haces aquí? -le preguntó él desconcertado, echándose atrás.

-Yo solo quería hablar con usted-dijo ella fría, parándose del suelo, mientras él hacia lo mismo.

-¿Hablar conmigo? -se desconcertó él.

-Si, mire seré breve, no quiero ver que se le acerque otra vez a Elizabeth. Ella tiene esposo. Los vi en el jardín y vi como usted se aprovechaba para abrazarla, así que dejela en paz, por el bien de todos y porque mi hijo es capaz de asesinarle, así que sin mas que decir, me voy.

Darcy la miró un rato como si fuese una loca, antes de echarse a reír burlón.

-Entiendo tus celos, querida mia, pero ya te dije que no me gustan las niñas.

-Yo no estoy...-gruñó Beatriz antes de recuperar la compostura y decir-Si se nota que no te gustan las jóvenes: Selene no llega ni a los treinta y estabas...

-Esa es una excepción, ya que esa mujer tiene experiencia de vieja de ochenta años-replicó Darcy sonriente-Ya deja los celos, que si me hubieses dicho que querías su lugar; la que hubiese estado en esa cama gimiendo hubieses sido tú.

-Irrespetuoso. -se indignó Beatriz, sintiendo que se estremecía imaginándose en una cama con ese hombre.

-Eso dice la señora que se dedica a fisgonear actos sexuales.

-Yo no estaba mirando...

-¿Ah no? ¿Y cómo se llama lo que hacías?

-Darcy vete al demonio. -le gritó ella, dándole la espalda para marcharse.

-No tan rapido. -la agarró de los dos brazos Darcy y la giró, allí fue que Beatriz y él se dieron cuenta que tenía el pene afuera del pantalón, viéndose duro y gordo. Tal vez porque no había tenido tiempo de guárdaselo al corretear al intruso. -Oh-dijo Darcy, curvando la boca en una sonrisa, cuando levantó la mirad ascura-¿Y si hacemos algo con esto?

-¡Sueltame! -rechazó Beatriz su agarre, pero él la sostuvo mas duro y sedoso le preguntó:

-¿Hace cuánto no te tocan querida? Tu rey se murió hace años. ¿alguien más te ha apagado el fuego del interior?

-Sueltame Darcy-volvió a rogar Beatriz, sintiendo que sus piernas temblaban y que de ella corría mas liquido de necesidad, que se había empezado a derramar al verlo hacer actos lujuriosos.

-Tu no quieres que te suelte...-dijo él, clavándola contra la pared de piedra del estrecho pasadizo-...quieres que te coja como tienes años que no te cojen. -agregó atreviéndose a meter sus dedos por sus enaguas, luego de levantarle las faldas. Allí encontró calor y humedad y se le hichó mas el pene de excitación.
-¡Dar...darcy! -se asustó ella ante el atrevimiento, pero despues se dejó masturbar y besar, sintiéndose viva luego de tantos años. Esto no estaba bien. No debía permitirle esas libertades a ese hombre, pensaba su mente racional, mientras su parte irracional, se contorneaba y gemía recibiendo la penetración de esos dedos y la lengua apresando la suya. Darcy introdujo los dedos varias veces, rítmicamente, antes de que ella se los empapara del calor de su liberación, luego que ella gritó, ante la sensación que hace años no sentía y quedó sobre su pecho quieta, mientras Darcy le proponía al oído.

-Ven conmigo a la cama, querida.

-¡No! -lo empujó ella, volviendo a recuperar la cordura.

-Beatriz, voy y le digo a esa mujer que se largue y entras tu, pero no te vayas. Tú quieres. Tú lo necesitas.

-No me toques.

-Beatriz...

Darcy solo sintió la cachetada, que lo dejó perplejo y lo hizo reírse despues, mientras se acariciaba la mejilla.

-Comprendo que estás nerviosa por lo que acaba de pasar, pero te juro que cuando te tenga desnuda en una cama, con la misma fuerza te voy a cachetear las nalgas.

-¡Sucio! -gritó Beatriz, antes de echarse a correr. Darcy la dejó ir porque no podía obligarla a mantener intimidad y se sintió de peor humor, a cuando había esa mujer Selene lo había abordado en el pasillo, insinuándose, luego de haber discutido con Helena, a quien la había reprendido por decirle algo que había lastimado a la reina Elizabeth. Había gritado a su hija, como casi nunca, porque era su adoración, pero le había molestado su comportamiento y le había dicho cosas muy duras, que terminaron con su hija llorando, porque en el fondo lo que le pasaba a Helena es que extrañaba a su madre. Ella de sus tres hijos, era la que más había sufrido por ida de su esposa, porque era la que había estado mas apegada, desde siempre. Hector, su hijo mayor, y Duncan, su hijo de once años, que ahora era cuidado por la madre anciana de Darcy en su reino, habían soportado mejor el dolor que helena, quien se había puesto caprichosa y odiosa con el tiempo. Suspiró, sintiendo los latidos de su erección y deseó que la culpable de su insatisfacción, estuviese igual de desesperada que él.

Darcy no se equivocó, porque Beatriz luego de regresar a su cuarto, tuvo que meterse a la bañera, para ver si se le bajaba la euforia, porque pese a que Darcy le había provocado un orgasmo, se sentía insatisfecha, deseosa de más. Deseaba a Darcy dentro, clavándole toda esa grandeza que colgaba entre sus piernas, aceptaba para sí. sintiéndose inmensamente avergonzada, ya que era una señora mayor; madre y próximamente abuela, que no debía estar en esos menesteres, pero así era, se estaba dando placer a sí misma, deseando tener a ese hombre allí, penetrandole. Si William se enterara de su pecado, de querer ser amante del rey Darcy, la repelería, pensó aterrada. No podía permitirse dejarse llevar por sus deseos. No podía, porque perdería una segunda vez a su hijo y esta vez para siempre.

Su reina por obligacion /LIBRO 1) COMPLETAWhere stories live. Discover now