•El mejor•
—Narra Martin—
— Por favor, discúlpame —caí de rodillas frente a ella mientras escondía mi rostro en mis manos evitando que vea mis lágrimas—
— Martin, tranquilo... —pasó sus dedos a través de mis cabellos—
— ¡No! —negué con la cabeza— ¡Todo esto es mi culpa!
Lloré sin cesar. Sentía tanta pena por todo lo que estaba pasando.
— ¡Discúlpame, por favor!
Sentí cómo Charelle, mi ahora ex novia, me abrazaba y hacía posar mi cabeza en su hombro.
— Martin, nada de esto es tu culpa, tranquilo... Es algo que ya sale fuera de tus manos y no te voy a obligar a que te quedes amarrado a mí —seguí ahogándome en mis lágrimas—
No pensé que este momento llegaría. Hace unos meses podía ver un futuro junto a ella. Estaba seguro de que había encontrado la compañera ideal.
— No te voy a decir que no me duele, pero esto es algo que ya veía venir... Cuando me contaste todo sobre ella sabía que aún no te la habías sacado de la cabeza por completo —me separé de ella y la vi al rostro. Una lágrima se deslizaba a gran velocidad— Martin, yo te amo mucho... Pero sé que mi tiempo ha acabado... Sería una completa egoísta si te obligo a amarme.
— Yo aún te quiero...
— Pero la amas a ella —sonrió ligeramente—
— Perdón —miré al piso—
—o—
— ¡Martin, tenemos que irnos! —me apresuró uno de mis amigos—
— ¡Tiene que estar aquí! ¡Menno me lo dijo!
— Amigo, estamos llamando mucho la atención.
— Tengo que encontrarla...
— ¡Martin, vamos a perder el vuelo!
Ignoré las llamadas de atención de Louis y me seguí adentrando entre los pasillos.
— ¿Acaso tú no quieres verla?
— Pues sí, pero yo ya le había dicho que no estaríamos mucho tiempo en la ciudad.
Me quedé parado detrás de la puerta transparente al ver a una joven con sweatpants amarillos. Esta iba en tacones y estaba sola en el gran salón. Oh, mala mía, habían otras chicas sentadas en un rincón. Mi atención estaba puesta en ella, en su manera de bailar... No podía oír la música, pero estaba seguro que sus movimientos iban de acuerdo a ella. Su caminar con los tacones la hacían lucir más sensual de lo que usualmente era. Me declaro pecador, no podía dejar de ver sus caderas y su trasero, cómo no, si ella me estaba dando la espalda y ahora solo podía fijarme en eso.
— Martin, ya... En serio tenemos que irnos —inisitió Louis—
— Solo quiero saludarla o algo.
— Dijiste que solo querías verla.
— Pero ahora puedo hablarle.
— ¡Martin, perderemos el vuelo por tu culpa!
Eso ahora mismo no me importaba, quería asegurarme de que ella sepa que estoy aquí.
— ¡Ya! ¡Jóvenes, nos vamos!
Ese era Watse. Al parecer perdió la paciencia y entró al edificio a buscarnos. Ahora nos arrastraba fuera de este para dirigirnos al aeropuerto.
Y no pude hablarle.
—o—
— ¡No puede ser! —lancé con fuerza el celular a la cama—
— ¡Tranquilo! —Menno rió— ¿Qué fue?
— ¿¡Ves que ahora va por todo el mundo!? ¡Debería ser más fácil cruzárnosla a estar esperando a volver a donde ella! —expliqué— ¡Pero es aún más difícil!
— Vamos rumbo a Nueva York, si la suerte va de nuestro lado, puede que ella esté allá... O vuelva en los siguientes días.
— Como la suerte siempre va de mi lado —suspiré—
— Ya deja de preocuparte, amigo... Estoy seguro que pronto volveremos a verla.
Me acosté en uno de las pequeñas camas del jet privado y me arropé con una manta. Ignorando las risas de mis amigos que se encontraban en el «living», cerré los ojos con el propósito de quedarme dormido lo más pronto posible.
No sabía mucho de ___. Mis amigos hablaban con ella, no siempre, pero se mantenían al tanto de lo que le ocurría. Por mi parte, no me sentía cómodo preguntarles siempre por ella. Sentía que insistía mucho con el tema. En fin, lo poco que sabía de ella era por las redes sociales, principalmente Instagram. Supe que ya no residía en Las Vegas, sino en Nueva York. Usualmente nosotros pisamos Nueva York menos de un día, era sumamente difícil hacerme un tiempo para verla y eso. En esta ocasión nos quedaríamos menos de una semana, pero tenía algunas horas libres por lo que tenía esperanza de poder encontrarla. Sin embargo, su trabajo era otro problema. No tenía un preciso conocimiento de lo que ella estaba haciendo ahora mismo, pero sabía que seguía modelando. Alrededor del mundo.
Hoy se encontraba en Lisboa. ¿Mañana dónde? Si seguía allá arruinaría la oportunidad de un reencuentro.
Diablos.
Odiaba verla dando vueltas por el mundo. Pero a la vez me hacía muy contento ver que estaba feliz haciendo lo que hacía. Modelar, bailar... Incluso participar de algunas fundaciones con fines caritativos y de protección. Estaba muy orgulloso de ella.
—o—
— ¿Todo listo? —preguntó mi representante—
—asentí— Estoy algo nervioso.
— Siempre lo haces genial.
— Quiero innovar, lo haré esta noche... Solo espero tener una buena reacción del público.
— Verás que sí —me convenció— ¿Vienes? Vamos a la playa a relajarnos un rato.
— Claro.
Era finales de marzo y como cada año nos encontramos en Miami. Pero este día lo sentía como si fuera la primera vez que me presentaría en Ultra. Estaba tan nervioso. Podría vomitar ahora mismo. Este año había decidido tomar el riesgo, había leído ciertos comentarios donde hablaban sobre mis presentaciones en vivo, críticas, no precisamente malas, en ellas decían que mis performances eran iguales. Misma simetría. Cosa de todos los años. Eso lo sabía, analizando bien mis actuaciones previas lo podías notar. Pero esta noche tenía una sorpresa para toda la audiencia.
Todo mi equipo se encontraba recostado sobre la arena disfrutando del clima. Me senté sobre una toalla bajo la sombrilla, no quería quemarme. Tomé mi celular y revisé algunas cosas. Louis llamó mi atención y me preguntó si quería hacer flyboard o montar las motos de agua, acepté y Menno se nos unió.
Después de caminar por la ardiente arena llegamos al muelle dónde se encargaban de rentar lanchas, motos acuáticas y, muy aparte, brindaban equipos para diferentes deportes acuáticos, en este momento nosotros estábamos interesados en hacer flyboard. Íbamos a subirnos en una lancha que nos llevaría a mar abierto, el encargado estaba montando el equipo dentro del vehículo y yo veía atento a la gente disfrutando del mar. Menno zarandeó mi hombro con brusquedad y en respuesta le propiné un golpe.
— ¿Qué sucede?
— Mira —señaló hacia el inicio del muelle—
— ¿Las modelos del Ultra? —fruncí el ceño—
— Aquella... La que viste con la bandera de Brasil.
Entrecerré mis ojos y, esforzándolos, traté de ver el rostro de aquella chica.
— ¿No crees que sea ___?
— Se parece... —opinó Louis— Aunque si se sacara los lentes de sol ayudaría más.
Hice una mueca. Podía como no podía ser. Pero en el caso de que sea, no sé si sería correcto ir corriendo hacia ella.
Las modelos se juntaron frente a un yate y empezaron a sacarles fotos. Ellas posaban y yo no podía dejar de ver a la castaña aún sin saber si era ella o no. El grupo de féminas empezaban a abordar la nave.
— ¿Será o no será? —dudé—
— Solo hay una manera de saberlo.
Menno caminó hacia ellas, pero se detuvo a mitad del muelle.
— ¡___! —gritó—
Me quería hacer chiquito. Quería desaparecer. No era yo el que gritaba, pero aún así sentí vergüenza. ¡Menno cállate!
— ¡___! —gritó nuevamente y esta vez alzó sus brazos captando la atención de todos—
Cubrí mi rostro con ambas manos, pero al instante las quité de ahí al ver cómo la castaña vestida de verde y amarillo con toques azules le devolvía el saludo con la mano a mi amigo.
Era ella.
Louis, que seguía a mi costado, alzó su mano y de la misma manera, ella sacudió su mano en su dirección. Yo estaba paralizado. ¿Por qué siempre teníamos que vernos las caras en los lugares menos esperados? La estaba viendo fijamente. Ella sonrió en mi dirección y me saludó oleando su mano. Antes de poder devolverle el saludo, ella subió al yate con las demás modelo y desapareció de mi vista.
Menno volvió con nosotros y ya era hora de ir a mar abierto. No podía quitar la vista del yate donde estaba ___, a pesar de que no la podía ver. Minutos después ya había olvidado todo ese asunto, aparte del flyboard hicimos un poco de buceo. La tarde se pasó rápido, sin embargo aún no se había puesto el sol. Habíamos culminado nuestro paseo en moto acuática y las dejamos en el muelle. Es ahí donde recordé a ___, el yate ya no estaba ahí y lo más seguro es que ella ya esté dentro del festival.
— Ya podemos irnos —le hablé a mi equipo que estaban fuera de un pequeño restaurante local—
— ¿No van a comer nada? —Watse nos preguntó—
Los miré y sonreí ligeramente haciéndoles entender que ansiaba por verla.
— Adentro buscaremos algo de comer —dijo Louis—
Antes de ir al festival tuvimos que ir al hotel a cambiarnos. Había olvidado ese pequeño detalle. Todos nos dimos una rápida ducha y ya cambiados fuimos rumbo al evento.
***
— ¿Preparado? —verificó Watse—
— Voy a vomitar...
—me tendió una botella con agua— Tú tranquilo... En menos de diez ya sales.
— ¡Lo sé, lo sé! —bebí el contenido de la botella—
— Ya están todos detrás del escenario...
— Ve con ellos, necesito estar solo un momento.
—me abrazó— No te demores.
Me quedé solo en mi camerino. Estaba a escasos minutos de cerrar el primer día del festival. Otra vez mi inseguridades estaban tomando forma en mi cabeza y solo me hacían darme náuseas. Me senté en el sofá y cerré fuerte mis ojos. Concentrándome por completo y convenciéndome a mí mismo de que todo lo que hago es por diversión y yo solo trato de superarme a mí mismo.
Suspiré y me puse de pie. Estaba listo. Tomé un último trago de agua y me dispuse a salir de ahí, sin embargo la puerta se abrió frente a mí dándome un golpe en la frente.
— Mierda... —puse mis manos sobre el lugar adolorido—
— ¡Discúlpame! —se acercó a mí y me hizo sentarme en el sofá—
Quitó mis manos y dispuso toda su atención al posible chichón que se haya formado en mi frente. Hizo presión y me quejé al instante.
— Ay, en serio, discúlpame —alejó sus manos de mí dejándolas en su regazo—
— No te preocupes, no fue tu culpa —tomé sus manos y le sonreí— Yo iba distraído.
Me sonrió de vuelta. Sus peculiares hoyuelos aparecieron acompañados de sus mejillas ligeramente rosadas, se le veía muy linda.
— Solo venía a desearte lo mejor, ya sabes, tu show y eso —rodó los ojos con gracia— Y terminé tirándote la puerta en la cara —rió y se puso de pie— Voy a ponerte algo frío ahí.
—tomé su mano nuevamente— No, no hace falta, estoy bien así.
Volvió a sentarse a mi lado y descansó su cabeza sobre su brazo. Su mano seguía en mi posesión.
— No pensé encontrarte aquí.
—rió— Es divertido.
— No he tenido la oportunidad de verte «en acción» —hice comillas—
—sonrió con los labios cerrados— El Resistance se queda unas horas más, podrías ir —entrelazó sus dedos con los míos y siguió jugando con mi mano mientras me mostraba una sonrisa cómplice—
— Podría darme una vuelta.
— ¿Hoy mismo te vas?
— Domingo.
— Mañana estaré en el mainstage, toda la tarde... Solo digo.
— ¿Alguien quiere que la vaya a ver? —con mi mano libre agarré uno de sus cachetes y lo apreté juguetónamente—
— A lo mejor.
Su celular sonó interrumpiendo nuestro contacto visual. Le prestó atención al dispositivo y al instante lo dejó a un lado.
— Creo que ya deberías ir, es... Muy tarde.
Sorprendido vi la hora en mi reloj de mano y quise gritar y salir corriendo al darme cuenta de que llevaba retrasado casi diez minutos. Ambos nos pusimos de pie.
— Te iré a ver luego.
— No es obligatorio.
— Lo haré.
Ella rodó los ojos y quedamos en silencio. Cara a cara, estábamos muy cerca uno del otro y lo único que quería hacer era tenerla entre mis brazos. Ella se adelantó y enrolló sus brazos en mi cuello, al instante los míos rodearon su cintura. Seguimos en silencio.
— Lo harás genial —se separó de mí y al instante agarró mi rostro inclinándolo hacia adelante y plantó un beso en mi frente— Eres el mejor, que te quede claro, siempre.
Sonreí y volví a estrujarla entre mis brazos.
~To Be Continued~~>
Gracias por leer ♥
✓ 31.07.19