» capítulo 16

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El sonido del timbre resonaba dentro de mi cabeza. No tenía idea de que hora era, pero seguro pasaban más de las 12 de la noche. Mi padre estaba en su turno nocturno en el hotel, por lo que me tuve parar a atender. ¿Quién diablos tocaba puertas a esta hora? Mientras caminaba al recibidor la puerta comenzó a sonar.

"Ya voy, ya voy", dije. Le quité el seguro a la puerta y lo vi ahí parado. "Luke". Mi corazón se encogió. ¿Qué hacía aquí? Él se miraba... Mal. Tenía su nariz enrojecida al igual que sus ojos y parecía que era por estar llorando. Se abrazaba a sí mismo, no llevaba suéter y el frío de noviembre era evidente.

"¿Puedo pasar?", preguntó nervioso y miré al suelo.

"¿Qué es lo que quieres?", él entreabrió su boca y sus labios comenzaron a temblar.

"Salsita yo...", me hice para atrás y cerré la puerta frente a su cara.

Cerré mis ojos y suspiré fuerte. ¿Qué hacía aquí? ¿Cómo se atrevía a venir a esta hora? ¿Quién se creía que era? Tragué saliva y solté mucho aire. Tomé la perilla y abrí la puerta, él seguía ahí abrazado por el frío.

"Déjame hablar contigo", pidió.

"¿Por qué te dejaría?", pregunté. "Si yo no tengo ganas de hablar contigo".

Él suspiró y se me quedó mirando con esos ojos. Ugh.

"Por favor", pidió. Apreté mis labios y suspiré. Me hice a un lado para que pasara.

"Se breve", cerré la puerta.

"Lo siento", rodé los ojos.

"¿Es enserio? ¿Lo sientes?", pregunté y él apretó sus labios.

"En verdad lo hago", confesó. "No sé qué pasaba conmigo".

"Sí, me di cuenta", dije sarcástica.

"No seas así conmigo", pidió y me le quedé viendo. Apreté mis labios, me sentía más débil que nunca.

"Me lastimaste", sollocé. Él se acercó a mí y me abrazó dulcemente.

"Lo sé y me siento terrible", confesó. Recargué mi cabeza a la altura de su pecho y cerré mis ojos dejando escapar unas cuantas lágrimas, desde aquí podía escuchar su corazón latir fuerte y rápido.

"No sé qué es lo que quieres Luke", susurré mientras nos meneábamos entre brazos.

"Tengo miedo", respondió.

"No voy a lastimarte", confesé.

"No puedo prometerte lo mismo", susurró. Alcé mi cabeza para mirarlo a los ojos, de nuevo había una guerra de vida y muerte dentro de mi estómago. Tragué saliva y puse mi mano sobre su pecho. Me puse de puntas y él se inclinó para colocar su mano en mi mejilla y sin pensarlo besar mis labios.

Por fin, sus dulces, suaves y húmedos labios. Al inicio me encontraba un poco tensa, pero me fui relajando en cuando él comenzó a mover sus labios al mismo tiempo que los míos. Tomé un poco de aire y él ciñó su mano a mi cintura. Me pegué más a él y rodeé mis brazos a su cuello. Mi corazón palpitaba muchísimo. Comenzamos a caminar hacia atrás hasta cruzar el pasillo y llegar a mi habitación. Nos separamos y miré directo a sus ojos, estos emitían un brillo tan único. Mordí mi labio y bajé la mirada, estaba asustada.

"¿Qué pasa?", preguntó en susurró acariciando con sus nudillos la piel desnuda de mis brazos. Tragué saliva aún sin poder mirarlo a los ojos.

"Es que yo nunca...", sentí un hueco en mi estómago y me abracé a mí misma.

"¿Tú nunca...?", preguntó curioso y dejé que él silencio hablara. "¿Eres virgen?", preguntó confundido más no sorprendido. "Oh, mierda. Yo pensé que...".

Airplanes » l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora