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William abrió los ojos en la noche y se sentó en la cama de golpe, desesperado por saber cómo sus hombres habían manejado las cosas en el reino, luego de su pérdida de conciencia. Estaba débil y tan sudado que su largo cabello, el cual tenía suelto, se le pegaba en las mejillas, pero él necesitaba estar enterado de lo que había ocurrido.

—William, cálmate. Cuviert ya se está encargando de todo, así que recuéstate que puedes lastimarte. —se apresuró a calmarlo su madre, poniéndole una mano en el pecho, misma quien estaba sentada al lado de él en una silla. William se dio cuenta que ella parecía estarlo cuidando, junto a otras criadas en la alcoba principal de él.

—¿Sabes si ya trajeron a las mazmorras del palacio al imbécil de Gerardo y el conde Alfred? —siguió preguntando William, sin poder seguir el consejo de su madre de dejar el desespero y acostarse.

—Si. Cuviert me dijo que ya los han capturado, cariño. En este momento han de estar siendo interrogados por el señor Hall, tu jefe de guardia, junto a todas las demás personas que tienen capturadas. —respondió Beatriz.

—¿Pero sabes si él cardenal Di-santi está con ellos, escuchando las declaraciones? —preguntó ahora William, temiendo que los imbéciles de Gerardo y Alfred, fuesen a confesar frente al anciano que fueron ellos los que planearon meterle a Elizabeth al palacio, delatando así su crimen que había escondido al religioso. El temor se lo expresó a su madre, quien le respondió:

—William sabes que Hall y Cuviert son muy astutos, no creo que ellos permitan que suceda lo que temes. Ellos lograran que todo siga manteniéndose a tu favor, cariño, así que trata de calmarte que fuiste baleado y debes descansar, luego de la operación que te hicieron para sacarle la bala.

Cuando su madre dijo esas palabras, William cayó en cuenta que le dolía mucho el brazo, en el cual vio tenía una curación, como tambien notó que estaba sin camisa, con el pecho al descubierto, esto hecho lo alteró más, por eso preguntó, desesperado:

—¡Donde está mi casaca!

—Tenía mucha sangre. Hubo que deshacerse de ella y la camisa de dentro. —le respondió su madre.

—¡¿Y las cosas que estaban en los bolsillos?! —exigió saber él, casi gritando— Maldición madre ¿Dónde están?

—Hijo tranquilízate. No había muchas cosas; solo un anillo y la ropita del bebé; pieza que ahora tiene Elizabeth.

—¿Elizabeth? —palideció él, saliendo de la cama sin que su madre pudiese evitarlo—¿Cómo que Elizabeth la tiene? ¿Por qué se la diste? Demonios ahora estará más enojada conmigo al enterarse que le tomé sin permiso la ropita. —dijo abrumado, tratando de caminar hacia la puerta, sin importarle que estuviese tambaleante de debilidad y solo portando un pantaloncillo de tela—Debo ir a hablar con ella.

No William, cálmate, has entendido mal....—Beatriz se levantó de la silla, para detenerlo —Elizabeth la tiene porque...

—¡Por dios, William! ¿qué haces, levantado? —se oyó una tercera voz en la estancia que hizo a ambos girarse a mirar. Se trataba de Elizabeth, quien salía del pasillo del baño de esa habitación, ya que se había metido hacia unos minutos al aseo a refrescarse con el agua de los aguamaniles, luego de sentirse algo débil y mareada, por eso ver a William levantado la sorprendió, cuando había estado dormido cuando lo había dejado.

...está aquí...— terminó la frase Beatriz, extendiendo la mano hacia su nuera para señalársela a William, último que no podía creer lo que veía —Tu esposa y yo te hemos estado cuidándo, desde que te operaron, cariño—explicó. —Por lo tanto ella tiene lo que buscas porque no se ha movido de aquí.

Su reina por obligacion /LIBRO 1) COMPLETATempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang