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Esa noche Beatriz consiguió una audiencia con su hijo. Lo encontró, en su sala de trono, sentado so como un dios, vestido con traje azul y con su corona adornando su largo cabello rubio, pero él no la recibió de inmediato, así que se quedó esperando en el umbral de las puertas dobles de la estancia, mientras él discutía con un guardia.

—¡¿CÓMO QUE ENCONTRARON A ESAS RATAS MUERTAS EN EL BOSQUE?! —Gritaba en ese momento él, mientras el guardia estaba postrado a sus pies, con la elegancia de un soldado.

—Así es su majestad, uno estaba envenado, otro parecía degollado. —informaba el hombre.

—¿Ya encontraron a Brunet? —preguntó él, ya que su jefe de guardia no había aparecido en todo el día.

—Su majestad, tambien acabábamos de encontrar a nuestro jefe Brunet muerto en su cuarto. —informó el hombre, alterando a William. —Parece que murió por envenenamiento.

—Maldita sea, ya esto me parece extraño. —exclamaba William, levantándose de la silla, empotrada en una tarima, de muchos almohadones atrás. —¿Qué tal que todo esto sea una trampa y solo me metieron a esa mujer aquí para que me asesine tambien?

—Hijo, no fue así. —se adelantó un paso Beatriz, pese a que los guardias de la puerta estaban negándole el paso.

—¿Y entonces cómo fue? —alzó la mirada William a su madre, haciéndole un gesto a los guardias para que la dejara pasar.

—Necesito que nos quedemos a solas. —pidió Beatriz, cuestión que William le cedió, pidiéndole a todos que se retirasen.

—¿Qué ocurre, madre? —le preguntó, cuando solo estuvieron ellos dos en la estancia. —¿Qué sabes acerca de esta horrible situación?

—La joven que violentaste es una novicia, William. —informó Beatriz y él pálido bajó las escalinatas de la tarima, para quedar a su nivel.

—¿Qué dices? ¿Cómo sabes eso?

—El padre Belisario me lo dijo.

—¡TE PROHIBÍ CONTARLE ESTO!

—Lo hice en secreto de confesión. No puede repetirlo. —le explicó ella. —En fin, William, gracias a esto pude descubrir la verdad. No puedes seguir perdiendo tiempo. La iglesia puede ordenar tu muerte por lo que le hiciste a esa joven. El padre me explicó lo grave que es violentar a una religiosa.

—Pero ¿Cómo estás segura que se trata de una religiosa? Él tuvo que haberla visto para asegurar eso.

—La vio.

William entornó los ojos, pero no pidió detalles acerca de eso, sino de lo importante:

—¿A qué convento pertenece la muchacha?

—Una abadía que queda en las montañas de Baulgrana. Parece que la muchacha antes de ayer se perdió en los bosques cercanos. Me imagino que allí fue que la capturaron y secuestraron los usureros que te la vendieron.

William negó con la cabeza, dándose cuenta de lo evidente: Este era un plan para quitarle su reino y Brunet había participado. Era perfecto. Él violaba a una monja, luego sería procesado por el santo oficio y así eliminado del camino. ¿Quién habría ejecutado el plan? ¿Alguno de sus dos primos? ¿Algún noble? ¿El jefe de los rebeldes?

—Malditos usureros. Me metieron un caballo de Troya al palacio. —exclamó furioso, porque ya estaban muertos y él mismo no los podría interrogar sobre quien los envió a hacer eso; ni tampoco podía interrogar al traidor de Brunet.

—William, el padre dice que debes casarte con la joven para evitar la ira de la iglesia—contó Beatriz, haciendo que su hijo la mirara con la vista exaltada. —Al parecer, como aún era novicia y no monja, puede desistir de la vida religiosa y contraer nupcias.

Su reina por obligacion /LIBRO 1) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora