the dream of garrix ✧ [m.g.]

~Capítulo #48

•Fangirl•

Cada paso que él daba hacía que mis ganas de hacer pipí aumenten. Las tacones altos no ayudaban, sentía mis piernas hechas gelatina. Me animé a ver su rostro y en sus ojos percibí miedo e inseguridad.

Su nariz y mejillas estaban rojas, en efecto, estaba nervioso.

No sabía qué hacer. ¿Debía sonreír? ¿O poner cara de culo?

Entre que me decidía que cara poner, él llegó a estar frente mío. Su roce en mis manos me hizo volver a la realidad y lo vi, finalmente, en persona, cara a cara.

— Hola, be-.

Cachetada maciza.

— Me lo merezco.

— Eso y mucho más.

Sin darme cuenta mandé mi orgullo a la mierda y ya estaba entre sus brazos, acunando mi rostro en su hombro, aspirando todo su exquisito aroma.

— Te extrañé mucho —hablé contra su hombro—

Genial ___. No puedes mantener tu orgullo.

Él me hace débil.

— Yo también nena —sentí las caricias en mi cabello y espalda. Un dulce beso se hizo presente en mi mejilla cerca a mi oreja— Estás hermosa.

Nos sentamos en una pequeña mesa que contenía la cena que consumiríamos esa noche.

— Quiero que sepas que... La verdad, es que no pasó nada.

Ya habíamos terminado de comer. Estábamos en proceso de acabar la botella de vino.

— Es mi culpa, lo sé. Por no defenderte y por no ser consciente de todo el sufrimiento que sentías.

Agarré mi copa y tomé del contenido mientras miraba a otra parte. Mi mano que se encontraba sobre la mesa fue tomada delicadamente por la mano de mi pareja.

— Claro que me importa lo nuestro —las suaves caricias en mi mano me estaban poniendo nerviosa— No quiero que por una estupidez mía, tiremos todo lo que hemos construido con tanto cariño, tanto amor.

Se puso de pie y tomó mi rostro entre sus manos.

Mierda.

No me mires así.

Mucho menos si tú estás de pie y yo sentada.

— Ha pasado tan poco tiempo, y siento que ya te amo. Siento que si te vas... Esto es demasiado cursi, asqueroso y cliché, pero siento que si te vas, me muero.

Sonreí levemente.

— Eres lo más preciado que tengo, ___... No sabes cuánto es lo que he sufrido al darme cuenta de mis errores, al darme cuenta de todo lo que te he hecho sufrir... Soy una mierda de persona, apesto como novio, no-.

— Martin —lo paré— No voy a permitir que te llames así, porque no lo eres —suspiré— Nadie es perfecto ¿Sí? Me duele que te minimices, para mí siempre serás el mejor.

Tiró de mis manos poniéndome de pie. Sus manos se deslizaron al rededor de mi cintura y dio un suave beso en mis labios.

— No sabes cuánto te amo —rozó su nariz con la mía—

La invitación tomó su rumbo y nos vimos envueltos en un vals de salón.

— ¿Desde cuándo sabes bailar? —solté una pequeña risa—

— He practicado —me dió una vuelta—

— ¿Ah sí?

— En realidad estuve viendo millones de veces el vals ese de la Cenicienta.