the dream of garrix ✧ [m.g.]

~Capítulo #79

•¿Un sueño?•

El olor de los panecillos recién horneados y las naranjas recién exprimidas era algo de lo que ya me había acostumbrado a percibir cada mañana y estaba cien por ciento segura que lo extrañaría una vez que deje este lugar.

Estábamos en Italia. Ahora mismo, todas nos encontrábamos en una larga mesa al aire libre tomando el desayuno.

Todo parecía un cuento de hadas y la verdad, no me molestaría quedarme aquí para siempre.

Éramos doncellas con batas de seda y los pies descalzos sobre pisos de cerámica tibia gracias a los tempranos rayos de sol.

La hacienda, la cual se había convertido en nuestro hogar temporáneo, se encontraba bastante alejada de la bulliciosa ciudad y nos llamaba a un retiro total. Era hermosa, te mostraba la arquitectura antigua italiana, pero sin dejar sus toques modernos tales como los pisos y las decoraciones minimalistas en el interior. Sin embargo, el exterior era un sueño, paredes altas, balcones clásicos, pequeños jardines con fuentes de agua cristalina donde las aves se posaban y el gran jardín que rodeaba toda la construcción junto a toda su flora. 

—Narra Martin—

— Ya está aquí —me dice Louis con una sonrisa radiante en su rostro—

— ¡Uff, qué alivio! —dije soltando todo el aire—

— ¿Lo ves? ¡Te lo dije! ¿Cómo sería ella capaz de dejarte plantado?

—reí— Ella puede ser cruel a veces... ¿Cómo se ve mi corbata?

El rubio posicionó sus manos en mi cuello ajustando ligeramente la prenda.

— ¡Voilà! —rió ligeramente—

— Louis, tengo miedo... O sea, miedo no.

— Estás nervioso.

— Ajá, creo que debería ir al baño.

— ¡No puedes! ___ en cualquier momento entrará.

— Es que en serio necesito ir.

Y apenas termino de hablar la música empieza a sonar.

— Buena suerte, hermano —me dio una palmada en el hombro y fue a su lugar—

Oh por Dios, oh por Dios, oh por Dios.

Sentía todas las miradas en mí hasta que mi amada y futura esposa cruzó el arreglo floral al inicio de la pasarela.

Suspiré ante su belleza y la piel se me hizo de gallina.

Todo se puso en cámara lenta y me fijé en cada detalle de su persona. Desde sus cabellos arreglados en un moño, bajando por su rostro sutilmente maquillado y su cuerpo cubierto por el vestido tintado en un color marfil estrechándose en su cintura y liberándose en una voluptuosa falda. Sus brazos cubiertos por el encaje y sus uñas bañadas en barniz.

Dejé caer mi mirada en sus ojos, ella sonrió en mi dirección rodando ligeramente los ojos en muestra de ligera vergüenza por tener toda la atención de la sala.

Pero, cómo no, si ella merecía toda esa atención. Estaba despampanante.

El señor Alek, su padre, soltó su brazo y me la entregó frente a todos. Le di un beso en sus nudillos y nos paramos uno frente al otro.

— Oye, Martin —escuché la voz de Menno—

Dirigí mi mirada hacia él en el público, pero no estaba. Es más, no había nadie. Solo ___.