Airplanes » l.h

Par abxvethenxise

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«El amor lo inventó un chico con los ojos cerrados, por eso somos ciegos todos los enamorados». Official Trai... Plus

» soundtrack
» prólogo
» capítulo 1
» drug addict alcoholic?
» capítulo 2
» who is she?
» capítulo 3
» salsita
» capítulo 4
» what it is?
» capítulo 5
» you can't stop me
» capítulo 6
» poopy date
» capítulo 7
» chemistry genius
» capítulo 8
» band-aids
» capítulo 9
» invisible
» capítulo 10
» yes
» capítulo 11
» emergency call
» perfect
» capítulo 13
» pills
» capítulo 14
» get over it
» capítulo 15
» strip
» capítulo 16
» girlfriend
» capítulo 17
» kisses
» capítulo 18
» what a feeling
» capítulo 19
» the reckless and the brave
» capítulo 20
» businessman
» capítulo 21
» the way you make me feel
» capítulo 22
» jealous
» capítulo 23
» apologize gift
» capítulo 24
» a little too old
» capítulo 25
» stressed out
» capítulo 26
» life of the party
» capítulo 27
» jet black heart
» capítulo 28
» end up here
» capítulo 29
» someday at christmas
» capítulo 30
» you'll be in my heart
» capítulo 31
» ashes
» capítulo 32
» i see the light
» michael
» capítulo 33
» bites
» capítulo 34
» roses
» capítulo 35
» love you
» capítulo 36
» moving
» capítulo 37
» city of angels
» capítulo 38
» postman
» capítulo 39
» christmasy
» capítulo 40
» airplanes
» capítulo 41
» a whole new world
» capítulo 42
» pray
» capítulo 43
» chemotherapy
» capítulo 44
» down goes another one
» capítulo 45
» finale
♡ agradecimientos ♡

» capítulo 12

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Par abxvethenxise

Él estaba parado frente a la puerta. Usaba una camisa azul marino abotonada de mangas largas, bastante apretada, hacía resaltar sus hombros y sus brazos y... Su pecho y todo. Cielos. Miré rápidamente abajo y usaba sus típicos jeans negros y unos zapatos de vestir del mismo color, eran como botas, qué importaba, se miraba bastante guapo. Él al verme sonrió y me acerqué a él.

"Vaya", rascó su barbilla. "Te vez...", rió un poco. "Wow".

Mis mejillas se enrojecieron.

"Wow para ti también", rió y sonreí grande.

"¿Estás lista?", asentí y vi a mi padre. Él nos miró unos segundos y asintió caminando hacia nosotros.

"Bueno, creo que es donde tengo que interferir yo", carraspeó un poco su garganta y miró a Luke.

"La cuidas bien", dijo y Luke asintió. "No muy tarde, ¿de acuerdo?".

"La traeré a casa con bien, señor", le dio su mano y estrecharon fuerte, mi padre le dio una pequeña palmada en el hombro y asintió. Caminé a él y lo abracé fuerte.

"Estaré bien", él besó mi frente. "No me esperes despierto".

"Ya váyanse", pidió y miré a Luke. Él me sonrió con sus labios y suspiré. De acuerdo. Estaba pasando.

"Buenas noches", se despidió Luke abriendo la puerta y mi padre se limitó a menear su mano. Vi un auto precioso estacionado frente a la casa.

"¿Es tuyo?", pregunté curiosa mientras caminaba a éste.

"Algo así", me abrió la puerta del coche y esperó a que entrara para cerrarla. Unos segundos después apareció sentado a mi lado y colocó la llave.

"¿Debería tener miedo contigo al volante?", pregunté entre risas y él sonrió.

"Sólo si te gusta ir despacio", encendió el auto y comenzó a andar. No tenía idea por dónde íbamos pero la emoción me mataba. No podía evitar verlo conducir, se miraba tan atractivo desde mi lugar. Sus manos apretando fuerte el volante, como la manga de su camisa se levantaba un poco y dejaba ver sus muñecas. Subí la mirada a su rostro, su perfil era tan bello. Su nariz puntiaguda hacía todos mis días mejor. Sus labios rosados y como el superior era más delgado que el de abajo. La forma en la que su cabello estaba acomodado hacia la derecha, y como sus patillas apenas se unían con su barba de días, muchos días. Era un hombre hermoso.

Y sé que dije que el blanco era su color, pero cómo era posible que con el azul marino sus ojos se pronunciaran tanto que hasta hacían que vieran más claros. A este paso, todos los colores, serían su color.

Miré a la ventana y noté las luces de todas las calles y los edificios, era una ciudad grandísima e iluminada. Todas las noches cuando el sol se escondía la ciudad de Los Ángeles apenas amanecía. Todo por la noche cobraba vida en esta ciudad. Y eso me encantaba de ella.

"¿A dónde vamos?", pregunté muerta de la curiosidad. Llevábamos más de quince minutos en el auto, sólo escuchando música, sin hablar.

"A un lugar secreto", me miró de reojo y mordí mis labios.

"Muero por saber", él rió.

"Y yo porque te guste".

"¿Qué cosa?", pregunté y él me miró.

"El lugar", las comisuras de mis labios se alzaron y me sonrojé.

"¿Estamos cerca?", pregunté.

"Cinco minutos más".

Suspiré y dejé que siguiera conduciendo. Después de dar un par de vueltas, noté que paró frente a un hotel y fruncí el ceño. ¿Qué estaba pasando? Un hombre se acercó al auto y Luke le dio la llave. Se dio la vuelta y abrió mi puerta.

"¿Qué hacemos en un hotel?", pregunté nerviosa y él rió.

"Todo está bien Salsita, confía en mí. Vamos, entremos", tomé su brazo para caminar junto a él y vi al hombre llevarse el auto. Cuando estuvimos en el lobby nos dirigimos con la recepcionista.

"Buenas noches, Lucas Hemmings", la señorita tecleó en su computador unas cosas y sacó de un cajón unas llaves.

"Disfruten", Luke asintió y tomó las llaves para comenzar a caminar al ascensor y las puertas se cerraran. Presionó el último botón y comenzamos a subir. Mi estómago me mataba, todo se movía dentro de mí descontroladamente. No podía evitar presenciar el aroma tan masculino de Luke. Siempre olía tan bien pero hoy... Cielos, podría desmayarme.

"Me asusta el silencio", confesé viendo que íbamos a la mitad de los pisos.

"A mí me gusta", susurró sin dejarme de mirar y desvié la mirada. Noté que aún seguía agarrada de su brazo y me solté. Cuando el ascensor paró las puertas se abrieron y Luke comenzó a caminar por el pasillo que apenas y se iluminaba, había una puerta al final en la que se asomaba un pequeño destello de luz.

"¿En dónde estamos?", pregunté, él metió la llave a la cerradura y tomó el pomo.

"En nuestra cita", dejó abrir la puerta y abrí mi boca grande.

No puede ser.

Di unos pasos para salir y vi todas las flores que llenaban la terraza del hotel. Era precioso, en el techo colgaban pequeños focos que daban una iluminación tenue a lo que podría ser este... Invernadero. Todo era tan verde y al mismo tiempo tan colorido, había flores de todos colores y tipos. Había incluso flores que jamás en mi vida había visto. Todo era hermoso. Los árboles, las enredaderas por todos lados, las matas, todo era perfecto.

"Dijiste que no querías que te llevara flores...", dijo Luke detrás de mí. "Así que... Te traje a ellas".

Me di la vuelta y corrí a abrazarlo tan fuerte como pude. Esto era lo más hermoso que jamás había visto.

"Gracias".

Cielos, tenía tantas ganas de llorar, no podía con tanto. Comencé a caminar entre todas las flores, no podía evitar olerlas, estaban recién regadas, las hacía aún más brillantes y con esta iluminación, era más que suficiente para apreciarlas.

"Puedes tomar las que quieras", dijo detrás de mí.

"¿En verdad?", pregunté con una gran sonrisa y él asintió.

"No puedo creerlo", todas estas flores eran tan hermosas, la única manera en la que podías ver el cielo era mirando para arriba. Todo estaba tan repleto y por cualquier lugar en que caminaras, encontrarías más y más.

"¿Te gusta?", preguntó y lo miré.

"¿Hablas en serio? ¡Me encanta!", confesé. "Es lo más hermoso que alguna vez he visto".

"Sigue caminando", dijo y mordí mi labio siguiendo el camino que me guiaba el espacio. Al final vi un par de arbustos, después de eso ya no se miraba nada, sólo una plataforma. Los crucé vi una mesa para dos encima de ésta, iluminada con velas. Luke me ofreció su mano para subir por esos tres escalones y al estar arriba vi la ciudad entera. Vi todas las luces de noche, todos los carros pasar, todos los edificios y casas. Se podía ver todo. Me di la vuelta y sonreí. De este lado se podía ver todo el invernadero, todas las flores y los árboles, como todos esos colores se mezclaban. Giré nuevamente y lo vi a él. Lo vi a él parado justo detrás de la silla con sus ojos brillando y sus labios formando una dulce sonrisa. Era hermoso, todo era precioso.

Me indico que me sentara y me acercó la silla. Él se sentó frente a mí, pude notar pétalos rojos de rosas regados por todo el mantel blanco, las velas olor a vainilla y las servilletas en nuestros platos doblados en forma de... ¿Avión?

"¿Dónde encontraste este lugar?", pregunté impresionada.

"Hace unos años", confesó. "Tenía como 19 años cuando...", rió un poco y negó. "La policía nos perseguía a mí y a mis amigos y... Entramos a este hotel y sólo subimos. La puerta estaba abierta y entramos, jamás había visto algo parecido".

"Es hermoso Luke", confesé y él me miró.

"Lo sé".

Vimos a varios hombres acercarse a nosotros con diferentes tipos de botellas en cubetas con hielo. Sin embargo frente a ellos estaba otro, mejor vestido y con un bigote simpático.

"Buenas noches jóvenes, mi nombre es Rick y los atenderé esta noche. ¿Les ofrezco una copa de nuestras reservas?", preguntó y Luke me miró. Honestamente no sabía que responder.

"¿Quieres vino o prefieres algo sin alcohol?", preguntó y entreabrí mi boca.

"Uhm, quizá una copa estaría bien", él sonrió y miró las botellas. Eligió una y la destaparon para él.

"Este es un Cabernet Sauvignon", dijo Rick. "Es bastante suave, aterciopelado y de muy buen paladar y estructura".

"Suena bien para mí", dije encogiéndome de hombros mientras veía como servían las copas. Era de un color tan intenso.

"Pruébalo y dime si te agrada", dijo Luke dándole un sorbo. Tomé la copa y miré el contenido. "Antes agítalo un poco, eso liberara los olores. Observa sus colores, el color te puede decir qué edad tiene el vino, en el caso de este, mientras más claro esté, más viejo es", me le quedé viendo a la copa, aunque en realidad a través de esta podía verlo a él. "Agítalo una vez más y ve acércalo a tu nariz. Aspira profundo...", cerré un poco mis ojos. Sintiendo un olor fuerte, olfateé una vez más y reconocí la esencia de grosella y cerezas y quizá un poco a tabaco o chocolate, era increíble. "Y... Dale un pequeño sorbo, saboréalo unos segundos entre tu boca", y lo hice. Al inicio sentí un sabor un poco muy fuerte y acido, pero al mantenerlo dentro de mi boca reconocí los diferentes sabores, como a pimienta o evidentemente grosellas. Una vez que lo pasé por mi garganta, se fue suavizando y le dio un toque dulce. "¿Y qué tal?".

"Me agrada", confesé y él sonrió.

"Sí me pueden traer un vaso de agua sin hielo, perfecto", le pidió a uno de los meseros.

"Bueno, el menú de hoy, como usted lo solicitó", miró a Luke. "Consta de ocho estaciones, sin contar los entres y postres, en los que les serviremos platillos variados de diferentes partes del mundo", miré rápidamente a Luke y él me guiñó el ojo. "En este estará incluido Francia, Italia, Alemania, España, Japón, India, Argentina y Suiza. Dejando para el final una pequeña muestra de nuestros mejores postres".

"Muchas gracias Rick", dijo Luke. "Comenzaremos con la sopa de tomate y seguiremos con los tiempos", él asintió. "Gracias".

Miré a Luke aún con mi boca abierta, él bebió un poco y me de regreso.

"¿Qué?".

"¿Es enserio? ¿Comida de ocho diferentes países?", pregunté. Él se encogió de hombros.

"Es lo más cerca que puedo tenerte de tus pinturas, lo siento".

Oh cielos, de qué estaba hablando.

"¿Lo sientes? Luke, esto es... Genial. Es perfecto", media sonrisa se formó en su rostro.

"Me alivia que pienses eso", confesó.

"Gracias", acerqué mi mano a la suya. "De verdad".


Luke era un verdadero amor de persona, jamás me hubiera esperado que hiciera algo de esta magnitud para mí. Alguien que apenas conoce de, no lo sé un poco más de una semana. Y me asustaba, me asustaba demasiado como esto estaba avanzando, cada día que pasaba era más comprometedor y no quería decepcionarlo y... No quería que me decepcionara. Con esto, mis expectativas habían subido un 80% y no lo qué, no sabía lo que faltaba para completar se 20 que faltaba.

Rick nos trajo la sopa de tomate, era un plato diminuto, probablemente del ancho de una taza y el alto de un salero. Comenzaba a dudar si la cuchara entraría ahí. Dejaron un poco de pan y mantequilla para nosotros y comenzamos a comer. Luke me observaba con detenimiento, y no me incomodaba en absoluto.

"Está deliciosa", confesé y él asintió.

"Nos está cocinando uno de los mejores chefs de California", abrí mis ojos grande.

"¿De verdad?", él asintió.

"¿Y le estás pagando? No tienes que hacer esto en serio yo...", me interrumpió.

"El dinero es lo de menos Salsita, no estamos para pensar en eso", confesó. Cielos que pena. No me gustaba que gastara tanto dinero en mí, sabía que esto no le saldría en unos cuantos centavos. Nos retiraron nuestros platos y a continuación llegaron con un plato pequeño un poco hondo, tenía como una albóndiga rodeada de salsa de tomate.

"Como primera estación, tenemos a Italia con Ariancino", indicó Rick. "Su antipasti".

Miré a Luke confundida y él río.

"Antipasti es el nombre que va antes de un plato principal, el cual no tendremos porque comeremos muy poco de mucho", explicó. "Esto es originario de Silicia, muy típico en Italia. Son como pequeñas bombas sorpresa", atravesé mi tenedor en esta... Albóndiga y el queso comenzó a salirle por los lados. Oh cielos lucía tan delicioso. Miré que Luke masticaba y pasé a probarlo.

"Esto está riquísimo", confesé.

"El empanizado es hecho con pasta de arroz, queso parmesano y huevos. Se fríen en aceite de oliva muy caliente para que su relleno esté bien cocido", miré el relleno, era de queso mozzarella y jamón. Nada de carne, eran más bien como croquetas.

"¿Cómo sabes todo eso?", pregunté curiosa.

"Te dije que fui a un curso de cocina internacional", alzó sus cejas.

"Vaya, entonces es cierto", sonreí y metí otro pedazo a mi boca.

"En teoría, no práctica", comenzó a reír.

"Oh, no debes cocinar tan mal", lo alenté y él se encogió de hombros.

"Se hace lo que se puede", admitió.

Terminamos el primer platillo y limpié mi boca. Había estado exquisito. Bebí un poco de la copa y vino un mesero a retirar nuestros platos, ojala pudiera comer más de eso. Rick se acercó y dejaron dos platos más frente a nosotros. Uh esto se miraba bastante bien.

