Airplanes » l.h

By abxvethenxise

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«El amor lo inventó un chico con los ojos cerrados, por eso somos ciegos todos los enamorados». Official Trai... More

» soundtrack
» prólogo
» capítulo 1
» drug addict alcoholic?
» capítulo 2
» who is she?
» capítulo 3
» salsita
» capítulo 4
» what it is?
» capítulo 5
» you can't stop me
» capítulo 6
» poopy date
» capítulo 7
» chemistry genius
» capítulo 8
» band-aids
» capítulo 9
» invisible
» capítulo 10
» yes
» capítulo 11
» emergency call
» capítulo 12
» perfect
» capítulo 13
» pills
» capítulo 14
» get over it
» capítulo 15
» strip
» capítulo 16
» girlfriend
» capítulo 17
» kisses
» capítulo 18
» what a feeling
» capítulo 19
» the reckless and the brave
» capítulo 20
» businessman
» capítulo 21
» the way you make me feel
» capítulo 22
» jealous
» capítulo 23
» apologize gift
» capítulo 24
» a little too old
» capítulo 25
» stressed out
» capítulo 26
» life of the party
» capítulo 27
» jet black heart
» capítulo 28
» end up here
» capítulo 29
» someday at christmas
» capítulo 30
» you'll be in my heart
» capítulo 31
» ashes
» capítulo 32
» i see the light
» michael
» capítulo 33
» bites
» capítulo 34
» roses
» capítulo 35
» love you
» capítulo 36
» moving
» capítulo 37
» city of angels
» capítulo 38
» postman
» capítulo 39
» christmasy
» capítulo 40
» airplanes
» capítulo 41
» a whole new world
» capítulo 42
» capítulo 43
» chemotherapy
» capítulo 44
» down goes another one
» capítulo 45
» finale
♡ agradecimientos ♡

» pray

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By abxvethenxise

"¿Qué es lo que no entiendes?", pregunté.

"La forma en la que se pronuncia, no puedo".

"Sólo repite conmigo: « J'ai le meilleur petit ami dans le monde entier»".

"¿J'ai le mei...?".

"Meilleur".

"Meilleur", repitió.

"Petit ami dans".

"Petit ami dans".

"Le monde entier".

"Okay, Ja'i le ¿meilleur? Petit ami dans le monde entier".

"Perfecto", sonreí.

"¡Sí!", aplaudió.

"¿Recuerdas las frases que te enseñé?".

"Oh sí. «Je ne vais pas parler français»", solté una pequeña risa.

"Pareces casi francesa".

"Obviamente".

Cerré mis ojos dejándome llevar por la presión del agua dentro del jacuzzi, hacía tiempo que quería relajarme de esta manera. Jamás creía que el complacer a una mujer llegara a ser estresante. No es como si me quitara el sueño, pero definitivamente el querer sorprender todos los días a mi novia, era algo del cual me preocupaba muy seguido, y cuando digo muy seguido, es todos los días. Siempre quiero que tenga lo mejor y sobre todo que piense lo mejor de mí. De tal manera de que llegar a separarse. Si alguien fuera a terminar, puedo asegurar que yo sería el último. No hay manera en la que yo pudiese cansarme de ella.

El tiempo en el jacuzzi terminó y nos dirigimos al cuarto de masajes, donde prepararon dos camillas. Caminamos a unos biombos para quitarnos el mínimo de ropa, me causaba gracioso que después de todo, Salsita aún tuviera vergüenza a estar desnuda frente a mí. Admito que soy caliente, y ella lo sabe mejor que nadie, pero no por verla desnuda voy a querer coger. O al menos no en ese momento.

Me estiré un poco para ver detrás del biombo y ella soltó un pequeño grito y se cubrió con la toalla. Reí.

"¿Qué haces?".

"Quitándome la ropa tal vez".

"Bonitas piernas", dije al verlas, con apenas y nos cuantos vellos.

"Dios, ni me lo recuerdes", negó. "No sé cómo no te di asco".

"No empieces de ridícula por favor".

"Hablo en serio, mira", alzó sus brazos mostrándome sus axilas. "Soy como un simio".

"Un simio que a mí no me causa ningún problema".

¿Qué tenía de malo? No es como si le estuviese exigiendo que fuera lampiña o algo por el estilo.

"A mí me causa conflicto".

"Qué ridícula", rodé los ojos y dejé el mi ropa mojada en un cesto.

Cuando las chicas estuvieron listas, nos recostamos en las camillas y comenzaron a masajearnos a base de cremas. Esta mujer tenía manos mágicas. Cerré mis ojos escuchando como Salsita se disculpaba por sus piernas velludas.

La miré y ella rió.

"Oh vamos Salsita, ¿te asusta?".

"Estamos hablando de arrancarte la piel a tirones, paso".

Era una nenita, era de esperarse que dijera que no. Sería bastante divertido, a parte que con esta situación, podría tener su piel suave y no sólo hablamos de las piernas.

"Si lo haces tú, lo hago yo", habló.

"Salsita, por favor".

Yo no lo necesitaba. Es decir, estaba bien, cada quince días me rasuraba.

"Y decías que la que se asustaba era yo", masculló. Rodé los ojos.

Pensándolo bien, ¿qué podía perder?

"¿Sabes qué? De acuerdo. Incluyan dos brasileños por favor".

Finalicé.

Hubo muy poca plática, al momento de los masajes, pero escuchaba como ella se quejaba cuando frotaban el exfoliante, porque sentía que le raspaba o algo así. En fin, limpiaron nuestra piel, y dejaron que se bajara la irritación por un par de minutos, mientras preparaban a Salsita para su depilación masiva. Cielos, grabaría tantos videos de esto.

Le colocaron talco en las piernas y con el azúcar le comenzaron a quitar los vellos. Según ella en las piernas no dolía, fue hasta las axilas que soltó un grito, le habían quedado tan irritadas. Seguía la parte de inferior. Me senté detrás de ella, de manera en que no pudiese ver, pero de igual manera lograba ver sus expresiones.

"¿Necesitas que sujete tu mano?".

"No".

Colocaron la cera sobre su pubis, y tomó una bocana de aire. La chica tiró y ella pegó un ligero brinco. Solté una carcajada.

"Oh por Dios", exclamó y tapó su cara.

"Tranquila, será rápido".

Le volvieron a colocar la cera y conforme iban quitándoselos, se quejaba menos. Hasta que llegaron a la parte trasera. Quería morirme de risa. Jamás esperó que fueran a depilarle atrás. Terminaron con ella y se colocó una bata. Caminó al biombo para colocarse su ropa.

"Eso ha sido lo más raro que he hecho en toda mi vida", escuché.

"Dime si no sentiste placer".

"Bueno, si te gusta el sadomasoquismo, pues quizá y sí".

Me prepararon para depilarme. No sabía cómo sentirme al respecto, jamás creía que me fueran a tocar el pene, para algo que no fuera sexual. Esta situación era tan incómoda. Dos chicas tocándome mientras mi novia mira.

Pusieron la primera tira de cera y sin avisarme la arrancaron.

"Mierda", exclamé. Ella empezó a reírse.

"¿Te dolió mi amor?"

"No", me había dolido literalmente hasta el culo. Y tan sólo había sido en la ingle. Pasaron a colocarla en los testículos. Mierda, no podría con esto, ¿por qué Luke? ¿Por qué mierda haces esto?

Tomé aire y cerré mis ojos cuando sentí el tirón.

"Hijo de su puta madre", miré hacia abajo. Estaba irritado, ¿cómo lidiaría con esto? Siguieron depilándome hasta que sentí toda mi masculinidad entumecida. Ni siquiera lo sentía. Incluso atrás fue mucho menos doloroso que todo lo demás.

Me colocaron talco y crema para la irritación y me cubrieron con una toalla. Necesitaba tan solo unos minutos para procesar todo lo que acababa de pasar.

1. Dos mujeres, me hicieron un depilado brasileño

2. Con mi novia presente

3. No sentía mis bolas


Ella se acercó a mí y sentí sus labios en mi mejilla. Acompañado de sus burlas y sus mismos al mismo tiempo, me motivó para levantarme. ¿Sería su edad? No recordaba que Salsita fuera tan caliente, quizá y ahora que sabemos que el paso está libre, quiere cobrar todas esas veces que no pudimos hacer nada en la oficina. Malditas cortinas blancas.

Tomamos un taxi que nos llevara al hotel para colocarnos algo más adecuado para salir y hacer tiempo a que se hiciera más tarde. Planché una camisa azul marino de vestir, mientras que ella se colocaba un vestido.

"Te vas a congelar".

"Me llevo suéter", rolé los ojos. ¿Cuál era el punto de usar vestido mujeres?

Ella se alació el cabello rápidamente, al igual que su maquillaje no lo tomó mucho. Se puso unas zapatillas y una chaqueta de cuero. Se veía malditamente bien, sí no me metía con ella hoy, me lamentaría el resto de mi vida. Guardamos las llaves del hotel en su bolso y preguntamos en recepción a la encargada de turismo por un club decente quién amablemente nos dio un par de direcciones. Misma dirección que le dimos al taxi.

Bajamos de este en cuanto llegamos, a simple vista se veía bien. El problema sería hacer que Salsita pasara de la puerta. Normalmente yo me encargaba de estas situaciones. Saqué un par de billetes de mi cartera y los doblé.

"¿Identificación?".

Tomé mi credencial y coloqué los billetes doblados debajo de esta. Él se dio cuenta de ella y miró a Salsita de reojo.

"Pasen".

"Muchas gracias", le di unas palmadas en el brazo y me regresó mi credencial.

Fue más fácil de lo que creí.

"¿Por qué tuviste que tener 18 y no 20?", pregunté.

"Te recuerdo que ya tengo 19".

"Uy, grandísima".

"Ay cállate anciano", reí y tomé sus mejillas para besar sus labios.

"¿Qué quieres tomar?".

"¿Qué me recomiendas?".

"Veré que te traigo, puedes buscar una mesa desocupada por mientras", ella asintió y fui a la barra por nuestros tragos.

Le pedí algo ligero para empezar, mientras yo pedía algo un poco más fuerte. No la perdí de vista en ningún minuto, vi que se sentó en una mesa alta vacía y cuando me dieron nuestros vasos caminé a ella.

"¿Qué es?".

"Tómatelo, te gustará".

Ella arqueó una ceja y tomó el vaso para beber de él. En cuanto le dio el primer sorbo frunció el ceño e intenté no reír.

"Esto es soda", solté una carcajada cuando probó de la Sprite.

"Ya hice mucho por hacerte pasar".

"Ay, te odio", me reí más fuerte, a ella no le quedó más que reír conmigo.

"Ya, lo siento", reí. "Ya te traigo algo".

Caminé nuevamente a la barra donde había dejado preparando la bebida de ella. Miré a la mesa y noté que comenzó a beber de su soda. Sonreí, era una bebé. Me entregaron su bebida preparada y llegué a la mesa donde ella felizmente tomó el vaso.

Después de un par de tragos y entrar en calor ella tiró de mi para bailar con ella. La verdad es que bailar no era algo mío, no era algo que me gustara mucho, ni que me saliera bien. Eso era algo más de Calum y Ashton; y bueno, Michael tenía la buena iniciativa. Cuando salemos con los chicos, me gusta más que baile con alguno de mis amigos. ¿Era eso algo raro?

Realmente no quería que se pusiera ebria, solo muy feliz. Y así fue, era tan linda cuando se ponía borrachita, porque comenzaba a reír de la nada y decir cosas muy graciosas. Y entre nosotros dos, un poco caliente. Unos minutos más tarde que comenzó a cansarse, se abrazó de mí. Me quitó el cigarro de la boca y se acercó para besar mis labios. Expulsé el humo y pasé mis manos por su cintura para acercarla a mí. Ella se aferró a mi camisa y mordió apenas mi labio.

"¿Quieres irte?", ella asintió y besé su boca para quitarle el cigarro de sus dedos.

No me gustaba que tuviera el cigarrillo con ella. No se veía bien, es decir... No tenía nada en contra de las mujeres que fuman, pero... No. Salsita definitivamente no. No se miraba bonita.

Para regresar al hotel pedimos un Uber, quién por suerte andaba por la zona. Llegamos en sólo unos minutos y entre risas y besos subimos por el ascensor, donde le quité su chaqueta. Ella sacó la llave de la bolsa y entramos al cuarto. Me saqué mi chamarra y ella se quitó sus zapatillas por lo que tuve que separarme de sus labios un segundo.

Necesitaba orinar.

"Espérame aquí", susurré y ella asintió.

Me dirigí al baño y me quité el pantalón para orinar. Lavé mis manos y me miré en el espejo. Esta era la verdadera oportunidad. Me lavé los dientes rápidamente y me quité la camisa. Preservativos.

¿Dónde había quedado la caja? Abrí mi mochila y busqué la caja, no estaba. ¿Dónde mierda estaban? Mi pantalón sucio. Ahí debe de haber uno. Caminé al cesto y busqué en mi pantalón donde encontré en el bolsillo trasero el paquete plateado. Bingo.

Salí del baño y la vi acostada en la cama. Estaba en ropa interior, cielos. Caminé a ella y me acerqué a besar su cuello. Ella no reaccionó por lo que bajé a su hombro.

"Salsita...", susurre y escuché que suspiró.

Okay, eso no era normal. Estiré el brazo para encender la lámpara y la vi.

Estaba dormida. Se había quedado dormida. ¿Qué mierda? No pasaron ni cinco minutos de que fui al baño.

"Mi amor...", susurré y besé su mejilla. "Bebé...", ella no despertó. Gruñí. "Salsita, por favor", chillé.

Nada.

Suspiré me dejé caer al lado de la cama. Y a este le llamó exactamente otro intento fallido de coger con Zazil-Ha Johnson. Me le quedé viendo. ¿Por qué me hacía esto?

Me puse de pie y busqué una pijama entre su maleta para colocársela. ¿Se habrá quitado los lentes de contacto? Busqué el botecito en su cajón y lo abrí. Allí estaban. Menos mal, porque no estaba dispuesto a meter mis dedos en sus ojos.

La tapé con un par de cobijas y finalmente me coloqué una camisa y un pants para acostarme y dormir. No coger, solo dormir.


Sentía movimientos en la cama, sin embargo no quería abrir los ojos. Seguro era Salsita moviéndose como siempre lo hace. Me aferré a la cobija y me quedé quieto. El colchón temblaba, ¿será que tendrá frío? De una u otra manera las ganas de seguir acostado me ganaban por lo que ignoré el hecho de que algo estuviese pasando. Pasaron tan sólo unos segundos cuando escuché un sollozo y mis ojos se abrieron al instante. Me senté y noté un brillo sobre sus mejillas.

"¿Salsita?", susurré y escuché que ahogó su llanto en un chillido. Oh no, mi amor. "¿Qué pasa?".

"Luke, no puedo.

Me paré inmediatamente para encender la luz, y al verla estaba empapada. El sudor corría por toda su cara, junto con sus lágrimas, ella se abrazaba a si misma mientras temblaba.

"Mierda, estas empapada", tomé el borde la sábana para cargarla, pero vi una mancha grande roja entre sus piernas. "Oh Dios, Zazi-Ha, estás... Estás sangrado".

¿Por qué sangraba? ¿Acaso era parte de su periodo? Desearía que fuera de su periodo. Mierda, ¿qué hago?

"Me duele, me duele mucho", lloró.

"¿Qué te duele? ¿Qué es lo que tienes? Te llevaré a un hospital. Mierda, estás tan pálida".

"Me duele la cabeza y... Aquí", vi que señaló su estómago.

Mi corazón estaba a mil por segundo, no podía creer que esto estaba pasando. ¿Qué se supone que debía de hacer en estos momentos? ¿Llevarla al hospital? ¿Darle alguna medicina? ¿Llamar a un doctor? ¿Una ambulancia? Ugh, Luke reacciona. Tomé el teléfono y pedí una ambulancia de inmediato.

"Mierda, mierda", gruñí y golpeé la pared. Caminé al baño donde caminaba de un lado a otro tirando de mi cabello. Las lágrimas ya estaban al borde de mis mejillas. No podía estar pasando esto, no podía pasar ahora, no aquí. No en este momento. Sentía que el aire se escapaba de mis pulmones. Jamás creía esto me fuera a pasar, lo habíamos pasado tan bien, era nuestro tiempo. Mierda.

"¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago?", dije desesperado. Mis manos temblaban. ¿Debería cambiarla? ¿Le daré algo para que se le quite el dolor? Escuché que soltó un pequeño grito, tiré muy fuerte de mi cabello. No podía, no podía verla así. No tenía los pantalones para salir y verla sufrir. No podía. Mojé mi cara, y me coloqué mis tenis rápidamente. Cerré mis ojos y solté un suspiro. Podía con esto, tenía que hacerlo.

Salí del baño y me puse en cuclillas a su lado, le quité los cabellos de su rostro y besé su frente.

"Pronto van a llegar a ayudarte bebé, aguanta un poco más", tomé su mano y pegué sus nudillos a mis labios. Cerré mis ojos deseando que esto ya acabara, deseando que ella dejase de llorar, de que llegaran los paramédicos y la ayudaran.

Unos segundos después las puertas del cuarto sonaron, donde corrí a abrirles de ahí, entraron un par de personas. Quienes tomaron a Zazil-Ha y la llevaron para abajo donde una ambulancia los esperaba. Subí a esta y escuché a ella decir mi nombre.

"Luke...".

"Shhh, tranquila... Todo estará bien", ella asintió y apreté fuerte su mano, mientras intentaban reanimarla. En menos de cinco minutos ya estaban traspasándola a una camilla para llevarla dentro de la clínica. La metieron a «Urgencias», donde la perdí de vista al cruzar las puertas. Me quedé parado deseando poder ver a través de estas. Me recargué sobre una maquina dispensadora y me deslicé para sentarme en el suelo. Donde por primera vez en mi vida, me encontraba rezando.


Jamás fui la persona más apegada a Dios, pero en este momento no tenía ni la menor idea de qué hacer para que ella saliera bien de allí.

"Hermano ayúdame", dije en voz baja, mientras me escondía entre mis rodillas. "Ayúdame y te prometo que haré lo que sea para que no vuelva a sufrir de esta manera", sollocé apenas.

«Señor, señor Johnson, sé que usted está aquí y que no va a dejar que nada le pase a su hija, a su cachorrita. Yo sé que usted quiere que se quede aquí, que se quedé aquí conmigo, porque aún le queda mucho tiempo antes de encontrarse con usted».

Una vez que me tranquilicé, me dirigí a la cafetería por un café caliente para mantenerme despierto mientras llenaba unas hojas con sus datos. Solo esperaba que el médico saliera y me diera que todo estaba bien y que podemos irnos a casa. En lo que esperaba a que alguien saliera, le envié un mensaje a mi madre para que me investigara y comprara dos pasajes de avión privado para transportar a Salsita a Los Ángeles con su médico de cabecera.

Sólo pasaron unas horas cuando dijeron el nombre de ella y me paré rápidamente a que me explicaran qué había sucedido. Primeramente, el sangrado si fue su regla, pero necesitaría una trasfusión de sangre. Sólo conocía a una persona con el mismo tipo de sangre que ella y estaba en Los Ángeles. Había sido tan solo una recaída por el hecho de que su tratamiento se suspendió por varias semanas. Me aseguró que todo estaría bien, siempre y cuando le den continuidad a su quimioterapia.

Aceptó en poder trasladarla a California, la dormirían para que viajase tranquila y sin complicaciones. Mi madre pagó los gastos mediante transferencia y en lo que preparaban a Zazil-Ha para partir, fui al hotel por todas nuestras cosas.

Al llegar al hotel, me encargué de guardar todas nuestras cosas, revise todo el cuarto esperando que nada se me olvidase y con ayuda de un botones bajé las maletas para trasladarlas al aeropuerto del hospital donde ya me estarían esperando. Entregué las llaves y fui lo más rápido que pude al hospital. Llegué justo a tiempo para firmar un par de papeles y me guiaron a una explanada donde descansaba el avión privado por el que pagó mi madre.

Me hice a un lado para que subieran y conectaran a mi novia primero y cuando ella estuvo lista, abordé. Era bastante bonito por dentro, sólo eran un par de sillones, y un espacio para la camilla pegada a las ventanas. Me acerque para verla, aún seguía muy pálida. Llevaba un respirador artificial y varias cosas conectadas a su brazo. Acaricié su cabeza y besé su frente, me senté a su lado y esperé las instrucciones del piloto para despegar. No pasaron más de 30 minutos cuando ya estábamos en el aire.

Sentía que la cabeza me mataría en cualquier momento. Busqué en su bolsa algún bote para el dolor. Le pedí a la azafata una botella de agua y me tomé la píldora. Saqué la cámara instantánea y la observé por unos segundos.

Todo iba tan bien.

La encendí y tomé una fotografía de las nubes desde la ventanilla. Esperé unos segundos a que estuviese lista y cuando salió, tomé el marcador.

«Back to LA», junto con una carita triste. Guardé la fotografía en su respectiva caja donde guardaba las demás. Miré a la enfermera que nos acompañaba en el vuelo y con media sonrisa me indicó que todo iba bien. Suspiré y cerré mis ojos esperando llegar a Los Angeles.


Sentí que tocaron mi hombro lo que hizo que me despertara de repente. Me había quedado dormido. Lo primero que hice fue ver a Salsita. Ella estaba siendo asegurada para el aterrizaje. Suspiré asustado. No debía quedarme dormido. Pudo haber pasado cualquier cosa y jamás me lo hubiera perdonado.

El avión comenzó a descender, por lo que le envié el mensaje a mi madre que ya estaba llegando al hospital. Probablemente hubiera sido más rápido por helicóptero, pero no estaba muy seguro de que pudiese cruzar el país por ese medio.

Me hicieron bajar a mí primero y me asegure de que la bajaran a ella con cuidado y la internaran directamente a la clínica. No fue necesario hacer otra llamada a mi madre ya que ella esperaba en la sala sentada.

"Oh por Dios, Luke", dijo ella y se levantó para abrazarme. No pude evitar cerrar mis puños y aferrarme a ella. Jamás había necesitado tanto un abrazo de mi madre como en este momento.

"Estaba muy asustado", confesé.

"Ya me contacté con su médico, ella estará bien amor", y acarició mi cabello. Justo como lo hacía cuando era pequeño. Enredaba mis rizos entre sus dedos y los soltaba para que hicieran más chinos.

"Gracias por estar aquí".

Unos minutos más tarde vi a Ashton salir del banco de sangre, sí pudo donar. Él se encaminó a mí y me dio un abrazo. Lo había extrañado.

"¿Qué tal viejo?".

"Probablemente mis pantalones siguen sucios", él rió apenas, lo que hizo que me contagiara su risa.

"Te dije que esa chica era del terror".

Sonreí y vi a Michael llegar, quien me abrazó en cuanto me vio. Aw, a él también lo extrañé bastante. Maldito idiota infeliz.

"¿Donde está?".

"Le están haciendo una transfusión de sangre".

"¿Y ya está fuera de peligro?".

"Pues allá me dijeron que sí, pero no tengo idea de lo que me vaya a decir su doctor de cabecera".

"Verás que estará bien".

Mi madre llegó con una bolsa de cartoncillo, junto con un jugo grande.

"Supuse que no has comido, te he traído algo".

"Gracias, pero no tengo hambre".

"Ay, Salsito", masculló Michael y reí.

"Salsito, por favor", completó Ashton y reímos junto con mi madre. Ay, como los necesitaba.

"Come, vamos".

Una vez que terminé de comer, llegó Calum, y comencé a platicar con ellos sobre el viaje y las cosas que habían pasado. Obviamente emitiendo el hecho del sexo. Eso no es algo que quisiera que supieran. Ellos me pusieron al tanto de las cosas que estaban pasando por este rumbo. Eramos como unas señoras chismosas, sacado chismes debajo de las mangas.

Amaba a mis mejores amigos, no sabría qué haría sin ellos, siempre hacían olvidarme de las preocupaciones y me sacaban una sonrisa.

Más tarde el médico apareció y pidió hablar con mi madre en privado, por lo que me negué y abogué por ser el encargado legal de ella.

"¿Qué tan mal está?", pregunté.

"Ella está estable", asentí. "Era de esperarse que dentro de poco le pasara algo similar a esta situación".

"¿Por qué lo dice?".

"Bueno, es que me desconcertó bastante su inasistencia a sus citas, sabiendo que estaba bajo una quimioterapia".

"Espere, ¿dice que dejó de ir a sus quimios?".

"Así es, su última visita fue el 30 de noviembre".

Oh mierda, estábamos a 5 de enero, más de un mes.

"¿Y puede volver a tomara verdad? Aún no es muy tarde".

"Ah claro, puede regresar a ellas. Sólo necesitaría que tanto tú como ella estén de acuerdo y acomodarle su horario".

"¿Será doloroso?".

Él me regaló una sonrisa intentando inspirarme confianza.

"No tienes por qué preocuparte, es quimioterapia láser, le dolerán más los piquetes que le haremos en su brazo que el proceso en general".

"Y uhm... ¿Ella se quedará sin cabello? ¿Va a sufrir?".

"No, para nada. Este es muy procedimiento muy diferente al que normalmente se conoce. Se le inyectará un medicamento fotosesibilizador que nos sirve a nosotros para detectar dónde está el tumor y con el láser eliminarlo poco a poco".

Bueno, al menos eso me hacía sentir mejor.

"Comenzaba a tener anemia por deficiencia de hierro, pero esperemos que con la transfusión y los medicamentos que le estamos suministrando, regule sus niveles de hemoglobina".

"Muchas gracias doc, de verdad", estreché mi mano con él.

"No hay de qué, para esto estamos aquí. Yo por esa niña, haría tanto", sonreí. "Cada que la veo, recuerdo cuando llegó aquí y me alegro tanto de lo mucho que ha crecido".

"La debe conocer muy bien".

"Bastante".


Ella pasaría la noche aquí, por lo que me rehusé a irme. Michael y Calum decidieron quedarse a pasar la noche conmigo. Por lo que les dieron un pase para poder entrar a la habitación donde la tenían. Al abrir la puerta, noté que se asustaron un poco por como lucía. Y eso que ya había recuperado su color.

Ellos se sentaron en el sofá mientras yo me quedé a un lado en una silla. Para la mañana quería que despertara y tuviera muchas flores a su lado. Eso la pondría feliz. Unas horas después Calum y Michael se quedaron dormidos uno sobre el otro. Me encantaba como me hacían compañía. Aunque quisiera, no podía cerrar los ojos sin creer que algo malo vaya a pasar. Me tomaba mis siestas de algunos minutos y después me despertaba a supervisar que todo estuviera bien. A mitad de la madrugada salí a una terraza a fumar un par de cigarrillos y regresé al cuarto. Probablemente los ronquidos de Calum se escuchaban más que las máquinas.

Para el amanecer Michael fue a darse un baño y Calum por un cambio de ropa para ambos. Bryana nos trajo el desayuno temprano -lo traía escondido en su bolso-, y desayunamos juntos en la habitación. Una enfermera vino a cambiarle un par de cosas a ella y dijo que no faltaba mucho para que despertara. Así que una vez que llegó Michael, esperamos a que diera alguna señal de vida. Incluso vimos una película por Facebook. Tenía este audio extraño, pero se veía bien por lo que no importó mucho.

La enfermera llegó a cambiarle su toalla sanitaria y las sábanas. Para ello nos salimos un rato y aprovechamos para ir a fumar. Platicamos cosas sobre la escuela, ellos entrarían dentro de poco, sería raro no asistir, después de tantos años estudiando. Regresamos al cuarto y me senté a su lado, ¿por qué no despertaba? Estaba desesperado y caía del sueño.

Me sentía un cerdo de lo peor, ni siquiera me había bañado. Apenas y comía y con trabajo salía a tomar un café. No quería estar lejos de ella ni un segundo. Había veces en las que iba por algo de comer y Michael se quedaba con ella, sabía que él no dejaría que nada le pasara. Dejé caer mi cabeza en la cama y cerré mis ojos por unos minutos. Sólo 10 minutos, era todo lo que necesitaba, 10 minutos.

No tuve idea de cuanto tiempo pasó pero sentí la cama moverse y me desperté. Había despertado, estaba despierta. Oh Dios, gracias. Sentía las emociones acumularse en mi pecho.

"Mi amor, despertaste", susurré tomando su mano pegándola a mi boca.

"¿Ya despertó?", escuché a Michael.

"¿Cómo te sientes?".

"¿Qué hace Michael aquí?".

"Estamos en Los Angeles".

Ella me miró confundida.

"¿Cómo llegamos aquí?".

"Eso no importa. Lo importante es que has despertado".

Mierda estaba tan feliz porque estuviera despierta, que me ganas de llorar.

"Iré a llamar al médico", dijo Michael y salió de la habitación.

"Me diste el peor susto de toda mi vida Salsita", confesé.

"Estoy bien".

No, no lo estaba.

"¿Por qué no me dijiste que dejaste de asistir al doctor desde hace semanas?", pregunté.

"Lo olvidé Luke".

¿Lo olvidó? ¿Hablaba en serio? Era su puta salud, era su puta vida. No era un maldito resfriado.

"Mierda, Zazil-Ha, por poco siento que te pierdo y sólo dices que lo olvidaste".

"No quiero hablar de eso".

Me sentía tan frustrado en este momento, ¿cómo es que podía estar tan tranquila cuando casi muere? Apreté mi mandíbula intentando no decir nada de más. De sólo imaginar lo que puedo haber pasado me ponía mal.

"Pensé... Pensé que ibas a morir", me paré y le di un abrazo fuerte. La última vez que me sentí de esta manera fue cuando llegué a su casa a pedirle perdón el día de su cumpleaños.

"Estoy mejor, mírame", me separé de ella y me sonrió. Tenía la sonrisa más hermosa del mundo. "Sólo fue una recaída".

"Lo sé", ella sonrió y regresé a sus brazos. "No tienes idea de lo mucho que te amo".

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