» band-aids

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Miércoles, mitad de semana. Ya casi, sólo unos días más y ya. En cuanto desperté –en mi cama por cierto-, decidí hacer este un buen día. Hoy me dedicaría a barrer y sólo eso. Algo fácil, sutil, elegante si así lo quieres, romántico. Me coloqué una camiseta blanca, converse y jeans negros y mi perfume, Chrome de Azzaro. Una delizia. Era fresco, varonil, a las mujeres les agradaba bastante y queda conmigo. Bueno, caro, y de clase.

Bajé a la cocina, preparé café y me serví Lucky Charms, mis favoritos y no por las gomitas. Estos días han sido de pura reflexión. ¿Lección aprendida? Me va mal por mi gran negatividad. Tiene que ser. Todo es relativo. Según Newton, un objeto recibe una fuerza igual a la del otro objeto. Fácil. Si mi fuerza es positiva, todo se me regresará bien.

Gracias maestro Rhodes.

En fin, hoy tomaría un taxi, porque aparentemente mi madre se adelantó. Aún no está todo acabado. Son sólo 5 dólares. Y sí es de esos taxis rosados, puede que coqueteé un poco con la taxista y me haga un descuento. O me cobre de otra manera. A fin de cuentas, he dicho, soy un hombre de alma caritativa llena de positivismo.

Salí con mis lentes de sol, el día estaba que brillaba. En lo que esperaba ver pasar a un taxi, decidí fumar un cigarrillo. Eso a nadie le viene mal. A parte, me da una esencia sorprendente. Caminé unas cuantas calles, ya que ninguno pasó por mi casa, pero seguro que por aquí encontraba uno. Ugh, comenzaba a desesperarme aquí en la esquina. Agradecía que no fuera de noche, sino todas me chiflarían. Caminé un poco más para el centro pero algo se topó con la suela de mi zapato. Y no era un brownie. Suspiré y alcé un poco mi tenis para verificar que tan terrible había sido. Ugh. Apestaba.

Escuché unas risas a mi lado, eran las chicas que iban pasando al verme con mierda en mi zapato. ¿Por qué la gente no recoge las desgracias de sus putos animales? Caminé al césped y comencé a limpiar la suela con las hojas mientras lo tallaba de un lado a otro. El olor que sacaba era repugnante. ¿Por qué me persigue la popó? ¿Por qué? Probablemente ya sea la maldición del baño endemoniado. Igual y es como Spider Man, que lo picó una araña y de pronto tiene un súper poder arácnido. Probablemente a mí me entró un poco de mierda al ojo y ahora soy un imán de desechos fecales. Vaya. Podría llamarme Shitty Man, o algo así. Sé que Salsita se estuviera riendo de esto.

Una vez que pude retirarlo todo, caminé a la esquina donde esperaba al taxi. Miré la hora, ya eran las 9:40 y aún no pasaba nada. Vi a un hombre mayor entretenido leyendo el periódico en una banca y me le acerqué. Qué humillante.

"¿Disculpe? ¿Sabe a qué hora pasan los taxis por aquí?", pregunté y él se me quedó mirando.

"¿Taxis? Hijo estás en Los Ángeles, no Nueva York. Por acá no encontrarás ninguno. Tendrás que tomar el autobús".

Fue el momento en el que los violines dramáticos comenzaron a sonar al fondo. ¿Él autobús? ¿En serio? Todo estaba yendo tan bien. Le agradecí al señor y suspiré mirando a mi teléfono. Ya no podía hablarle a nadie, estaban en la escuela. No me quedaba más que tomar el... Camión.

Caminé hacia donde estaba la parada y cuando paró subí. No es como si fuera la primera vez en autobús. Es sólo que... No lo sé, a los que me subía eran amarillos, largos y sólo llevaban niños de 8 años y me dejaban en la primaria.

Me senté en uno de los asientos vacíos junto a un chico... Raro. Llevaba pintados los labios de negro, y tenía un flequillo del tamaño de su rostro. Su vestimenta era totalmente oscura y en sus muñecas colgaba cadenas y pulseras de picos. Se me quedó mirando unos segundos hasta que me sentí incómodo y cambié de lugar. Ahora estaba al lado de una anciana, olía a jabón y... Vejez. Pero parecía adorable. ¿Qué tan mal puede ser esto?

Airplanes » l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora