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"Dios mío, ¿qué es esto?", escuché de pronto la voz de mi madre. Entreabrí mis ojos, estaba parada justo en la puerta. "¿Cuándo fue que llegaron?", preguntó.

"Buenos días Liz", dijo Michael con su voz ronca a medio despertar.

"Cielos, huele a muerto", confesó.

"Probablemente es Calum", dijo Ashton en broma. "A ver muévelo".

Michael estiró su brazo desde el sofá y dejó caer su mano en la cara. Sonó como una vil bofetada.

"¿Qué mierda?", exclamó y comenzamos a reír.

"Está vivo", aseguré. Calum se giró y vio a mi madre en la puerta. Su cara se puso totalmente roja.

"Lo siento Liz, hola", ella negó con sus puños en sus caderas.

"No se les quita niños".

"Una vez no hace daño", dijo Ashton.

"Sí, una vez al día", respondió y reímos. "Ay, niños. Les haré algo de desayunar".

"Liz, por favor. Si haces hot cakes ponles plátano, son lo mejor cuando tú los haces", ella río y tomó la perilla de la puerta.

"Está bien Michael", dijo y cerró la puerta. En cuanto se escucharon las escaleras, nos miramos y nos dejamos caer en la almohada. Tenía un dolor de cabeza insoportable, ¿cuándo fue que acepté hacer esos malditos shots? Suspiré y me tapé la cara. Estiré mi brazo para ver mi teléfono, eran las ocho. Ya falté a mi primera clase, mierda. Y era japonés. A veces deseaba la suerte de Ashton o de Michael, quienes entraban como hasta las diez algunos días.

"Aparto la regadera de Luke", dijo Calum y se escucharon las voces de Ashton y Mike quejándose. Reí para mí. Otra pelea, los baños. Gracias al cielo había cuatro baños y tres completos –hablando de regaderas-, todos peleaban por mi baño, quizá porque era el mejor equipado, después del de mi madre, pero obviamente yo me bañaría en ese. Nadie podía entrar al cuarto de mi mamá, regla primordial.

Una vez que nos bañamos y cambiamos –de nuevo les presté mi ropa-, bajamos a la cocina. Efectivamente olía a hot cakes de plátano, los mejores de mi madre.

"Ay, qué bonitos se ven así", dijo ella y nos sentamos en la barra. "¿Quieren jugo", preguntó y me paré para poner café.

"Cuatro negros", dije y los chicos comenzaron a reír. Rodé los ojos, cielos.

"Muchachos, ya saben lo que pienso de las bromas", ellos se callaron y les saqué la lengua para sentarme de nuevo. Ashton se paró para ayudarle a mi madre a acomodar la barra. Puso unos manteles y Calum abrió la alacena para sacar la miel y todas esas cosas. Mientras Michael le ayudaba a servirlos y poner los platos. Trabajo en equipo, siempre funcionaba. Sin excepción. Serví el café y me senté para ver mi plato con fruta y hot cakes. Les coloqué miel y jalea de fresa. Ah y crema batida. La crema batida nunca faltaba.

"¿No vas a desayunar tú?", le pregunté a mi madre.

"Ya comí fruta", confesó. "A parte, hoy te quiero temprano en casa", me dijo y arqueé una ceja. Já, claro. "Hablo en serio Luke. Es el cumpleaños de tu abuela y nos vamos a juntar toda la familia en casa de tu tía Morinne.

"Yo llegó allá", dije y ella se me quedó viendo. Rodé los ojos. "Llegaré temprano mamá", dije metiendo la comida a mi boca.

"A las 4", me sentenció y asentí. Michael medio un codazo burlón y se lo regresé.

Terminamos de comer y metimos los platos al lavavajillas. Teníamos que llegar a la escuela. Fui al baño a lavarme los dientes, por obvias razones siempre mantenía un cepillo de dientes para ellos en mi casa. Desconectamos nuestros teléfonos y bajamos.