» capítulo 4

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Sábado por la mañana, hoy sólo iba hasta medio día. Pasaba por la florería con el señor Higgins, hoy llevé un clavel blanco con destellos rojizos. Entré al edificio y saludé a Eric y Diana. Rutina de todos los días: Subí, prendí el ordenador, leí, imprimí, acomodé y fui a entregar. Los sábados normalmente hacía menos trabajo ya que sólo venía la mitad del personal.

Cuando entregué todo, regresé a la oficinas de correos -alias la mía obviamente-, y comencé a ordenar el desastre que tenía desde el Lunes. Le cambié el agua a mis flores, barrí la alfombra, tiré los papeles que no me servían y vacié los botes de basura. A parte que colgué una pintura nueva en un espacio de pared vacío. No eran la gran cosa, solo era un pedazo de hoja reciclada pintada con acuarelas. Después de todo en mis tiempos libres tenía que hacer algo.

Escuché la puerta y me giré para ver Gloria, una chica de mantenimiento.

"Buenos días", dije apenas. "¿Se le ofrece algo?".

"La señora Hemmings, la busca", dijo apenas y asentí.

"Gracias".

Ella se retiró y tomé unos sobres que estaban sobre la mesa. Había olvidado llevárselos. Bajé y caminé a su oficina, después de tocar, logré entrar y la vi con sus anteojos usando la computadora.

"Buen día señora", miré alrededor. No estaba su hijo, vaya.

"Hola Johnson", dijo ella.

"Uhm, disculpe al no traerle su correo antes, es sólo que...", me interrumpió.

"No te preocupes por eso", se quitó los lentes y me miró. "Siéntate".

Fruncí el ceño nerviosa y me senté en el sillón. Ella se me quedó mirando como analizándome. O al menos yo lo veía así.

"¿He hecho algo malo?", pregunté curiosa.

"No, para nada", dijo ella y mordí mi labio.

"¿Entonces?", pregunté. Esto me ponía los pelos de punta.

"¿Conoces a mi hijo?", preguntó y me le quedé mirando. ¿A que venía eso?

"He hablado con él", admití.

"Se lo mucho que cuestan tus medicamentos...", dijo ella y me le quedé mirando. "Tu padre me ha contado".

El estómago comenzaba a dolerme.

"Y también sé que sigues en tratamiento", confesó.

"¿Me va a despedir?", pregunté asustada.

"No, sólo quiero... Ayudarte un poco", me miró directamente a los ojos. "Pero tú tiene que ayudarme a mí".

Okay, esto comenzaba a asustarme. Tenía miedo de lo que pudiera pedirme.

"¿Ayudarla en qué?".

"En sacar a mi hijo del hoyo en el que está", me le quedé mirando.

"¿Qué quiere decir con eso?".

"Sé que tú tienes un alma pura y honesta", dijo ella. "Y he visto que contigo él... Regresa un poco a la normalidad", admitió. "Sólo quiero que lo mantengas distraído mientras está aquí, y lo escuches".

Oh, no... Luke.

"Señora, no puedo hacer eso", confesé. "Yo... No sería capaz".

"Por favor mi niña, sé que necesitan dinero. Que tu padre necesita trabajar horas extras también. Pagaré tus tratamientos y medicinas. Pero en verdad necesito que me ayudes con esto".

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