Su reina por obligacion /LIBRO 1) COMPLETA

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William entregó su casco y su armadura a uno de sus hombres que vino a ayudarlo, entonces luego de soportar otro terrible mareo, bajó del caballo y caminó hacia Héctor a entender qué diablos había pasado con él, momento en que ya entraban corriendo al campo Darcy y sus hombres, quienes con premura se inclinaron ante el pálido e inconsciente príncipe para asistirlo. El rey Darcy agarrando la cabeza de Héctor, intentó llamarlo varias veces, antes de empezar a mesarse el cabello, lleno de desesperación como jamás imaginó verlo Willian, ya que el doctor de la corte de Ganah, con cuidado pidiendo a los demás que presionaran la herida en los bordes, haló el palo que estaba atravesado en el pecho del príncipe, siendo esta una escena cruda y sangrienta para un padre tan sobreprotector, como el rey. El matasanos luego de quitarle la armadura al príncipe que se había quedado enganchada cuando fue atravesado; dejando su pecho al descubierto, dictaminó que había que operarlo de inmediato porque el sangrado masivo, significaba que la lanza había cortado una vena importante, y quizá hasta había rozado su pulmón. Entonces William abrió los ojos impactado cuando vio que la pieza larga que le habían sacado al herido y habían entregado al rey Darcy, tenía una punta muy afilada, misma que lo hizo darse cuenta de lo obvio: esto había sido una trampa para que hiciera daño al príncipe. Jurando por lo bajo, gritó al público que seguían vitoreando su nombre que se callaran ante la delicada situación, luego recomendó a Darcy que su doctor podía ayudar al de él, instante en que el viejo se levantó como un loco, llendosele encima, acusándolo de haber hecho esto intencionalmente.

—¡Maldito tramposo!punta! —lo acusó, mostrándole el objeto lleno de sangre. —Hiciste esto a mi hijo porque sabías que estabas perdido, asquerosa rata.

—Cálmate viejo—le dijo William, apretando los dientes por ser acusado injustamente. Él era despiadado, pero jamás haría algo como esto en una simple competición, solo para no perder—Yo no soy responsable de este atentado. Me han inculpado.

—¡Eres ruin y despreciable! —siguió diciendo Darcy, fuera de sí, con las pupilas de sus ojos oscuros, dilatadas—No podías aceptar que alguien te ganara e hiciste esta bajeza.

—¡Que yo no hice nada! ¡alguien me tendió una trampa, hombre! —se defendió William. —No es la primera vez que me incriminan en algo espantoso en mi propio reino. —agregó recordando las circunstancias por la que tuvo que casarse con Elizabeth.

—Te voy a matar. ¡Te voy a matar, maldita escoria! —repitió Darcy enajenado sin entender razones y William se sorprendió cuando el viejo desenvainó su espada y corrió hacia él. Él, como acto reflejo esquivó las dos veces que intentó cortarle, antes de que se escuchara a su madre, Elizabeth y a la princesa Helena gritando la palabra "no", mientras entraban al campo corriendo y luego William vio aparecer a sus guardias, quienes lo defendieron, consiguiendo desarmar al viejo, haciéndole caer la espada para luego agarrarlo, tras los brazos, como un criminal.

—¡Suelten a mi padre! ¡¿Cómo se atreven a tratar así a un rey?!—gritó la princesa Helena, tratando de golpear a los soldados, cuando Darcy trataba de pelear contra ellos para llegarle a William.

—Te juro que no me va alcanzar vida para destruirte William V—lo amenazó Darcy, viéndose siniestro, pero con lágrimas corriéndole por las mejillas, prueba del sufrimiento que lo debía estar corroyendo—Esto que le has hecho a mi pobre hijo no se va quedar así. Es injusto que hayas lastimado a una persona solo para no pasar la vergüenza de perder. ¿Qué clase de hombre eres? ¡¿Qué clase de humano eres?!

—¡Que no he hecho nada, viejo! ¡me inculparon! —repitió William exaltado.

Darcy trata de serenarte—oyó William la voz de su madre, quien se adelantó a él para acercarse al viejo rey, sorprendiéndose William porque llamara a ese hombre por su nombre y hasta lo tuteara. —Mi hijo te está explicando que pudo tratarse de una trampa tendida hacia él; ya le ha pasado antes. Por favor, contrólate. No hagas algo de lo que puedas arrepentirte.