the dream of garrix ✧ [m.g.]

~Capítulo #27

•No Quiero Que Te Vayas•

—Narra ___—

Esta semana de suspensión había pasado tan rápido que quisiera volver a golpear al auxiliar y romperle la nariz a Leah para tener nuevamente «vacaciones», Martin aún no se había ido, lo cual agradecía infinitamente. Cada día hacíamos cosas diferentes, siempre salíamos si se nos daba la oportunidad, habíamos ido infinitas veces a la playa a pesar del clima, habíamos ido al zoológico, al cine, a distintos parques, hasta a un museo donde nos echaron por hacer mucha bulla. Mi mamá y mi hermano en distintas ocasiones casi habían pillado a Martin en la casa, una de ellas fue tan graciosa... Casi lo pillan en el baño y tuvo que salir semi desnudo corriendo por el pasillo.

Hoy era viernes, hoy ninguno tenía ganas de salir. Como excusa le dije a mi mamá que me dolía la cabeza y que en la noche había vomitado, ella aceptó a que me quedara y además, me había traído el desayuno a la cama.

Todos habían salido, Martin salió disparado de su escondite directo al pasillo para luego entrar al baño, escuché un grito de satisfacción por parte de él, seguro estaba a punto de hacerse en los pantalones.

— Invítame — no esperó mi aprobación y ya tenía una de mis tostadas en su boca—

—lo miré mal— Maleducado.

— Así me quieres —tenía razón—

— Quién dice.

— Tu cara te delata —me miró fijamente haciendo que me sonroje, el rió pero su risa fue interrumpida por su teléfono— Es Scooter.

¡No! Seguro lo llama para avisarle que tiene un vuelo ya reservado, y que se iría ya mismo.

Lo abracé.

— No quiero que te vayas.

— Tranquila, aún no sé si me voy o no, tal vez quiere que me quede durante mis vacaciones aquí.

Esa idea me agradaba.

Realizó una videollamada con Scoot, lo saludé y después bajé a la cocina para darle privacidad a Martin para que pueda hablar tranquilo con su mánager.

— ¿Qué fue? —pregunté mientras me lanzaba nuevamente a mi cama al lado de mi novio—

—estaba observando su celular y después lo bloqueó— Scooter vendrá mañana... A llevarme.

Mi única reacción fue abrazarlo, con todas mis extremidades. Parecía un koala aferrándose a su árbol.

No quería llorar pero ya lo estaba haciendo, mientras empapaba su camiseta él me brindaba caricias en mi espalda y alguno que otro beso.

— Te dije que te llevaría junto a mí, no debes de preocuparte.

— Mi mamá te odia... Ella piensa que ya estás allá... Es casi imposible de que no me dejen ir contigo.

— ¿Misión escape parte dos? ¿Te animas?

— Yo... No sé... No quiero arriesgarme nuevamente —suspiré— ¿Y si hablo con ella?

— ¿No dices que es casi imposible que te deje ir?

— ¿Los milagros existen?

— Espero que Dios sea milagroso con nosotros.

—lo abracé más fuerte— Hay que seguir durmiendo.

***

Lo vimos entrar con su mochila en la espalda y su pequeña caja de comida que seguro le habrían dado en el avión.