» capítulo 27

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Oh cielos, mi cabeza. ¿Qué diablos estaba pasando? Argh, mis pies, mi cuerpo. Sentía que la cabeza me explotaría en cualquier momento. Jamás había experimentado esta sensación, ni siquiera recordaba qué había pasado ayer. O cómo es que llegué a mi cama. No tenía ni siquiera ganas de abrir los ojos, podía sentir desde afuera la luz penetrante. Los ojos me ardían, me había dejado los lentes de contacto puestos. Entreabrí mis ojos y sentí como mis nervios se agudizaban haciendo punzar mi cabeza. Tapé el haz de luz con mi brazo y me di la vuelta para abrir el cajón y sacar de solución donde guardaba mis lentillas.

Al girar sentí que el corazón se me detuvo. Aquí estaba él. Luke estaba aquí, estaba aquí conmigo. Si eso no me hacía llorar, no sabía qué lo haría. Estaba tan tranquilo, su respiración se inundaba todo el cuarto, tenía finos círculos oscuros alrededor de sus ojos y el cabello cayendo por su frente. Tenía unos risos tan bonitos. Sus labios se veían más rosados que otras veces. Quería apretujarlos y besarlos despacio y Dios, qué bonito se veía. Sus pestañas largas caídas y las pequeñas pecas que sobresalían de su nariz. Era un hombre realmente hermoso.

Me estiré para alcanzar el cajón pero lo único que provoqué fue que se despertara. Él se movió de repente y me acomodé en mi lugar.

"Lo siento, sólo quería quitarme los lentes", él se dio la vuelta y vio el estuche bicolor. Me lo tendió y cerró el cajón. Tenía sus ojitos tan cansados y enrojecidos. Mi bebé. No dijo nada y sólo se limitó a acostarse y cerrar sus ojos de nuevo. Me quité los lentes de contacto y parpadeé un par de veces para lubricar mis ojos. Sentía los párpados pesados. Me estaba muriendo, no sabía qué hacer con este dolor. Dejé caer mi cabeza en la almohada y me estiré un poco sintiendo cada parte de mi cuerpo cortado –no en el sentido literal-, no sabía si era mejor estar con luz o sin luz. De igual manera me sentía terrible, y tenía unas nauseas espantosas. Oh Dios. Toqué mi cuerpo, tenía ropa puesta, -Zazil-Ha, no puedes estar embarazada al día siguiente-, ¿tenía ropa puesta? ¿Cuándo me cambié? Luke seguía con su ropa de anoche, sólo que un poco arrugada y fuera de lugar. Dios, ¿y sí el me cambió? ¡No llevaba sostén!, qué vergüenza. Mi dignidad, ¿qué pasó con mi dignidad? Cielos, esto me hacía sentir aún peor. Tenía mi boca seca, moría de sed y tenía hambre. ¿Era normal querer vomitar y tener hambre al mismo tiempo?

Sentía cómo mi cuerpo necesitaba recuperarse de una deshidratación.
"Deja de moverte", gruñó.

"Me duele todo", confesé.

"Se llama cruda, te la presento", dijo apenas y estiró su brazo para abrazarse de mi cintura. Hasta la felicidad imaginaria punzaba en mi cabeza.

"¿Hice cosas malas?", pregunté acurrucándome y sólo escuché sus suspiros. "No lo recuerdo".

"Salsita, ya cállate", pidió y reí a penas. Cualquier esfuerzo mental me dolía. Cielos.

"Soy mi propio dolor de cabeza", negué. No quería abrir mis ojos, no quería ningún contacto con la luz.

"¿Te duele mucho?", preguntó y asentí. Él gruñó despacio para sentarse sobre la cama.

"Ah, pero no te querías tomar el agua".

"¿Cuál agua?", pregunté confundida y él negó.

"Nada", se puso de pie se estiró. Pude ver los vellos debajo de su ombligo. Cerré mi ojo y me tapé hasta la cabeza. "¿Tú papá está aquí?", preguntó.

Mierda, mi papá. ¿Cómo es que Luke se quedó aquí con mi padre en casa?

"Si son más de las 9, no", confesé.

"Son las 9 y cuarto".

"Se ha ido", solté.

"Deberías meterte a bañar", sugirió y gruñí debajo de las cobijas.

Airplanes » l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora