Airplanes » l.h

Por abxvethenxise

443K 41.6K 27.6K

«El amor lo inventó un chico con los ojos cerrados, por eso somos ciegos todos los enamorados». Official Trai... Más

» soundtrack
» prólogo
» capítulo 1
» drug addict alcoholic?
» capítulo 2
» who is she?
» capítulo 3
» salsita
» capítulo 4
» what it is?
» capítulo 5
» you can't stop me
» capítulo 6
» poopy date
» capítulo 7
» chemistry genius
» capítulo 8
» band-aids
» capítulo 9
» invisible
» capítulo 10
» yes
» capítulo 11
» emergency call
» capítulo 12
» perfect
» capítulo 13
» pills
» capítulo 14
» get over it
» capítulo 15
» strip
» capítulo 16
» girlfriend
» capítulo 17
» kisses
» capítulo 18
» what a feeling
» capítulo 19
» the reckless and the brave
» capítulo 20
» businessman
» capítulo 21
» the way you make me feel
» capítulo 22
» jealous
» capítulo 23
» apologize gift
» capítulo 24
» a little too old
» capítulo 25
» stressed out
» capítulo 26
» life of the party
» capítulo 27
» jet black heart
» capítulo 28
» end up here
» someday at christmas
» capítulo 30
» you'll be in my heart
» capítulo 31
» ashes
» capítulo 32
» i see the light
» michael
» capítulo 33
» bites
» capítulo 34
» roses
» capítulo 35
» love you
» capítulo 36
» moving
» capítulo 37
» city of angels
» capítulo 38
» postman
» capítulo 39
» christmasy
» capítulo 40
» airplanes
» capítulo 41
» a whole new world
» capítulo 42
» pray
» capítulo 43
» chemotherapy
» capítulo 44
» down goes another one
» capítulo 45
» finale
♡ agradecimientos ♡

» capítulo 29

4.2K 459 357
Por abxvethenxise

De acuerdo, era jueves, no había manera de que esta semana empeorara. Mañana sería mi cumpleaños. ¿Mis planes? La clínica. Mañana pasaría mi cumpleaños en la clínica. Leería cuentos a los niños y visitaría a mis amigos y les contaría muchas cosas a las enfermeras y ayudaría a alimentar a los ancianos y sería un cumpleaños excelente. Quizá me lleve a Stefany, seguro que también le haría bien estar un día en el hospital.

Después de aquel incidente con la puta y Luke, decidí olvidar por completo que eso había pasado. De ahora en adelante él sería un cero a la izquierda, no valía la pena llorar por un idiota como él. Si me quiere, me va a querer como soy. Sí no, pues que se vaya a la mierda, no le iba a rogar.

La mañana había resultado bastante bien, había comprado muchas flores nuevas, en camino a la empresa se me cruzaron unos perritos, eran preciosos. El dueño venía paseándolos, apenas eran unos cachorritos, cada que querían correr se tropezaban entre ellos. Rita me hizo un licuado de fresa con plátano y crema batida; todo iba a la perfección, empezar el día con fresas era señal de que sería un buen día.

Salí a entregar el papeleo, y aproveché para darles de una vez su correspondencia. Muchas veces también me daban cartas de regreso para que las dejara en el buzón o cuando viniera el cartero se las diera. Hoy me sentía bastante bien, de verdad. Podría seguir insistiendo, ¿quién necesitaba a Luke Hemmings en su vida? Nadie. Era una lástima, su amigo de verdad me cayó bien, y quedó en presentarme algún día a su novia. Que tristeza.

En fin hoy Liz me asignó el trabajo de actualizar el Instagram de BuzzFeed, puesto que Melanie había pedido permiso para faltar y la página no podía quedarse inactiva. No había visto a Luke en todo el día, ayer había venido, de hecho... Vino toda la semana, lo que a mi parecer se me hizo bastante extraño. Creía que estaba enojado con su madre, pero al parecer estaba más enojado conmigo porque ni siquiera los buenos me daba. Y no era como si yo empezara, quise suponer que era una persona educada que si ve a alguien cerca, dice por lo menos un «qué tal», o un «buenos días-tardes».

¿Qué pondría hoy en la página? Descargué por el iPad de la oficina los sneak peaks de vídeos. Una vez que los actualicé, escuché que alguien tocó la puerta. Era Justin.

"Hey, hola", dejé el iPad.

"¿Estás ocupada?", preguntó.

"Mmm... No realmente. ¿Necesitas algo?".

"A ti", arqueé una ceja. "¿Quieres salir en un vídeo?", entreabrí mi boca.

"¿Yo? ¿Hablas en serio?", pregunté.

"Será sencillo, vamos", pidió.

Apagué la computadora y sonreí grande. ¡Iba a salir en un vídeo! ¡Qué emoción! Ojalá fuera de perritos, o animales. ¡Ay qué emoción! Siempre quise salir en un vídeo, pero era muy penosa como para pedir salir en uno. ¡Al fin!

Bajé al segundo piso y me dirigí al set 1. En cuanto entré armaron «fiesta» por mi llegada. ¿Qué tenía de emocionante que llegara?

"Ya está aquí muchachos, cúbranle los ojos", dijo Ashly.

"¿Qué?", reí nerviosa.

"Siéntate", pidieron y me senté en una silla. De pronto me colocaron un poco de polvo para el brillo, acomodaron mi cabello y me colocaron un micrófono en el suéter. Esto se sentía tan raro. Me pusieron la venda y me sentaron en una silla.

"¿Cámara lista?", escuché.

¿Qué? ¿Tan rápido? Mierda, jamás he hecho esto.

"Tres, dos, uno y....".

Se escuchó un silencio.

"De acuerdo Zazil-Ha, fuiste la indicada para este trabajo", comenzó. "Te daremos a oler diferentes tipos de flores y nos dirás cuál es".

¡Oh sí, sí!

Era excelente en esto, antes mi padre solía comprarme flores y me encantaba olerlas, ya que no podía verlas.

"Bien", sonreí.

Me pasó una y lo tomé por el tallo. La acerqué a mi nariz. Uhm, este era un olor confuso.

"Creo que es un Jazmín".

"Sí lo es", sonreí.

"¡Sí!".

Me pasaron otra rápidamente nombré «rosas», eran las más fáciles.

"Este en un lirio", dije y me pasaron otra. "¿Gardenia? Esta es difícil de encontrar".

Me pasaron un Aliso, una Glicina. Y finalmente me dieron otro tallo. Este era más delgado. No tenía un aroma reconocido, pero sí era familiar. Lo acerqué a mi nariz un par de veces, ¡oh!

"Esta ni siquiera es una flor, es hierba buena", todo el set comenzó a hacer barullo y solté una carcajada. Me quité la venda y evidentemente era hierba buena.

"Soy la mejor, ¿vieron?".

"Sabía que era la indicada para este vídeo", mencionó Justin.

"Yo fui la de la idea", dijo Quinta dándole un codazo.

"Esto fue divertido", confesé.

"Sí, lo hiciste muy bien. Deberías pasar más tiempo en este piso".

"Prometo que lo haré".

Eso había sido mejor de lo que imaginaba, todos eran tan agradables y me gustaba cómo me trataban. Me quedé unos minutos más viendo como grababan otros videos, a veces era difícil porque tenía que contener mi risa.

Subí a mi oficina para ver los Snaps que habían grabado de mí, puesto que dejé mi teléfono cargando en la sala. Al desbloquearlo noté tres llamadas perdidas de un número desconocido, fueron de hace treinta minutos. No podía marcar de regreso. Intenté dos veces y me marcaba que no se podía realizar la llamada. Qué raro, nadie me marcaba. Esperé diez minutos en lo que miraba Snapchat, evitando darle click al nombre de «lukerh». Pero a simple vista, se miraban unas botellas. ¿Qué más pondría en su historia?

Apreté mis labios. Extrañaba llenar su historia de fotos mías probando los filtros. Y tomarle fotos desprevenidas con el perrito, se miraba tan adorable. Me daba ganas de morder sus mejillas y ay no. Era tan hermoso, basta. Se suponía que lo odiaba. No podía estar odiándolo unos minutos y a los otros darle amor y llorar por su nivel de ternura.

Mi actividad revisando historias fue interrumpida tras la entrada de la misma llamada desconocida, deslicé el telefonito verde y contesté.

"¿Hola?".

"¿Hablo con la señorita Johnson?", fruncí el ceño.

"Uhm, ¿quién habla?", pregunté.

"Le hablo del Hotel Four Seasons", oh Dios, ahí trabajaba mi padre. "Hemos intentado contactarle para decirle que su padre ha sido transferido al hospital".

Sentí un hueco enorme formarse en mi pecho. Escuchaba los datos y hechos de lo ocurrido y seguía sin poder emitir ni una sola palabra. Mi padre había recaído de nuevo. Tomé mis cosas rápidamente y sin avisarle a nadie salí corriendo del edificio en busca en un taxi. En cuanto subí le indiqué el hospital en el que se encontraba evitando soltarme en lágrimas. Ahora me sentía tan estúpida e irresponsable por haber dejado el teléfono en la oficina y salir sin él. Sólo a mí se me ocurría salir sin él sabiendo todo lo que podría pasar.

El taxi paró frente al St. Vincent y le dejé unos billetes, mis manos me temblaban y me sentía tan torpe por no poder contar rápido los billetes. Probablemente le había dejado 5 dólares más. Corrí a la recepción donde di su nombre y me indicaron su habitación. El corazón me latía rápido, quería que todo estuviera bajo control.

Al entrar lo vi en la cama, conectado a esas máquinas. Tapé mi boca soltando un chillido, odiaba verlo de esa manera.

"Papá...", dije apenas y caminé a su lado. Él se giró a verme y sonrió apenas. ¿Por qué diablos sonreía?

"Mi pequeña", hizo el intento por levantar su mano pero sólo se movieron dos o tres dedos.

"¿Qué pasó?", pregunté.

"No fue nada", meneó su cabeza. "Ya sabes, este viejo tarugo que le encanta ayudar a las personas".

"¿Qué fue lo que hiciste?", pregunté limpiando debajo de mi nariz.

"Sólo intentaba cargar un par de maletas, es todo".

"¡Pero te dijeron que ya no podías hacer eso!", reclamé desesperada. "¡Te dijeron que no debías hacer esfuerzos!".

"Pues sí hija, pero no había personal y ellos ya estaban esperando por...", lo interrumpí.

"¡Pero ese no era problema tuyo!", chillé. "Tu debías estar atrás de escritorio, recibiendo a personas, no escoltándolas".

"Tienes razón", se volteó a verme. "¿Me perdonas?".

"Ya basta", negué. "No es tiempo para tus bromas".

"Estoy bien hija, los tubos nada más asustan, ¿sí o no?".

La puerta del cuarto se abrió y vi al doctor entrar. Limpié debajo de mis ojos con la manga de mi suéter y me puse de pie.

"Buenas tardes", dijo cerrando la puerta. "Tú debes ser la hija de Theodore, creo que nos habíamos encontrado antes", asentí.

"Zazil-Ha", estreché su mano.

"Sí, lo recuerdo", miró a la camilla.

"¿Cómo está mi padre?", pregunté, él soltó un suspiro. Oh no, los suspiros o eran muy buenos, o eran muy malos.

"Pues, descubrimos que tiene una metancondromatosis muy severa, anteriormente le habíamos detectado este problema en sus huesos, por lo que le dimos vitaminas, bastante calcio para enfortalecerlos y otros medicamentos", asentí. "Sin embargo encontramos varios encondromas solitarios, los cuales se encuentran en el cartílago intramedular que están generalmente en los huesos tubulares cortos de manos y pies", me le quedé mirando esperando a que prosiguiera. "Los afectados con esta enfermedad normalmente tienen los primeros síntomas durante la primera década de la vida, pero como ya se le había comentado al señor Johnson, su caso clínico era especial y por alguna razón natural no se le desarrolló hasta la tercera o cuarta década de su vida. Los osteocondromas aparecen más a menudo en las manos y los pies y los encondromas envuelven los puntos más altos de la pelvis y metáfisis de los huesos largos", es por ello que en estos momentos perdió la movilidad de la mitad de su mano y parte de la pelvis lo que controla a sus piernas", abrí mis ojos y miré a mi padre.