"Segunda estación, Suiza con Zürcher Geschnetzelte, disfruten", miré el plato, tenía champiñones y unos trozos de carne bañados en una crema, creo que era de champiñones también.

"¿Hablas sueco?", pregunté a Luke y él negó.

"Aún no", sonreí para mí. «Aún». "Pruébalo y dime que te parece", sonrió divertido. Tomé un trozo de carne junto con unos champiñones y lo metí a mi boca. Oh, vaya. Tenía un sabor fuerte. Lo remojé en la crema y lo probé nuevamente, definitivamente lo hacía más delicioso. Estaba muy bueno.

"Estoy esperando una introducción a esto", confesé y él rió cubriéndose su boca con la servilleta.

"¿Te gustó?", asentí y metí un poco más a mi boca. "Cuando te lo termines, te diré", misterioso. De acuerdo. No eran raciones grandes, por lo que terminé bastante rápido, pero disfrutando de cada bocado. Lo miré expectante. "Bueno, esto es de Zúrich, la ciudad principal de Suecia. Y uhm, son champiñones con trozos de...", rió un poco y arqueé una ceja. "Riñones de ternera", mi boca se abrió por completo.

"¿Estás jugando cierto?", él negó y sentí mi estómago revolverse.

"¿Acabo de comer riñones de... Vaca?", él soltó una carcajada y acerqué la copa a mis labios.

"¿Estaba bueno no?", cielos. Acababa de comer riñones, riñones.

"Debo admitirlo", negué.

"Pequeños placeres", me guiñó el ojo. Riñones.

Nuevamente llegó el mesero a retirarnos el plato y Rick apareció con dos pequeñas canastas, y era nada más y nada menos que... Un hot dog. Claro.

"Tercera estación, Bratwurst de Alemania", miré a Luke y alzó sus cejas.

"¿Debo estar impresionada con este hot dog?", pregunté.

"No es sólo un hot dog Salsita, es Bratwurst. La salchicha tradicional de Alemania", miré el pan y antes de escabullir mis dedos, habló. "Y no tiene mayonesa", aclaró. "Me encargué de que nada de lo que nos dieran hoy tuviera mayonesa", sonreí grande. Ese 20% iba creciendo.

"Muy amable de tu parte", agradecí y le puse un poco de ketchup. Le di un mordisco. Mmm, tenía un sabor bastante salado y condimentado, pero era muy buena. "Es de las mejores salchichas que he comido".

"Alemania sabe".

Terminamos nuestro hot dog y nos trajeron dos platos más.

"Cuarta estación Argentina y su asado", miré el trozo grueso de carne bien cocinado. Tenía un color fantástico.

"Honestamente no tengo mucho que decir de esto", rió. "Es carne a la parrilla". Corté un pedazo con el cuchillo y mordí. Diablos, esta carne estaba tan jugosa, me encantaba.

Unos minutos después nos trajeron un plato pequeñísimo con un sushi. Suena raro, pero sí, era solo uno. Era realmente más grande de lo normal, y en forma de triángulo.

"Quinta estación Japón, con Onigiri de salmón".

"¿Onigiri?", pregunté confundida.

"Es sushi", rió. "Sólo que en vez de estar por fuera, todo el condimento está envuelto en arroz y nori", confesó. "Si le pones un poco de salsa de anguila o soya sabe mejor".

"¿Salsa de anguila?", pregunté asustada. Jamás podría comerme una anguila. Él rió.

"No es de águila, sólo le llaman así por su traducción", confesó. "Se llama realmente, Unagi Tare es porque en japonés Unagi es anguila y Tare es salsa", oh Dios. Amaba cuando hablaba así, tan... Inteligente e intelectual.

Le coloqué la salsa de anguila y mordí. Vaya, era mejor de lo que pensaba, sabía bastante dulce y el salmón le daba un toque fresco. Me gustaba.

