» bites

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Estoy bien pendeja maifrens, por accidente lo borré, comententen pendejadas a lo random o leanlo de nuevo ahvea


"Bebé...", susurré y ella apenas se movió. "Bebé", repetí. Comencé a besar ligeramente sobre sus labios, sus mejillas, su nariz para que ella se despertara.

Iban a ser casi las 12 y tenía que tomar sus medicamentos a esa hora. Sí, me había aprendido sus horarios. Que ella estuviera sana era lo más importante para mí. Por lo que no dejaría que todo cayera en ella, empezaría a presionarla con sus horarios, la llevaría al médico, compraría sus medicinas si fuera necesario. Como los chicos dijeron: No depende de mí mantenerla viva, pero definitivamente puedo hacer algo para cambiarlo.

"Salsita...", susurré y ella me dio la espalda. Reí apenas. Era un caos levantarla una vez que ya era tarde. Otras veces nos hemos levantado temprano y ella lo hacía tan bien, pero cuando la dejabas dormir más, ni un tsunami la levantaba.

Me le quedé mirando rendido y negué. Aproveché para tomarme una ducha rápida. Comenzaba a considerar traer mi ropa aquí porque me costaba demasiado irme y dejarla sola. De tan sólo imaginarla durmiendo sola, me daba escalofríos.

Ella aún lloraba por las noches.

Era lo más doloroso del mundo, despertar por sus malos sueños o sus sollozos. Le habían arrancado una parte de ella, una parte que nadie podrá reemplazarla. Lo único que más deseaba era que ya pasara esta pesadilla. Por el día ella es tan feliz y se encuentra tranquila, cuando llega la noche se deprime y comienza a llorar. Habían ocasiones que lo hacía antes de dormir, casi siempre esas veces ella se iba y se encerraba con Leo el cuarto de su padre y se quedaba unos minutos. ¿Qué podía decirle yo? Lo mejor que podía hacer era dejarla. De otra manera jamás soltaría el dolor suficiente para superarlo.

De alguna manera sentía que mientras ella siguiera estando aquí, no podría olvidarse de ello. Todo el tiempo estaría sintiendo su presencia o es decir su ausencia. Y... No lo sé, me asustaba pensarlo o más que nada decirlo, pero empezaba a pensar que quizá sería buena idea irnos a vivir juntos por la ciudad. Un departamento bonito con la vista de la ciudad, de buen tamaño, con un lugar especial para que ella pudiera pintar y colgar sus pinturas. Algo que lo hagamos nuestro.

¿Acaso era muy apresurado?

Realmente no sabía lo que pasaba por mi cabeza. Estaba tan enamorado de ella y mierda, he imaginado cosas que jamás pensé que imaginaría con alguien. La he visto viviendo conmigo, viajando, trabajando -y no precisamente en la mierda que estamos ahora-, la he visto... Vestida de blanco. Y me asustaba, todo me asustaba. Me aterraba el hecho de llegar a sentir un amor tan loco y desenfrenado por ella donde no le encontrara límites a nada.

Me aterraba imaginar que ella no me quiera de la misma manera en la que yo lo hago. Me aterraba pensar que... Un día pueda terminar todo. Que termine todo y no hayamos hecho nada.

Quería vivir con ella, quería vivir por ella.

Salí de la ducha y me le quedé viendo, tenía su cabello todo revuelto y enredado, con su boca entreabierta. Desconecté mi teléfono para tomar un «Snap», una vez que lo enfoqué tomé la foto haciendo sonar la cámara.

"Sí subes eso te voy a matar", escuché entre murmuros. La miré y solté una carcajada.

"Haz revivido", dije viendo cómo se acomodaba.

"Estaba cansada", confesó y me senté a un lado de ella, aún con la toalla enredada en mi cadera.

"Y apestas, ¿lo sabes?", ella rió y se recargó en mi pecho.

Airplanes » l.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora