~Capítulo #56

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•Estaremos Bien•

Ayer ella se había marchado.

Abrí los ojos y vi su lado de la cama. Vacío. Totalmente ordenado, estaba yo ya acostumbrado a mantenerme en mi sitio que me rehusaba a usar el resto de la cama.

Todo en el departamento se sentía tan diferente.

No tenía ánimos ni para desayunar, pero hoy tenía que salir a hacer los últimos trámites de mi viaje al cual tampoco tenía ganas de asistir. Tan solo pensar en cuan feliz sería ella al estar ahí, conmigo, de safari.

Era un completo imbécil.

Las rebanadas de pan saltaron de la tostadora y el café pasado empezó a emanar un peculiar y delicioso aroma. Abrí los gabinetes y busqué mi taza, sin embargo me topé con la de ella. Esa taza rosa pastel le había encantado desde que la vio en ese aparador, tan delicada y tan ridículamente infantil. Era perfecta para ella. Las veces que veíamos películas con una buena taza de té o en noche buena, compartiendo unas humeantes tazas de chocolate caliente. Qué buenos tiempos, si hubiera sabido que nunca más volverían a pasar, los hubiera disfrutado el doble.

— Dime, hermano —dije al descolgar la llamada—

— Quería avisarte que ya no te preocupes por los trámites, los haré yo.

— Está bien... —fue lo único que dije— Louis...

— ¿Sí?

— ¿Sabes algo de ella? ¿Ya aterrizó?

— Oh, Martin...

— Prometiste decirme lo que sepas.

— Sí, lo sé, pero debes entender que ya no puedes estar sobre ella... No te lo digo de mala manera, te lo digo como amigo que se preocupa por ti.

Me quedé en silencio repitiendo lo que Louis me dice en mi mente.

— Tienes que aprender que ella no volverá, lo suyo ya acabó y la debes de dejar ir... Poco a poco, pero olvídate de ella —sigo sin decir nada— Duele, pero es la verdad... No por un mal de amores se acaba el mundo.

— Ella era todo para mí —murmuró pero sé que él puede oírme— Ella me daba vida...

— Te equivocas —me corta al instante— Ella no te da vida, solo hace de tu vida mejor... Por ella no puedes dejar de ser feliz, sí, cuando estabas con ella eras una persona más alegre, más viva, pero no niegues que antes de tenerla también lo eras. Siempre lo fuiste y no por una persona debe depender tu estado de ánimo.

Quise llorar, pero aguanté.

— Ella acaba de aterrizar, ahora está yendo a su casa. Scoot la ayudó a huir... Pero él no sabe la verdad, ella sabía que la iba a detener. 

— Entiendo... Oye...

— Dime.

— Ella me... ¿Me odia?

— ¿Leíste la carta? —afirmé— Todo lo que ella pone ahí es verdad, te perdona de todo.

Silencio.

— ¿Estás bien?

— Mucho mejor que ayer, gracias Louis.

— Te quiero Martin, no quiero que sufras, por favor.

— Igual yo, tú tranquilo, estaré bien.

Colgué.

Sin ella nada iba a estar bien.

Tragué todo el café ya frío y dejé la taza en el fregadero.

Fui a mi estudio a seguir trabajando, si me mantengo ocupado mi cabeza no estará al pendiente de ella. Me senté en mi silla giratoria, sin pensarlo fijé mi vista en el puf de la esquina donde ya estaba acostumbrado a verla leyendo un libro, con su celular o simplemente haciéndome compañía.

the dream of garrix ✧ [m.g.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora