the dream of garrix ✧ [m.g.]

~Capítulo #30

•Bae ♥•

—Narra Martin—

¿¡Quien diablos se atreve a arruinar mi hermoso sueño!?

— ¿Aló? —contesté mientras sobaba mi ojo—

— ¿Martijn? ¡Martijn! Te extrañé muchísimo, mi amor.

— Mamá... Yo también —sonreí— ¿Cómo están por allá?

— Bien, como siempre —respondió rápido, yo me había ido de la sala para no despertar a ___— Pero eso ahora no importa ¿¡Como estás tú!? ¿¡Cómo está la nena!?

— ¿___?

— Sí, ella, es tan linda... ¿¡Cómo la pudiste hacer llorar!? —me regañó— ¿Dónde está? ¿¡Está contigo!? ¡Quiero hablar con ella!

— Mamá, cálmate, por favor —reí— Ella está durmiendo ahora, ha llegado muy cansada.

— Oh, pobre criatura, le mandas mis saludos ¿Sí, cariño?

— Claro, mamá, no te preocupes... ¡Espera! ¡Está aquí!

— Pásamela, pásamela, pásamela.

En el momento que ___ vio que me acercaba salió corriendo hacia la sala, fue ahí donde me di cuenta que no quería hablar con mi mamá, a pesar de que ella no sabía que era ella. Tocaron la puerta.

— ¿Martijn? ¿Estás ahí?

— Mamá, otro día hablas con ella, se me ha escapado.

— Oh... Qué pena, será para la próxima, este... Martijn, vienen a la casa el viernes ¿Te parece?

— Ya, ese día iremos.

— Genial, Martijn tengo que hacer, ya nos veremos mi pequeño, adiós.

— Sí mamá, adiós, te amo.

Observé quién tocaba la puerta y ahí estaba RJ junto Menno. Le dije a ___ que se quedara en la sala pero desapareció.

Abrí la puerta y nos saludamos, los hice pasar y en menos de cinco minutos se fueron ya que su objetivo era ver a ___, la pude haber llamado pero Menno no me daba tanta confianza, es algo mujeriego y coqueto. Los boté de mi departamento y fui en busca de ___. Entré a cada habitación del piso pero no había rastro de ella, por un momento pensé que se había metido dentro de su maleta pero esta seguía intacta en el lugar donde la había dejado. Como última opción, subí a la terraza donde ella estaba ahí sentada en el borde de la piscina, me acerqué silenciosamente a ella y la empujé, pero no cayó ya que con mi otro brazo la mantenía firme, solo quería darle un susto.

— Eres un... Imbécil —se cruzó de brazos—

— Era solo una broma —me senté a su lado y la cargué para dejarla reposar en mis piernas— ¿Por qué te fuiste?

— Que te importa —me respondió seria—

— No te enojes —pasé mis manos por su estómago y la ataqué con cosquillas haciendo que ella acueste su cabeza en mi hombro dejándome accesibilidad a su cuello donde dejé un pequeño beso—

— Para —decía mientras se reía— Me harás llorar —seguía riéndose—

— ¿Por qué te fuiste? —pregunté una vez que haya terminado de torturarla con cosquillas—

—ella respiraba forzosamente, había quedado agotada por haberse reído tanto— Es que... Mírame, parezco un espantapájaros... Más bien, préstame tu baño, me hace falta una ducha.