"¡Dijiste que estabas bien!", gruñí. Él hizo una mueca.

"En estos momentos estamos controlando el dolor de sus articulaciones", indicó. "La mayoría de las veces, las lesiones se vuelven más pequeñas o se desaparecen naturalmente en la edad adulta, pero nuevamente. El caso de tu padre resultó ser muy diferente por lo que aquellas lesiones en estos momentos están comprimiendo sus nervios o algunos vasos sanguíneos".

Cada palabra que el doctor emitía era como clavos enterrándose en mi cuerpo. Nada de lo que decía sonaba bien y simplemente no podía guardar la calma sólo porque mi padre me lo pedía.

"Entonces, ¿sus nervios están siendo aplastados por las lesiones?", él asintió. "¿Y puede ponerse bien?", pregunté.

"Las probabilidades son de 50/50", fue cuando sentí mis ojos humedecerse de nuevo. "Necesita entrar a cirugía antes de que osteocondromas lleguen a los vasos equivocados y pueda ocasionar desde algún paro cardiaco hasta un derrame cerebral", asentí.

"Lo entiendo", asentí. "Hagan lo que sea necesario", pedí. "Sólo quiero que esté bien".

El doctor miró a mi padre.

"Tú palabra es la que cuenta Theo, ¿quieres someterte a cirugía?", mi padre mi miró de reojo y tomé su mano.

"Sí eso me hará estar más tiempo con mi pequeña, está bien", el doctor asintió y comenzó a escribir unas cosas en su tabla. Le tendió la pluma a mi padre para que firmara y una vez así, él nos dejó solos.

Me le quedé mirando a mi padre molesta. ¿Por qué hacía estas cosas?

"Vamos cachorrita, me pondré bien", dijo él y apreté mis labios. No quería seguir llorando por estas cosas, pero a veces no podía evitarlo. Sentí mis mejillas mojarse y me subí a la camilla para abrazarlo.

"Me asusté muchísimo", confesé.

"Lo sé, lo siento", sentí que comenzó a tocar mi cabello con la poca movilidad de su mano izquierda.

En este momento me sentía agradecida de que su trabajo cubriera los gastos médicos porque con nuestros ahorros no sería suficiente.

"Aún queda un 50%", dije cabizbaja.

"No pienses en eso", me dio unas palmaditas.

"No puedo evitarlo".

"Escuchaste al doctor Richards, mi caso es especial, tal vez y el señor me da otra oportunidad y me deje quedarme contigo", cerré mis ojos y me pegué a su pecho.

"Siempre has dicho que eres el hombre más suertudo del mundo", dije entre lágrimas. "Demuéstrame eso, por favor. Pruébalo".

"Lo haré pequeña", besó mi cabeza. "Lo prometo".

No quería separarme ni un segundo de mi papá, a partir de este momento, cada segundo contaba. Cada minuto, cada hora, y cada segundo. Tenía fe en los médicos, siempre hacían todo bien, en especial en este hospital, me daba mucha confianza. Sin embargo, muchas veces no dependía del doctor sino del tiempo. El tiempo era el peor enemigo de un enfermo. Nunca se debe creer en el tiempo, se debe creer en el ahora, que es lo único que sabes con certeza. El paso del tiempo nos aprisiona, no precisamente en una celda de cemento, ladrillos y varillas, sino en una de esperanzas rotas y tragedias imprevisibles. Que grandioso sería entonces tener la oportunidad de volver y hacer todo lo que alguna vez quisiste, pero al hacerlo no nos estaríamos enfrentando al tiempo sino a nosotros mismos, porque aunque podamos escapar de la cárcel del tiempo, jamás podremos salir de la cárcel de nuestra propia naturaleza. La muerte. El tiempo se había acabado.

Me quedé unos minutos descansando con mi padre, hasta que cambie de posición. Él miraba al techo sin decir ni una palabra.

"¿Sabes? Amaba muchísimo a tu madre", confesó y lo miré.

"¿Qué te hace pensar en ella en este momento?", pregunté.

"Todas las cosas que nunca hicimos", soltó.

"¿Cómo qué?".

Él se encogió de hombros.

"Cosas absurdas", admitió. "Cosas que todo el mundo quiere hacer, como saltar de un paracaídas, hacernos unos tatuajes, correr un maratón juntos, abrir nuestro pequeño local".

"Eso es adorable", confesé.

Él asintió y me miró.

"Necesito que me hagas un favor", me senté y lo miré.

"El que sea".

"Ve a casa y busca entre mi armario una pequeña cajita de madera y me la traes, por favor", pidió.

"No quiero dejarte aquí".

"Oh, ¿a dónde podré ir?", rió. "Traérmela y llama a la abuela, se gentil con ella y sólo dile que me encuentro en el hospital", asentí. Me acerqué a él y lo abracé.

"No tardaré", prometí. "Estaré aquí antes de la operación".

Salí del hospital y caminé a la parada del autobús para que me quejara a unas calles de la casa. Una vez que estuve arriba, miré a la ventana, me sentía bastante incómoda dejando a mi papá solo. Confiaba en él, pero... No lo sé. No quería estar lejos de él, en estas circunstancias. Lo amaba demasiado, era la persona que más amaba en el mundo. Eran mi familia, la única que tenía. Siempre me decía que una familia no se mide por el número de miembros, sino por la unión que hay en ellos. En momentos como estos podía recordar mi infancia, donde escuchaba a mis amigos hablar de sus familias grandes y funcionales. Siempre llegaba enojada con mi padre, diciéndole que por qué yo tenía una familia pequeña, que a mí no me gustaban así. A mi memoria llegaban todas esas mujeres o pretendientes que solía tener, siempre las asustaba pidiéndoles hermanos o haciendo preguntas incómodas acerca las familias más grandes.

Contaba los pasos hacia la puerta de mi casa, como si de eso dependiera mi vida. Al entrar corrí al armario donde me indicó que estaba su cajita. Estaba debajo de unas cosas, era pequeña y tenía un candado. ¿Será que necesitará una llave? Jamás me pidió por ella, no es como si se le pudiera olvidar que la caja se encontraba cerrada. Decidí ignorar lo anterior y corrí a mi habitación para colocarme una chaqueta más gruesa y unos zapatos cómodos para pasar la noche ahí. Me quité las lentillas y me puse el armazón para no batallar más tarde.

Le dejé comida y agua a Leo y salí corriendo de la casa asegurándome de haberla asegurado bien. Tomé el autobús nuevamente, aproveché para llamar a la abuela y explicarle brevemente lo de mi padre. Ella prometió tomar el primer vuelo para Los Ángeles. Al bajar tan sólo tuve que caminar unas calles para llegar nuevamente al hospital. Subí a su habitación, vi al doctor salir de ahí y me apresure para llegar, él se dio la vuelta.

"¿Está todo bien?", pregunté.

"Sí, sólo vine a administrarle un par de cosas antes de llevarlo al quirófano", confesó. "Dentro de treinta minutos aproximadamente vendrán por él para prepararlo e iniciar la cirugía por eso de las ocho de la noche", asentí.

"Gracias", suspiré aliviada y entré al cuarto. "Estoy aquí", él me miró y sonrió.

"Me alegra", ahora estaba sentado en la camilla y eso me hacía sentir mejor, puesto que podía moverse. "Has traído la caja", asentí y la dejé sobre sus piernas.

"Tiene un candado".

"Sí, eso no importa", tiró un poco de este y lo quitó. Oh vaya, no servía. Reí para mí y él aún sin abrirla la miró.

"No debería estar haciendo esto, ¿sabes? Pero creo que es necesario", me le quedé viendo.

"¿De qué hablas?".

Él miró hacia abajo y noté sus mejillas humedecerse, el hueco en mi pecho incrementó.

"Estoy muy orgulloso de lo que te has convertido mi niña", confesó. ¿Acaso se estaba despidiendo?

"Papá, no lo hagas...", pedí y apreté mis labios.

"Eres lo mejor que me pudo pasar en la vida Zazil-Ha", me sonrió y negué. No, no podía estar despidiéndose. ¿Qué le pasaba?

"Para", dije con la vista nublada.

"En unos minutos más entraré a ese cuarto", negó. "Es como una línea entre la vida y la muerte, es un juego de cartas".

"Tú vas a vivir", chillé y él alzó su mano derecha para limpiar debajo de mis ojos.

"Te amo mucho hija, siempre serás lo más importante para mí", sentí mi boca temblar y lo abracé fuertemente, como jamás en la vida lo he hecho. "Te has convertido en una hermosa mujer".

"Deja de decir esas cosas papá, tú vas a vivir", negué.

"Es sólo que no quiero entrar a ese lugar, sin haberte dicho antes lo mucho te amo".

Este era el momento exacto en el que no podía contener mis lágrimas.

"Eres el mejor papá del mundo", dije entre sus brazos.

"Ninguna discapacidad o enfermedad hizo que mi amor por ti disminuyera Zazil-Ha", confesó. "En la vida haz logrado cosas que muchas personas jamás pudieron y eso me hace sentirme el hombre más afortunado de la tierra. El más afortunado por tener a una persona tan fuerte y hermosa como hija", sonreí grande. Él miró a su cajita y la abrió, adentro vi un pedazo de tela negro, él lo saco y comenzó a desenvolverlo, a los segundos noté muchos billetes juntos. ¿Qué era eso? ¿De dónde sacó tanto dinero y por qué no estaba en el cajón de los ahorros?

"¿De dónde has saco eso?", pregunté.

"Cuando recuperaste la vista y comenzaste a pintar y hacer esos preciosos cuadros, supe que tendrías un gran futuro en ello, entonces empecé a juntar un poco de dinero extra para invertirlo en ese futuro brillante que había visto en ti", apreté mis labios. Él comenzó a enrollar el dinero de nuevo para meterlo a la cajita y cerrarla. "Esto es para ti", la acercó a mí. "Es para que abras tu galería y el mundo pueda conocer tus pinturas".

Oh cielos, no estaba haciendo esto. Cerré mis ojos y sin decir más lo abracé nuevamente. Esto era lo más hermoso que alguien había hecho por mí. Lo amaba tanto.

"Te amo papá".

"Y yo a ti hija, muchísimo".

"Abriré mi galería", asentí. "Lo haré y tú estarás ahí para verlo", él sonrió.

"Lo voy a hacer".

Tras otras palabras y lloriqueos, la puerta se abrió. Sabía que era hora, miré a mi papá y lo abracé fuertísimo.

"Estaré aquí esperándote", confesé. Él besó mi frente y después de mirarme, pasó a mi mejilla.

"Te amo", asentí y lo abracé. No quería soltarlo jamás, no quería que cruzara esa puerta. Los enfermeros lo ayudaron a traspasarse a la camilla para transportarlo al quirófano. Todo el camino a este fui tomando su mano y diciéndole lo mucho que lo amaba. Estábamos tan sólo a unos metros y yo ya no podía controlar mis lágrimas.

"No te vayas", pedí.

"Nos vamos a volver a ver", dijo él.

"Sí, pero ¿dónde?", pregunté temblorosa.

"Sólo puede cruzar hasta aquí", dijo una enfermera y me aferré a mi papá.

"Te amo mucho hija, recuerda que tú puedes con todo", sentí mi corazón desbordarse.

"No me dejes aquí, porque no puedo hacerlo yo sola".

"Sí puedes. Tú puedes hacer todo lo que te propongas", se me le quedé viendo y asentí. Lo abracé una vez más y besé su mejilla fuertemente.

"Eres el mejor", la camilla comenzó a avanzar pero no pude soltar su mano.

"Tú puedes", dijo él y la distancia separo nuestro agarre. Las puertas se abrieron y a centímetros de cerrarse le grité.

"¡Te amo!".

Estas se cerraron y las miré por diez minutos sin poder calmar mis lágrimas o el ritmo de mi corazón. ¿Qué sería de mí sí algo le llegara a pasar?

Seguir leyendo

También te gustarán

2.5M 116K 61
En donde Camille, hace todo lo posible por que Luke le haga caso. ¿Luke se dará cuenta que todo fue una apuesta con su mejor amigo? ¿que hará Luke?
446K 20K 71
"Eres la luz que me guía en esta maldita oscuridad." Una chica con secretos y con una mala vida. Un chico de una familia adinerada que no sabe lo qu...
400K 40.3K 103
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
113K 10.1K 31
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...