» jet black heart

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No tenía idea de qué estaba pasando, era domingo por la mañana y no tenía una buena cruda. La cabeza no me dolía, quizá estaba cansado, pero no por lo que tomé –en sí no tomé mucho-, creo que fue más la batalla para lidiar con Salsita. Mierda, cómo me hizo batallar. Pero finalmente pude quedarme con ella hasta que concilió el sueño. Después de eso, no hubo nadie quien pudiera despertarla.

Ella dormía con bastante tranquilidad, no roncaba, ni hacía ruidos extraños, pero cómo se movía. En toda la noche, por lo menos se movió unas quince veces. Sentí una ligera presión sobre mí que me hizo abrir los ojos, ella estaba intentando alcanzar algo del cajón que estaba de mi lado.

"Lo siento, sólo quería quitarme los lentes", gruñí levemente y me di la vuelta para buscar el estuche donde guardaba sus contactos. Se lo tendí y volví a recostarme en su almohada. Olía a ella, me encantaba ese aroma. Era como a flores y cítricos. Era raro, raro bien. Me hacía creer que ella aún olía bonito cuando en realidad tenía todo el hedor a cruda segura. Que sí sabré yo de esos olores.

Sentí que se recostó, pero de pronto el colchón hundirse de mil maneras diferentes. Ya estaba moviéndose de nuevo.

"Deja de moverte".

"Me duele todo", confesó. Pobre pequeña.

"Se llama cruda, te la presento", busqué su cintura con mi brazo y la pegué a mí.

"¿Hice cosas malas?", ya empezaría con sus preguntas. "No lo recuerdo".

"Salsita, ya cállate", pedí y rió silenciosamente.

"Soy mi propio dolor de cabeza", mencionó y soltó un suspiro cansado.

"¿Te duele mucho?", pregunté y ella asintió. Dios, lo que tenía que hacer para cuidarla. Me senté sobre la cama, tallé mis ojos y la miré apenas. Ella tenía uno de sus brazos sobre sus ojos. "Ah, pero no te querías tomar el agua".

"¿Cuál agua?", preguntó. De verdad no lo recordaba.

"Nada", negué y me paré. Hice un par de estiramientos y me di la vuelta. Estaba toda enredada entre las sábanas. "¿Tú papá está aquí?", recordé

"Si son más de las 9, no", tomé mi celular y revisé. Excelente. Diablos, le quedaba 18% de batería.  Le bajé el brillo.

"Son las 9 y cuarto".

"Se ha ido".

Me le quedé mirando nuevamente, reí a mis adentros. Si supiera que las crudas soltaban este olor, me hubiera evitado un par.

"Deberías meterte a bañar", sugerí. 

"No quiero levantarme", sonreí y me puse sobre ella aplastando su cuerpo. A lo que ella se quejó con ruidos.

"Eres una alcohólica", mofé.

"Basta, sólo fue anoche".

Y así se empieza, de verdad.

"Y las que siguen", reí.

Ella se quedó callada por un par de minutos.

"¿Nos besamos?", preguntó. De acuerdo, esta era lo que esperaba que no preguntara. Podía decirle que perdió y me besó, así podría seguir besándola y ella perdería la apuesta. O... Mierda, no lo sé.  Sería muy aprovechado si hiciera eso. Y lo de la apuesta me tenía emocionado, quería que ella perdiera de verdad. Ver hasta dónde podía llegar.

"No", dije finalmente.

"Bien".

"¿Eso era lo que te preocupaba?", pregunté fingiendo inocencia.

Airplanes » l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora