» capítulo 10

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Viernes, al fin. Mañana sería sólo medio día y ya, a dormir, descansar, ir con Stef y probablemente a la clínica. Hace mucho que no veía a los chicos. Bajé del autobús y pasé por mi flor con el señor Higgins, esta vez llevé un girasol grande y brillante. Al llegar lo acomodé en el florero y comencé con el papeleo, seguro esta vez tardaría más ya que mi ayudante seguro terminó exhausto ayer de todo lo que hicimos y movimos en el almacén. Pero finalmente quedó bonito, ordenado y todo acomodado.

Bajé por los desayunos de mis compañeros de trabajo y pude verlo a lo lejos limpiando las mesas de la cafetería con sus auriculares puestos, movía sus labios de tal manera en que cantaba las canciones en su mente. Seguramente era algo «heavy» o muy rockero por la forma emocionada que la cantaba. Sonreí para mí, ya no hacía caras al agarrar un trapo, o al hacer cualquier actividad de limpieza. Jamás podré olvidar su primer día. Subí al último piso con todas las comidas, y salí a repartir a todos los departamentos sus respectivos correos y/o papeles. Me he querido desocupar temprano para pasar más tiempo con Luke, realmente me gustaba molestarlo. Casi siempre al final del día terminaba conociendo cada vez más algo de él. A veces deseaba que fuera al revés. Pero era realmente imposible. Todo lo que pudiera salir de mi boca era blanco directo para darle lastima, él no sería esa persona.

Caminé con mi carrito hacia donde estaba Chace para darle su café y me le quedé mirando desde lejos. Dios, era tan guapo y con esa barba que se dejaba crecer, qué hermoso.

"Buenos días Chace", dije y le di sus hojas.

"Hola Zazil, ¿qué tal todo?", preguntó y le sonreí.

"Bien, ¿tú?, tú café", se lo dejé en el escritorio.

"Bastante bien, gracias", le dio un sorbo e hizo un ruido queriendo hablar.

"Si ya te vi", alzó sus cejas y fruncí el ceño confundida.

"¿Ah?"

"El hijo de la jefa. Se llevan bien, ¿no?", preguntó y mis mejillas se coloraron.

"Ah yo... Sólo intento que se adapte", confesé.

"Claro", sonrió y arqueó una ceja. "Se ven bien".

Fruncí el ceño y caminé unos pasos atrás.

"Gracias, creo", rasqué mi cabeza y tomé el carrito para regresarlo arriba.

¿Qué trataba de decir? ¿Creía que Luke y yo salíamos? ¿Qué pasaba por su cabeza? Llegué a mi oficina y acomodé un poco el desorden de la semana. No me encantaba tener todo regado por todos lados. Me senté en el escritorio y apreté mis labios. ¿Qué hago ahorita? Quizá pueda pintar, pero no he traído ningún lienzo. Miré el reloj y entrecerré mis ojos intentando leerlo, faltaban 10 para las 11. Miré a todo mí alrededor y moví mi pie contra el piso desesperada. No iría con Luke, él está ocupado y ya piensan que salimos. Sería demasiado estar con él. Saqué mi teléfono y comencé a revisar mis redes sociales, no eran muy abundantes y esas cosas pero al menos mi instagram estaba actualizado.

Mordí mi labio desesperada y bajé del escritorio. Ya, a quién engaño, quiero ir con Luke. Bajé a la cafetería y vi que estaba dentro de la cocina. Me senté en la barra y toqué una campana.

"Hola, me gustaría una hamburguesa con doble queso", dije y él se giró a verme con media sonrisa.

"¿Con pepinillos?", preguntó y asentí.

"Sin mayonesa, si no es mucha molestia", pedí y él simuló sacar una libreta para escribir al aire el pedido.

"Al contrario", me guiñó el ojo. "Una hamburguesa con doble queso, pepinillos y sin mayonesa. A la orden", sonreí grande y comenzamos a reír.

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