» ashes

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Un movimiento un tanto brusco provocó que me despertara. Sentía mis brazos congelados así como mis manos. Estaban heladas. Abrí mis ojos y la vi a un lado de mí, tenía su cabello alborotado de un lado y se había quitado la chaqueta que puse mientras dormía.

"Pensé que no tenías sueño", recordé y ella se me quedó mirando confundida. Mmm, sí. Eran los golpes.

"¿Qué te pasó?", preguntó.

"Me caí".

Alzó una de sus cejas.

"¿Con la cara?".

"Ya sabes cómo soy", me encogí de hombros y ella sin creerme volvió a recargarse en mí. Por lo menos hice que descansara un poco. Aunque mi espalda sufriera las consecuencias.

"¿Quieres comer algo?", pregunté y ella negó. Se miraba pálida, y tenía el rostro más afilado que otras veces. "¿Cuándo fue la última vez que comiste?".

Ella se quedó en la misma posición sin responder mi pregunta.

"No has comido, ¿cierto?".

"No he tenido hambre".

Oh cielos, debí suponer que no comería nada. Podía recordar la vez que Jack falleció, estaba tan ocupado pensando en otras cosas que olvidé completamente en que tenía necesidades vitales que atender.

"Zazil-Ha", me puse de pie y ella se quedó ahí sentada con sus pies arriba. "¿Qué te pasa? Tienes qué comer. Sólo a ti se te ocurre dejar de comer en tu estado".

"En mi estado", confirmó y cerré mis ojos. ¿Cómo hacerle entender lo mal que le vendría esto a su salud sin que la hiciera sentir como un enfermo de obra beneficiara?

Solté un suspiro.

"Lo siento, no quise decirlo de esa manera".

"No importa".

"Te llevaré a desayunar, vamos".

"No tengo hambre".

Ay no, allí iba.

"No empieces".

"Hablo en serio, voy a vomitar".

"No, lo que va a pasar es que vas a desmayarte por la falta de comida".

De verdad estaba más delgada.

"Estás exagerando".

"Oh Dios, no recordaba lo irritante que eras", confesé.

"¿Irritante yo? Tú eres el que siempre está de mandón".

"¿Vas a subir al auto o me harás subirte?".

"Tengo muchas cosas qué hacer".

"Y entre ellas está comer, anda mueve tu trasero".

"Luke, en verdad no quiero".

Iba a colmar mi paciencia.

"Bueno, tú lo elegiste",  caminé a ella y la cargué sobre mi hombro. La haría comer aunque tuviera que darle en la boca.

"¡Bájame!".

"No".

Ella empezó a patalear, golpeando mi espalda.

"Luke, basta, no es divertido".

"Tienes que comer carajo", demandé.

"No puedo irme, mi abuela está adentro".

Airplanes » l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora