» capítulo 43

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Luke abrió la puerta del departamento, este se encontraba justo como lo habíamos dejado. Solo que un poco más limpio, seguro y le habló a Rufina a que viniera y sacudiera.
"Bienvenida a casa", sonreí grande y cerró la puerta detrás de mí.

"Siento como si nos hubiésemos ido por años".
"Lo sé, es raro estar aquí".

Caminé al cuarto y en cuanto abrí la puerta, unas patitas vinieron corriendo hacia mí. Solté un grito y me agaché para abrazar a mi bebé.

"Mi amor", Leo comenzó a ladrar y mover su cola de un lado a otro. "Mira qué grande estás, ay que precioso", le di un besó y no pude evitar olerlo. "¿Y te llevaron a bañar? Ay, parece que te quedaste de vacaciones".

Luke rió.

"Hubieras visto cómo se puso cuando me vio".

"Ya nos extrañaba".

Lo llevé a la cama conmigo y me recosté. Tenía que guardar «reposo» estrictamente. Nada de ir de un lado para otro, o de andar alborotándome. Serían unas semanas muy aburridas, y en cuanto Luke comience a ir a la escuela, más aburrido aún. Quizá y pueda conseguir estar en el trabajo. Luke entró al cuarto y dejó mi maleta sobre la silla de la mesa de centro.

"Escucha Salsita, tú y yo vamos a hablar", lo miré expectante. "A partir de este momento, vamos a llevar un control estricto de tu salud", oh cielos ya iba a empezar. "Esta semana vas a estar en casa, nada de ir al trabajo, nada de salir a comer a algún lugar, nada de querer ir a un lugar. Sólo casa".

"Luke, ya he pasado por esto, por  favor".

"Sólo hasta que termine la semana, vamos".

Rodé los ojos.

"Bueno, sigue".

"Rita vendrá a la casa".

"¡Oh sí!", festejé.

"Ella vendrá a cocinarte para que comas cosas saludables".

"Comida de Rita", canturreé contenta y él sonrió.

"Tus medicinas, por favor, tómatelas a tiempo".

"Ese no es problema".

"De acuerdo, confío en ti".

"¿Algo más jefe?".

"Quimios", lo miré. "Yo te estaré llevando a tus quimioterapias, me quedaré contigo y esperaré las dos horas a que salgas", asentí. "Me han dado tu calendario, sólo será dos veces a la semana por un mes".

"De acuerdo, ¿no tengo que darte la llave de la celda o por lo menos me dejarás una taza para pedir moneditas?".

Él rió y se desplomó en la cama.

"Lo siento", suspiró. "Sólo quiero nada te pase".

"Y no pasará nada", dejé a Leo a un lado y me acerqué a Luke para acariciar su cabello.

"¿Lo prometes?", asomó sus ojos y le sonreí ligeramente.

"Lo prometo", me acerqué a él y besé sus labios.

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