Su reina por obligacion /LIBRO 1) COMPLETA

18

Elizabeth logró controlar a duras penas sus celos, la siguiente hora, frente a la familia real de Ghanah. Ahora mismo se encontraban cenando en el comedor de veinte puestos del palacio, con una mesa llena de platillos deliciosos; cubiertos y velas. Elizabeth agradecía conocer para que se usaba cada cubierto, ya que la reina la había instruido cuando estuvieron en Zharagoza, porque hubiese sido horrible hacer el ridículo frente aquella hermosa princesa que ahora se reía con dulzura de algo que estaba comentando el rey William. Era evidente que su esposo estaba embelesado con esa mujer, era muy hermosa, de cabello negro, ojos verdes y figura grácil, además vestía un magnifico vestido dorado que la hacía ver más perfecta. Elizabeth estaba tan celosa del coqueteo de ambos que deseaba con todas sus fuerzas pararse de la mesa y gritarle de lo que fuese a morir a su marido, pero cuando el rey Darcy, un señor de cabello y ojos oscuros , dirigió un comentario hacia ella, desistió de la idea.

—¿Y usted excelencia? ¿Qué compositor musical prefiere? —le preguntó el rey, haciéndola darse cuenta que estaban hablando de música. Entonces vio a su esposo mirarla, quizá pensando que lo dejaría en ridículo, pero él se equivocaba porque ella contestó:

—Me gusta Bach. Su aria para la cuerda del sol me parece un arreglo musical muy hermoso.

Vio al rey Darcy, mirarla largamente, antes que susurrase:

—A mi difunta esposa tambien le encantaba esa aria. Ella era muy culta, incluso más culta que yo.

—Oh...—susurró Elizabeth, mirando con pena al señor—Siento su perdida.

—Tranquila, su majestad; fue hace algunos años. Murió de pulmonía. —dijo el rey Darcy, entonces le empezó a hablar de otras piezas de Bach, con ella respondiéndole. Elizabeth tenía conocimientos de música porque había pertenecido al coro de la iglesia en el pueblo cercano al convento. No era tan ignorante como la consideraba seguramente su esposo, además la instrucción de la reina madre, su suegra quien la miraba orgullosa, sentada a la derecha de su hijo, le había reforzado muchas áreas de conocimiento.

A la conversación que mantenía con el rey Darcy se incluyó el joven Héctor, quien empezó a sonreír mirándola como si estuviese extasiado de cada palabra que salía de su boca. Elizabeth notó que el rostro de su marido en la cabecera de la mesa, se tornó agrio y de que no quiso participar en lo que ellos hablaban, pero que sí prestó mucha atención en como ella se estaba desempeñando en la conversación.

—Interesante todos sus conocimientos sobre música, su majestad, reina Elizabeth—oyó que dijo con cierto sarcasmo la princesa Helena, luego se giró hacia el rey William y preguntó algo que los dejó a todos tensos en la mesa—Por qué ese es el tratamiento que se le debe dar a su esposa ¿verdad? ¿O el matrimonio es morganático, considerando que en cuatrocientos años nunca se había visto este tipo de matrimonio en su reino?

—¿Matrimonio morganático? —preguntó Elizabeth, quien era ignorante del significado de eso.

—No es un matrimonio morganático, princesa Helena. En Baulgrana jamás se hizo alguna ley acerca de eso, tal vez en el reino de ustedes sí, pero aquí no—se apuró a aclarar su marido, serio, con ella siguiendo sin saber a qué significaba eso—Efectivamente usted debe dirigirse a mi esposa como mi reina, la reina Elizabeth.

Elizabeth vio a la princesa hacer una mueca como si no le hubiese gustado escuchar eso y luego de la cena, no quiso seguir sin saber que había querido decir aquella joven, así preguntó a su suegra el significado del dichoso matrimonio morganático, cuando esta fue a darle las buenas noches a su cuarto.

—Es un matrimonio que se da entre dos personas de clases sociales diferentes: en este caso William un rey y tu una plebeya. Si este fuese otro reino los hijos de esta unión no heredan el trono, él hubiese tenido que casarse con una joven de sangre real para tener herederos a su corona, pero como dijo William en Baulgrana no hay ley acerca de esto y tus hijos con él, si tendrán derecho a todo.