~Capítulo #2

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•Mi Pequeña Garrixer

—Narra ___—

Desperté. Y no por los rayos del sol. Alguien me estaba aplastando.  

Casi doy un grito al ver que no estaba en mi cama, ni en mi cuarto y mucho menos en mi casa. Y me quise morir al darme cuenta que estaba con un hombre en esta cama. ¿Cómo he llegado aquí? ¿Tanto he tomado? ¿No que esos tragos no tenían tanto alcohol?

Me moví hasta salir de la cama. Veo que estoy vestida con una sudadera gris y llevo mi ropa interior. Pero no nos enfoquemos en eso, enfoquémonos en que he pasado la noche con Martin Garrix. Sentí calor al ver que estaba solo en pantalones. Vi su carita toda linda preciosa y pude confirmar que, efectivamente, él era un ángel. Un hermoso ángel.

Fui al baño a refrescarme y al salir él ya estaba despierto. Uff, Dios perdóname por estos pensamientos impuros... La manera en la que se tallaba los ojos, despeinaba su cabello y bostezaba.

Exquisito.

— Buenos días —dijo somnoliento con voz ronca— Espero y no te hayas asustado... 

No podía hablar, estaba realmente nerviosa. ¡Mi ídolo esta frente a mi semi-desnudo! ¡Y totalmente vulnerable! 

— No —hablé intentado sonar lo más segura posible— ¿Qué ha pasado?

—Narra Martin—

Decidí dejar el evento con un disco de música variada para que mi ausencia no se note. La tenía en brazos y había entrado en mi camerino. Me senté con ella en brazos y me dediqué a besar su hermoso rostro. Sus mejillas, su frente, sus parpados, su mentón. Es ahí donde me doy cuenta que estaba con los ojos cerrados. Aprovecho ese momento para poder admirarla como se debe. La recosté y vi todo su cuerpo. Posé mi mano en la ligera curva de su cintura. Era hermosa.

La tuve nuevamente en mis brazos. Mi mano pasaba por la suave piel de sus brazos, mis labios repartían besos en su mandíbula y mi otra mano abrazaba su cintura. Toqué algo inseguro su pierna subiendo hasta donde su vestido me lo permitía. Mis manos deambularon por sus caderas queriendo llegar más allá... Pero no. Porque ella era una niña, y próximamente, mi niña. Planté un último beso en su frente y me la llevé en brazos.

Al llegar a mi habitación la recosté en la cama mientras yo iba al baño a bañarme y cambiarme. Salí vestido y me dediqué a ordenar la cama. Sutilmente la metí dentro de las sábanas, a continuación yo me metí. Nos cubrí a ambos con las sabanas y me dediqué a verla una vez más. Era un pequeño ángel. No sabía si abrazarla o algo, así que me conformé con recostar mi cabeza al lado de la suya.

— ¿Serás tú la elegida por mis sueños? —murmuré mirando el techo confiándome en que nadie me escuchaba—

La noche empezaba a calentarse —¿o era ella la que ardía?— y tuve la necesidad de quitarme la camiseta. Alcancé a apagar la pequeña lámpara de la mesa y me concentré en quedarme dormido.

—o—

Estaba sentado con ella viendo el gran ocaso que nos brindaba el hermoso atardecer en la playa.

— Te amo demasiado, bebé —me dijo la castaña que estaba acurrucada en mi pecho—

— Yo también, bebé —le dije acercando su rostro para unir nuestros labios en un dulce beso— Y siempre te amaré —le dije viendo sus hermosos ojos cafés, ella se acurrucó de nuevo en mi pecho. Yo la abracé por la cintura y así nos quedamos admirando el bellísimo ocaso—

—o—

Los rayos del sol torturaron mis ojos haciéndome despertar y levantándome de golpe al no sentir a la pequeña chica junto a mí, que por cierto había soñado otra vez con ella. Tallé mis lastimados ojos y los abrí por completo. Me calmé al saber que no se había escapado, tan solo estaba en el baño.

— ¿Qué ha pasado? —me preguntó sentándose nuevamente en la cama—

— Casi... —le dije sonriéndole a su hermoso rostro—

— ¿Cómo que casi? —dijo en un contagioso bostezo— ¡¿Qué me has hecho?! —me gritó en mi cara, se le notaba asustada—

—estaba ordenando mis palabras para explicarle lo que paso anoche y no sonar como un pervertido— Bueno ayer... Te quedaste dormida en mis brazos —resumí todo—

¿Sería malo decir que toqué su cuerpo y la vi dormir por unos minutos?

— ¿Solo eso?

— Te toqué —solté de golpe—

Tarado. Callado te ves mejor.

Sus ojos se ampliaron y sus labios se separaron ligeramente. ¿Asustada, sorprendida? Tal vez ambos.

— Pero con respeto...

Seguía sin decir palabra alguna.

— Quiero decir... No toqué nada indebido —creo—

— ¿No hicimos «eso», verdad? 

— ¡No! ¡Jamás! —o sea, cuando tú quieras— No sería capas, eres menor aún... ¿Cuántos años tienes?

— Trece —me dijo mirándome con sus ojos cafés—

— Eres una pequeña de trece y yo un monstruo de dieciocho —me reí un poco al decir eso y fue ahí cuando escuché su primera risa causada por mí— Sé que todo esto se ve súper mal y hasta se puede mal entender, pero en ningún momento quise lastimarte o algo —le sonreí— Espero puedas perdonarme.

Caminó y se sentó en el extremo de la cama.

— No te preocupes —sonrió ligeramente— De todas maneras, tú eres mi ídolo y jamás me molestaría contigo —abrí los brazos en señal de que me abrazara y se lanzó a mis brazos creando un cariñoso abrazo, un abrazo muy tierno—

— Te llevo a casa... —¡Mierda! Aún no sabía su nombre «Vas lento, muy lento Garritsen» me dijo mi voz interior— ¿Cómo te llamas? —le pregunté cuando ya nos habíamos separado—

— ___ Fuster —sonrió dejando ver sus hoyuelos—

— Bueno, ___ lamento lo de la noche y... ¿Me harías el honor de llevarte a tu casa? —pregunté caballerósamente a lo cual ella rió de una manera peculiar—

— Claro —ella se levantó y se observó— Pero, no puedo llegar así —se señaló a sí misma—

— ¿Cómo así? —pregunté divertido—

— O sea... Con una polera... ¡Tuya! Y descalza, parezco una vagabunda o como si me hubieran violado en un callejón —expresó demostrando un poco más de confianza—

— ¿Conque mi polera es de vagabundos, no? —se rió un poco por mi comentario al igual que yo— Pero, serias una vagabunda muy linda —al decir eso vi como sus mejillas tomaban un leve color rojo— Si quieres ponte tu vestido, está en la silla —señalé a un rincón—

— Gracias —se puso de pie— ¿Aún así me puedo quedar con tu hoodie?

— Si te hace feliz... Claro, te la regalo —sonreí— Todo por hacerte feliz, linda —dije confiado— Ve y cámbiate, yo te espero para llevarte a casa.

— En serio, muchas gracias —le brillaban los ojos— Te quiero mucho Martin Garrix.

Se lanzó a mis brazos una vez más.

— Igual yo, mi pequeña Garrixer.

~To Be Continued~~>

Editado 13.06.19

Dato curioso que a nadie le importa: Cuando tenía trece años siempre quise estar con alguien mayor, de preferencia de 18 (que me lleve 5 años) Es así como nace esta tóxica relación entre la rayis y Martin el violador :D ahora ya voy a cumplir 18 y quiero estar con alguien de 23 ahre

the dream of garrix ✧ [m.g.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora