17

14.2K 1.2K 190
                                    

Elizabeth luego de tanto resistirse, decidió por fin acercarse al rey, quien seguía distante, sin dejarse ver; al parecer se la pasaba todo el día en su despacho con sus consejeros, pero aquel día, la situación no era así, porque los guardias que custodiaban las puertas le informaron, cuando fue a pedir una audiencia para verlo, que había salido temprano a su coto de caza y volvería en unos días. Se sintió abatida por no haberlo encontrado, como tambien temerosa de que se hubiese ido a ese lugar a mantener relaciones íntimas con otra mujer. ¿A quién engañaba? Él le interesaba demasiado y sentía celos. Mas, sí él mismo le había dicho que no sería fiel, así que no sería nada raro que tuviese amantes. La idea la entumeció de tristeza, misma que debió notarse porque la reina madre más tarde, mientras desayunaban en la terraza del palacio, le preguntó que le pasaba.

—No me pasa nada su majestad—le contestó sonando inverosímil, porque la dama mayor entornó sus ojos azules, no creyéndole y dijo:

—Estás así por William ¿no? Sé que se fue y regresa en unos días.

Elizabeth siguió comiendo, debatiéndose si contestar o no, pero al final susurró con amargura:

Sí, se fue. Tal vez para estar con Selene o cualquier otra...

—Hija...

—Sé que soy una ilusa por esperar que deje de tener amantes; que no debí ilusionarme con él, siendo su hijo como es, pero pasó. —se desahogó Elizabeth, rota— No sé en qué momento ocurrió; tal vez por dormir abrazada a él, tal vez por pasármela en la cama con él. Pero lo extraño y me muero de celos al pensar lo que pueda estar haciendo en este momento con otra mujer. Odio sentir esto, cuando él me ha hecho daño y debería aborrecerlo, pero es así. Tal vez sucedió porque nunca había compartido con nadie, tal vez por nadie me había abrazado de esa forma y a veces su hijo sabe ser dulce en el lecho para que yo me entregue gustosa. Usted no se equivocaba cuando me dijo que tiene años seduciendo y para eso es un maestro y yo de estúpida caí, porque para él solo soy una mas.

—A ver Elizabeth, no eres una ilusa por estar sintiendo apego por él, como tú dices, puede ser porque creciste sin el afecto de padres y hermanos y que un hombre te trate dulce, te ha conmocionado. —dijo la reina madre—Y eso de que eres una mas no es cierto, como tampoco es cierto que él sea frio. Créeme que jamás se me hubiese pasado por la cabeza, que William se permitiese abrazar a alguien y fuese cariñoso. Mi hijo nunca muestra sus emociones. Fue forzado desde temprano a suprimirlas. Y ese cinismo y crueldad, que muestra no es más que un disfraz para enmascarar que un hombre que siente.

—Sí, en eso tiene toda la razón, su hijo siente; hace unos días lo vi llorar. —contó Elizabeth con tristeza, recordando ese evento que la había preocupado mucho, dejándola pensativa y desconcertada.

—¡¿Qué?! —se impactó la reina—¿Cómo que estaba llorando? ¿Por qué?

—No se la razón, su majestad. Fue en el convento que visitamos hace unos días, de pronto vi que la miraba a usted cuando tenía un niño cargado y se llevó las manos a la cabeza, luego lo seguí y le pregunté que le pasaba y no quiso contarme nada.

Beatriz se llevó las manos a la boca, sintiendo que la vista se le tornaba borrosa por las lágrimas.

—Y no es la primera vez que lo veo vulnerable, el rey en las noches, entre sueños solloza, llamándola a usted. —siguió contando Elizabeth, quedándose impactada al ver a su suegra llorando tambien.

—¿Qué ocurre, su excelencia? ¿Qué ocurre aquí? ¿Hay algo que yo deba saber respecto a mi esposo?

La reina madre se mantuvo en silencio un rato, antes que con voz amortiguada dijese:

Su reina por obligacion /LIBRO 1) COMPLETAWhere stories live. Discover now