La sexta estación llegó, era India con su Rajma, en verdad parecía chilli beans. Quiero decir, se podían ver los frijoles y todas esas cosas. Olía bastante bien.

"El Rajma, es un plato vegetariano tiene judías rojas, curry y unos cuantos vegetales básicos. Ya sabes, tomate, cebolla, pimiento", le di una probaba con la cuchara. Bueno, debo admitir que no era el mejor de todos, pero no sabía malo, podría comerlo de nuevo. Tenía un sabor bastante extraño, definitivamente le faltaba la carne. Aun así sabía muy bien.

La penúltima estación llegó a nosotros. España. Uh, esto lo conocía era una rebanada de tortilla española. Creo, bueno, al menos lucía como una.

"Verás Salsita, la Tortilla española, se compone básicamente de patatas y huevos. Muy económica de hecho", tomé un pedazo con el tenedor y lo mordí. Oh por... Estaba riquísimo. "Claro que para hacerla con mejor sabor le suelen poner también cebolla, jamón e incluso chorizo".

"Jamás había probado una tan buena", confesé y él asintió.

"Es casi auténtica", me guiñó el ojo y me sonrojé.

Vi la última estación llegar, estaba tan llena que podría explotar, pero todos y cada uno de los platillos eran deliciosos, no podría desperdiciar nada de ellos. Aunque debo admitir que Luke terminó comiéndose un poco de lo mío.

"Les tengo la última estación, Francia, para ustedes Ratatouille", miré el plato frente a mí. Era idéntico al de la película, me le quedé viendo a Luke incrédula.

"¿Esta es alguna clase de broma?", él soltó una carcajada y sacudió su cabeza.

"Es un plato muy típico de allá", confesó. "Es una comida vegetariana y el nombre se desprende del verbo touiller que significa remover" apoyé uno de mis brazos en la mesa y puse mi puño debajo de mi barbilla para escucharlo atenta. "Tiene su origen en la región francesa de Provenza, y su nombre completo es ratatouille niçoise", amaba la emoción en la que me contaba. "Y el plato es a base de berenjenas, calabacines, pimientos, tomate y a veces otras verduras. Normalmente es horneado pero lo puedes freír en aceite de oliva y sabrá muy bien".


Me le quedé viendo unos segundos mientras él respiraba para recuperar todo el palabrerío que mezcló y me miró un poco nervioso, quizá preocupado.

"¿Por qué eres tan inteligente?", pregunté dulcemente y jamás lo vi sonrojarse de esa manera como ahora.

"Oh, basta", rió.

"¿Qué? ¿No te gustan los cumplidos?", pregunté y tomé el tenedor.

"No es eso", miró hacia abajo y mordió su labio.

"¿Y qué es?", probé la comida y sentí mis papilas gustativas chorrearse. "Mm, esto está riquísimo".

"Lo sé", bebió de su copa y la llenó un poco más.

"Quisiera ser tan inteligente como tú", confesé y él me miró.

"Ya eres inteligente. Hasta más que yo, creo", admitió. "Piensas más que yo".

"Y tu sabes más".

"¿Y de qué me servirá saber tanto si igual seré un idiota?", preguntó y arqueé una ceja.

"No eres un idiota. No regresemos a esa platica de nuevo", pedí. "No peleare contigo sobre eso".

"Eres imposible de ganar", negó y comenzó a masticar.


Terminamos de comer y me paré unos minutos para ver la vista de la ciudad en lo que nos preparaban el postre. Suspiré al ver todas esas luces, era una vista grandiosa. Luke se puso a mi lado y ambos nos recargamos en el borde.

"Todo este tiempo de vivido debajo de esto", dije sin dejar de ver todo el horizonte.

"Es impresionante, ¿cierto?", asentí.

"Como si el tiempo corriera en el día y todo se acabara al apagarse las luces. Como si jamás de dieras cuenta de todo lo que tienes alrededor por estar presente en otras cosas. Sólo en momentos como estos sabes que estas bajo las luces de una ciudad, o sobre ellas", lo miré unos segundos. "Es hermoso".

"Tú también lo eres", lo miré rápidamente y él sonrió con sus labios. Dio unos pasos más y puso su mano en mi mejilla. Estaba pasando, o mierda. Cerré mis ojos y dejé que los centímetros terminaran de acabarse.

"¡Sus postres!", escuchamos a Rick y nos separamos lo antes posible antes de que nuestros labios chocaran. "Oh válgame... Lo siento. ¿Interrumpo algo?".

Luke carraspeó un poco su garganta y caminó a la mesa.

"Está bien Rick", nos sentamos de nuevo. Dios, qué pena. Podría jurar que estaba bastante ruborizada.

"¿Nos ofrecías el postre?", le sonreí y él asintió.

"Tenemos esta repostería fina Francesa", puso frente a nosotros un trozo de... Bueno, era raro. "Tarte banane et chocolat", miré a Luke esperando mi traducción.

"Tarta de plátano y chocolate con crema", respondió.

"Suena bien", él asintió y probé la crema. Tenía sabor caro. No tenía ni la menor idea de cómo deduje eso. Sabía muy bien.


Al terminar de comer, pasamos a dar un recorrido a las flores. Me dejaron cortar unas cuantas para mi colección, no conocía sus nombres, pero eran de las pocas que el señor Higgins no tenía en la florería. En lo que platicaba con el jardinero, Luke fue a pagar y supongo que agradecerle al chef. Había hecho un grandioso trabajo. Quedé con encontrarme con él en el lobby, así que bajé los mil pisos del hotel y lo encontré sentado en uno de los sofás.

"¿Todo bien?", pregunté y él se puso de pie rápidamente.

"Sí, ¿nos vamos?", asentí y me coloqué mi saco. Un hombre trajo el auto y me abrió la puerta.

Luke puso en marcha el auto de regreso a mi casa, en todo el camino pasamos hablado de lo grandiosa que estuvo la comida y sobre las culturas de los países y su experiencia en el curso de cocina. Ya no podía hacer nada más para impresionarme. Todo lo que alguna vez pedí, había pasado en unas horas. Estar con un chico, probar un buen vino, estar rodeada de flores, probar comida de diferentes países, tener una vista grandiosa de la ciudad. Todo había sido perfecto.

Él paró frente a mi casa y apagó el auto para acompañarme a la entrada. Jamás podría terminar de agradecerle por esta magnífica noche.

"Hoy fue...", entreabrí mi boca buscando las palabras. No había otra que fuera perfecto. "Perfecto".

"Para mí que aún tienes tus dudas", entrecerró sus ojos y comencé a reír.

"Ni una sola", admití y él se me quedó viendo. Apreté mis labios y subí un pequeño escalón que ya para la puerta. "Gracias".

"No es nada, en serio".

"Nadie había hecho algo parecido para mí", confesé.

"Entonces me alegra de haber sido el primero", admitió. Miré la luz de la sala encenderse.

"Mi padre está despierto, tengo que entrar", dije un poco nerviosa.

"De acuerdo", metió las manos a los bolsillos de su pantalón.

"¿Nos vemos el lunes?", pregunté.

"El lunes empezaré a ir a la escuela de nuevo", confesó y suspiré.

"Ya entiendo", miré a la ventana. "Entonces nos luego nos vemos. Gracias por hoy", me acerqué a él y lo abracé. Ya no se tuvo que agachar tanto puesto que tenía un escalón de ventaja.

"No hay de qué", me separé de él y caminé a la puerta. Dios, no, no. No lo hagas. Tomé el pomo de la puerta y cerré mis ojos fuerte. Ugh, ya.

Me di la vuelta y corrí donde estaba y le di un beso rápido en los labios. Él se quedó helado en su lugar y corrí dentro de la casa para cerrar la puerta y recargarme en ella. Mi corazón latía rápido, no podía creer lo que acababa de hacer. Me vi como una niña pequeña corriendo. Mordí mis labios y suspiré.


Me gustaba Luke Hemmings.



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