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Estacioné el auto en mi lugar, baje de este y caminé en dirección al cuarto piso. Me sentía mejor que nunca, la cruda del domingo había desaparecido por completo y no fue tan mala como pensé que sería. Aunque realmente no me pude del todo ebrio, o no como quería. Algo me detuvo toda la noche, y era ella. Siempre era ella.

«"¿Ya tomaste tu línea?", escuché que preguntaron y me les quedé mirando.

"No".

Rieron.

"Deja de hacerte el santo".

Por alguna razón me sentía bastante atacado, como si de verdad me estuvieran obligando a hacerlo.

Y por un momento la recordé.

«"Vamos háblame", pedí a Salsita. Ella tenía sus brazos cruzados y me daba la espalda. "Puta madre, ¿cuándo me vas a hablar?".

"Cuando dejes de meterte tantas mierdas", rodé los ojos.

"No es nada Salsita".

"Para mí sí, ¿de acuerdo? No voy a aguantar tus estupideces", comenzó a caminar a través del césped. 

"No me va a pasar nada".

"Eso dices ahora", troté un poco para alcanzarla.

"¿Me podrías perdonar?", pregunté y ella no habló. Ugh. "De acuerdo, ya lo dejaré", siguió ignorándome. "Salsita, ya. De acuerdo, lo voy a dejar".

Ella se dio la vuelta.

"¿Lo prometes?", preguntó y suspiré. Dios este sería un sacrificio gigante.

"Lo prometo", ella sonrió y besó mi mejilla.

"¿Podrías regresarme la bolsita?", negó.

"Esto va para la basura".

Apreté mis labios y comencé a mover mi pie desesperado.

"Está bien, tú ganas".»

Lo había prometido, maldita sea. Suspiré y me puse de pie para salir al patio a fumar».



Sin tocar la puerta, entré a la oficina de mi madre. Ella no se veía del todo sorprendida.

"Me dijo tu abuela que no te quedaste a dormir con ella", dijo sin dejar de leer unos papeles.

"Me quedé con Calum", confesé.

"¿A qué se debe tu visita?", preguntó. "¿Se te ha pasado el berrinche?".

"No quiero que siga trabajando aquí", ella paró de hacer lo que estaba haciendo para verme.

"¿Estás loco?", negó. "¿Con qué derecho?".

"Mamá tiene que hacerlo".

"No, no tiene", se quitó sus gafas. "Luke, ella está enferma".

"No es mi problema".

"Y tampoco de ella tus problemas".

"Genial", solté.

"Voy a seguir pagando sus tratamientos", me le quedé viendo. Sus tratamientos, por un momento había olvidado sus malditos tratamientos.

"¿Y ahora para que se junte con quién? ¿El señor Kim?", ella entrecerró sus ojos.

"Que ganas las tuyas de estas jodiendo Luke", negó. "Ella está enferma".

Airplanes » l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora