•¿Estamos Perdidos?•
— ¡La puta que te parió! —grité al sentir mi cara empapada— ¡Eres un imbécil!
—Deja los gritos y alístate, se nos hace tarde —dijo mientras me quitaba las sábanas de encima—
Me senté y... ¿Tarde para qué? ¿Qué día es hoy? Vi la pantalla de mi celular. Viernes.
¡Puta madre! ¡Hoy conozco a los suegros! ¡Y lo olvidé por completo!
Salí corriendo de la cama y fui directo al baño para asearme.
¿¡Qué me pongo ahora!? ¿Hará frío, calor, habrá una tormenta? ¡Tal vez un tornado! Iba de un lado a otro dentro del «walking closet» de Martin donde me había asignado un espacio para que ponga mi ropa.
Pantalones negros hasta la cintura algo rasgados, un crop top blanco sin mangas y unas converse blancas fueron los responsables de armar mi outfit. Dentro de una mochila pequeña lleve una polera por si hace frío.
—¿Lista? —preguntó mi enamorado que se encontraba sentado en el sofá de la sala—
—Sí —dije mientras di una vuelta haciendo que mi cabello parezca de comercial—
—Pensé que yo era tu bae—ladeé mi cabeza expresando confusión—Tu camiseta.
Mi crop llevaba un estampado de «PIZZA IS MY BAE».
—me senté a su lado—Tú eres mi pizza —le di un beso en la mejilla— ¿A dónde vamos? ¿De campamento? —reí al ver que tenía una mochila más grande de lo normal y algo abultada por lo que llevaba dentro—
— Olvidé mencionarte algo... —sonrió inocente— Nos quedaremos hasta el domingo.
Regresé nuevamente a la habitación y tuve que buscar dos cambios de ropa más. Con la mochila un poco más llena que antes retorné a la sala donde Martin le estaba echando llave a la puerta que dirigía a la azotea.
Al bajar del taxi, Martin me tomó de la mano, creo yo, para que no me perdiera porque había mucha gente que sin querer chocábamos con ella.
— ¿A dónde estamos yendo? —pregunté después de haber caminado varios minutos—
— A la estación de tren.
En el camino quise dormir pero no podía por algunas razones, uno, estaba de pie y no quería caerme, dos, el tren estaba algo lleno por lo tanto las personas te empujaban y estaban muy pegadas a ti. Después de un buen estar de pie y sentir como se mecía el tranvía, Martin consiguió un asiento donde me hizo sentarme en sus piernas.
— ¿Dónde estamos? —pregunté al bajar del transporte—
— En Haarlem.
— ¿Aquí viven tus padres?
— No, primero te llevaré a otro lugar —me sonrió— Y no preguntes a dónde porque es sorpresa.
Y me dejó con la boca abierta junto con mis ganas de preguntar, salimos de la estación y fuera de ella había muchos autos, Martin buscaba algo con la mirada hasta que encontró lo que buscaba ya que al ver a ese punto sonrió y me arrastró detrás de él. Era un auto colectivo, de esos que tienen un destino fijo, subimos al vehículo junto con otras personas y una vez lleno el chofer pudo arrancar.
La vista hacia el lugar desconocido era muy linda, los valles con unos cuantos animales y molinos de viento.
—mis ojos habían sido cubiertos por unas manos— ¿Martin, qué haces? —reí—
— Tú solo camina.
Podía sentir aromas de hiervas y algo como a tierra húmeda o barro. Mientras más avanzábamos podía sentir un aroma que nunca había olido, pero era delicioso, tenía muchas ganas de saber qué era lo que olía así.
— Sé que no te gustan mucho las flores, pero... —me destapó los ojos—
—abrí mis ojos perpleja, admiré el paisaje que me brindaba el gran campo de tulipanes de distintos colores— Esto es tan... ¡Ahh! —no sabía que decir, así que solo me dediqué a contemplar la bella imagen que la naturaleza me brindaba— ¡Es hermoso!
— Más hermoso que tú, jamás —me dio un beso en la frente y me atrapó en sus brazos formando un abrazo— Te tomaré una foto.
Ahí la pasamos tomándonos fotos entre nosotros al igual que a los tulipanes de diversos colores. El único problema que había para mí al estar caminando entre los tulipanes, eran las abejas y los otros bichos como las arañas.
— Ahora sí iremos a casa de mis padres —avisó mientras caminábamos fuera de los campos de tulipanes—
— ¿Es cerca de aquí?
— No, tenemos que volver a la ciudad y tomar otro tren.
Suspiré.
A nada, qué queda, a seguir caminando. La verdad ya me había cansado y eso que apenas era la una de la tarde y quedaba toda la tarde para hacer lo que tenga que hacer.
Tuvimos que tomar otro colectivo para que nos lleve a la estación de tren y ahí subimos a un tren diferente al que vinimos, este tenía sillas y mesas, este se veía súper acogedor ¡Hasta daban comida! Bueno, no una comida bien servida pero te ofrecían como que bocadillos para picar en el camino. Martin me comentó que este tren nos llevaría directo hasta donde vivían sus padres. Decidimos escuchar música en el camino, conectó los audífonos al celular y me entregó uno de ellos. Me había acostado en su hombro y poco a poco el cansancio me vencía.
— ___... Ya llegamos —me meció un poco—
— Déjame aquí —hablé medio dormida—
Y de un momento a otro ya no sentí el cómodo asiento bajo mi trasero, más bien ahora me sentía flotar. Abrí los ojos y al instante los cerré debido al sol. Martin al darse cuenta que ya había «despertado» dejó que caminara por mi cuenta.
— ¿Vamos a caminar mucho?
— Tal vez.
Y sí, caminamos mucho, pero en todo el camino veía a los animales que pastaban en los campos, Martin me había asegurado que la casa de sus padres me encantaría, yo aún no sabía el porqué pero desde ya la ubicación de su casa era encantadora. Vivir alejados de la civilización, sin sonidos de bocinas de autos ni la aglomeración de las personas, era bastante tranquilo.
— Creo que nos perdimos—dijo mientras sacaba su celular—
Volteé a verlo frustrada.
— ¿No tienes la dirección o algo?
— Sí.
— ¿Y si la buscas en Maps?
— No tengo señal para los datos.
—bufé— Vamos a preguntar a... ¡Esa casa! —señalé a la casa que estaba más cerca de nosotros—
Tomé a Martin de la mano y lo jalé hasta llegar a la puerta.
Toqué el timbre.
— Buenas tardes, me podría... —observé bien el rostro de la señora y quedé congelada—
— Hola mamá —dijo Martin y saludo a la señora rubia que tenía en frente con un abrazo— Ella es ___.
— Bu-buenas, señora —hablé como pude, si hubiera sabido que esta era la casa de los padres de Martin posiblemente no estarías tan nerviosa—
— Hola pequeña —me sonrió, sentí como Martin me empujó levemente por la espalda para que reaccionara y me acerque a saludarla como se debe— No se queden afuera, pasen.
Di un vistazo a la acogedora casa, era bonita y simple. Al entrar con lo primero que chocábamos era con un pequeño recibidor, en la mesa había un florero con sus respectivas flores y una foto familiar enmarcada, la vi de reojo y la foto era antigua, bueno, no antigua, pero sí de cuando Martin era pequeño... Quise reírme porque se me hacía algo graciosa la foto pero me aguanté. Frente a la mesa había un espejo donde también de reojo me vi y me di cuenta que mi cabello estaba alborotado por lo tanto lo ordené sin llamar mucho la atención.
Pasamos a la sala y nos sentamos en uno de los sofás, su mamá fue a la cocina.
— Oye... —dije medio susurrando—
— ¿Qué pasó?
— ¿Puedo usar el baño?
— Claro, ven —se puso de pie, yo lo imité—
Me guió por un pequeño pasadizo hasta llegar a la puerta del baño que frente a ella se encontraban las escaleras. Entré en el baño y me dediqué a mis necesidades.
—Narra Martin—
Iba a subir a mi antigua habitación pero a medio camino escuché que mi mamá me llamaba, regrese a la sala.
— ¿Me llamabas?
— Sí... Tu papá y Laura habían ido a buscarte porque supuestamente vendrías más temprano.
— Sí, es que antes de venir la llevé a los jardines de tulipanes... ¿Ya están de regreso?
— Se van a demorar un poco porque les encargué algo ¿Por qué no le muestras los exteriores?
— Eso iba a hacer ¿Está todo limpio, verdad?
— Tal como me lo pediste.
— Gracias ma' —le sonreí—
Me senté nuevamente en el sofá para esperar a que ___ salga del baño y llevarla al lugar donde le tengo una pequeña sorpresa.
— ¿Qué haces? —le pregunté divertido—
Estaba esperándola pero se tardaba demasiado así que fui a ver si se encontraba bien... Pero la hallé observando algunos adornos.
— ¿En serio estos son tus primeros zapatos? —preguntó con ternura viendo los pequeños calzados que ella sostenía en sus manos—
—reí— Sí... Y este es el primer diente que se me cayó.
— Oh dios... Mi primer diente, se cayó por el desagüe cuando lo estaba lavando —reímos—
— Qué tonta.
Me miró ofendida y me dio un empujón, yo me acerqué a ella y la abracé.
— ¿Vamos afuera? Hay algo que quiero enseñarte —le di un beso en sus cabellos, wow, qué bien huele... Quiero su shampoo—
— Está bien —ella dejó mis antiguos y pequeños zapatos en la repisa— Espera... ¿Qué es esto?
— ¿Qué cosa?
—Narra ___—
Tomé un libro que sobresalía gracias a que tenía muchas cintas... Miré bien la portada.
(en vez de Roberto, Martijn :v)
— ¡Oh Dios santo! ¡Es tu álbum de bebé!
— ¡Dámelo!
— ¡No! ¡Es la mercancía!
Lo quise abrir pero justo desapareció de mis manos.
— ¡Martin! ¡Quiero ver! —me sujeté de su hombro y me puse en puntas para tratar de alcanzarlo pero era inútil— ¡Por favor! Aunque sea una foto.
— Está bien.
— ¿En serio?
— Claro que no —pinche puto, arruina mis ilusiones ToT— Ahora vamos afuera.
Me quedé viendo como él ponía el álbum nuevamente en la repisa, pero ahora en la más alta y de un momento a otro tenía la vista en su espalda, así es, me había cargado en su hombro como si de un costal me tratase.
— ¿¡Por qué eres así de feo y jodido!? —pregunté riendo—
— Así me quieres, nena —y sentí una palmada en mi trasero—
— ¡Martin! —lo golpeé en la espalda—
— Lo tuyo también es mío nena —ahora sentí que lo apretó, le di otro golpe en su espalda— ¡Mamá, vamos a estar afuera!
— ¡Diviértanse!
El sol nuevamente se hizo presente, hubiera traído una gorra... Ahora me quemaré toda la cara.
— Martin... ¿Ya me bajas?
— No —pude sentir como se reía internamente—
— ¿Por qué?
— Porque sé que así no podrás ver a donde te estoy llevando.
— ¿Esto es un secuestro?
— Tal vez... Pero sé que este secuestro te va a gustar.
— ¿Es lejos a dónde vamos?
— No, más bien, ya casi llegamos.
— Escucho ovejas... ¿Tienen ovejas?
— Sí... Y otros animales más —él dejó de caminar y se puso en cuclillas para que me baje pero al instante me pegó a su cuerpo por lo que no pude ver donde estábamos—
— Harás que nos caigamos —él me estaba haciendo retroceder pero al estar muy junto no podíamos movernos bien—
— Tú solo agárrate y yo no te dejaré caer —el hecho de tener la cabeza hundida en el pecho de Martin estaba haciendo que me ahogue, no respiraba con normalidad— No voltees... Tú solo quédate aquí, ahora vengo.
Sabía dónde estábamos, si no me equivoco estábamos en la parte trasera de la casa... Tenía tantas ganas de voltear y saber a dónde se había ido Martin, pero él quería que esto sea una sorpresa y me parecía muy tierno las maneras de como él trataba de no arruinarla dejándome descubrirlas. Esperé bajo el intenso sol de la tarde, al menos me hubiera dejado esperándolo bajo la sombra.
— ___ —volteé lentamente encontrándome con semejante cosa, bueno, animal—
—reí— ¿Qué pasó, vaquero?
—él se bajó del caballo en el cual iba montado— ¿Te encantan, verdad? —asentí mientras sonreía— Hoy tendremos un paseo a caballo —me acerqué a él y le di un pequeño beso en los labios para después abrazarlo—
~To Be Continued~~>
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✓ Editado 12.07.19