» apologize gift

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"Michael, sólo te pedí una cosa, una maldita cosa", dije a través del teléfono.

"Es que yo pensé que era el de 150 dólares", excusó. "375 se me hizo caro".

"Pues era ese", rodé los ojos.

"¿Y qué hago?", preguntó.

"Escucha, regresa a la tienda y haz la devolución. Compra el de 375 y mañana en la escuela te lo repongo", prometí.

"Que sean 400", fruncí el ceño.

"No te voy a dar 400 dólares", rugí. "Todavía que equivocas".

"¿Quieres que vaya por las pinturas o qué?", preguntó y rodé los ojos.

"400", dije finalmente. Podía sentir su sonrisa victoriosa del otro lado de la línea. 

"Nos vemos mañana guapo", reí apenas y colgué.

Me miré en el espejo del baño y revisé no tener comida entre mis dientes. Lavé mis manos y salí en donde estaba Salsita platicando con Priscilla, la novia. Tocaba su vientre cómo si fuera una piedra preciosa.

"Lamento la tardanza", confesé. Ella me miró.

"Luke, toca. Puedes sentir cómo se mueve", dijo ella emocionada. Bien, no tocaría el vientre de una persona desconocida.

"Estoy bien Salsita", confesé, ella comenzó a patalear en su lugar.

"Vamos, vamos. Se siente hermoso, como cosquillas", respondió.

"Deberíamos dejar a los novios festejar su...", la del vestido blanco habló.

"Oh no, está bien. Puedes tocarlo", ella agarró mi mano y la puso sobre su vientre. Arrugué un poco la frente extrañado. Coloqué mis dos manos como las tenía Salsita, esperando a que se moviera.

"Vamos bebé, muévete", dijo Salsita con un tono adorable. Me le quedé viendo a ella y sonreí.

Me encantaba verla siempre tan feliz, tan llena de energía, tan reluciente y disfrutando cada segundo de su vida. Cómo si en mucho tiempo jamás hubiese sonreído y ahora aprovechase cada microsegundo de esta en su felicidad. Ellos no sabían nada, si apenas sabían su nombre. Ellos no sabían si sus noches eran hacían largas. Ellos no sabían todo lo que había perdido o luchado y es que simplemente su puta sonrisa valía más de lo que ellos sabían. Valía más que todo lo que alguna vez pasó, valía más que sus actos y errores. A veces desearía que esos ojos bellos que he visto sonreír, jamás verlos llorar desilusionados como una vez lo hice. Y es que era increíble la facilidad con la que me hacía sonreír.

"Creo que le caigo mal", mencioné y me calló.

"Shh, no empieces", respondió y esperé un par de segundos cuando sentí algo patear la palma de mi mano. Abrí los ojos.

"Wow", dije rápidamente. "¿Eso fue...?", pregunté viendo a la novia y ella asintió sonriente. El bebé comenzó a moverse cada vez más.

"¿Lo sientes?", me miró Salsita y asentí.

"Qué adorable", alejé las manos.

"Va a ser una niña", me informó y sonreí con mis labios.

"Que todo salga bien", deseé a la pareja y me agradecieron.

Nos fuimos a sentar nuevamente a nuestra mesa y comenzamos a charlar de nuestras familias. Ella era bastante curiosa, le gustaba saber de mí. Probablemente estábamos llegando al punto en el que ella conoce más de mí que yo de ella. Su teléfono comenzó a sonar y ella atendió, aparentemente era su padre, que ya era tarde para estar fuera. Por un momento olvidaba que aún era una niña y que tenía otras responsabilidades y obligaciones, como estar temprano en su casa y avisar a dónde iba y con quién. No culpaba a su padre, quiero decir... Su madre los abandonó, Salsita podría ser lo más cercano que tenía de ella. Sí llegara a perderla sería terrible y devastador. Pagué por lo que consumimos y la llevé a su casa, donde la esperé hasta que entrara.

Airplanes » l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora