Airplanes » l.h

By abxvethenxise

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«El amor lo inventó un chico con los ojos cerrados, por eso somos ciegos todos los enamorados». Official Trai... More

» soundtrack
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» capítulo 1
» drug addict alcoholic?
» capítulo 2
» who is she?
» capítulo 3
» salsita
» capítulo 4
» capítulo 5
» you can't stop me
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» capítulo 40
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» capítulo 41
» a whole new world
» capítulo 42
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» capítulo 43
» chemotherapy
» capítulo 44
» down goes another one
» capítulo 45
» finale
♡ agradecimientos ♡

» what it is?

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By abxvethenxise


Sábado por la mañana. Todo iba tan bien, mi madre parecía andar de buen humor y yo igual. Más o menos. Me di un baño largo, hoy no quería hacer corajes. Ayer fui a casa de Michael, fumamos un poco, platicamos, jugamos unas partidas de Smash y le ayudé con su estúpida tarea de informática.

Dándole un repaso a mi lista, de las cosas que ya hice.

1. Salir de la casa y subirme al auto.

2. Portarme bien con mi madre.

3. Evitar hablar con personas.

4. Dignarme a limpiar mierda.

5. Conseguir mi tarjeta.

6. Sacar mi auto del corralón.

7. Comprar una nueva cajetilla de cigarros.

8. Coger.

9. Buscar un maldito departamento.

10. Terminar mi puta tarea.


Lo que me lleva a modificarla.

1. Evitar a mi madre

2. Si no hago lo primero, portarme bien con ella.

3. Evitar hablar con personas.

4. Dignarme a limpiar mierda.

5. Conseguir mi tarjeta.

6. Sacar mi auto del corralón.

7. Ir a una fiesta.

8. Coger.

9. Buscar un maldito departamento.

10. Hablar con ella.


Me alisté para subirme al auto y esperar a mi madre. No sé para qué hacía que fuera si de todas maneras no me iba a poner a trabajar. Sólo estaba rondando por el edificio como idiota. Lo bueno que en la sala de juntas puedo dormir. Ella entró al auto y preferí subir el volumen de la música que hablar con ella. Al parecer no le molestó, o eso quiero creer.

Al llegar me dirigí directamente hacia la cafetería. Moría de hambre. Miré el menú. Bueno, esto estaba bastante variado. Huevos, hot cakes, pan, vegetales, comida mexicana, italiana y china, incluso hindú. Me fui por un omelette de champiñones, jamón, espinacas y queso. Pedí un jugo de naranja y en lo que terminaban los desayunos anteriores a los míos, decidí salir a fumar un poco para calmar el hambre.

Me recargué en la pared y metí una de mis manos en el bosillo de mi chaqueta. Di una fuerte calada y sentí como todo dentro de mí se llenaba. Esa gloriosa sensación de descanso y relajación. Como si todo el estrés desapareciera en segundos. ¿Ella fumará?

Mi mente divagaba, no es como si me interesara. Sólo... Me entró la duda. No es cómo si ella fuera ese tipo de persona que parece fumar o sí quiera tomar. Aunque en ángeles no creo, debe de tener algún lado salvaje. Supongo, probablemente en la cama. Oh basta, deja de pensar en sexo. Sé que necesitas coger. Terminé dos cigarrillos y entré, seguro ya estaba desde hace rato.

Vi mi desayuno en la barra y tomé la bandeja para llevarlo a la mesa. Esto olía bien, mejor que bien. Y con hambre más. Me senté y probé primero el jugo, fruncí el ceño al sentir aún un poco el sabor del tabaco pero no importó, aún estaba bueno. Comencé a masticar el huevo moví mi cuello de un lado a otro para tronarlo. Escuchaba la música basura que pasaban en el comedor. Juro que me encargaré de eso un día de estos. Me recordaba a la clase de música que mi ex novia escuchaba.

Sentí la presencia de alguien frente a mí y alcé la mirada al verla.

"Hola... ¿Puedo?", pues ya estaba sentada. Me encogí de hombros y metí comida a mi boca. Ella se acomodó.

"¿Qué tal todo?", preguntó.

"Mejor, supongo", confesé aún con comida en mi boca.

"Hoy no te vi en la oficina". ¿Me estaba buscando? Vaya.

"No me apetecía estar frente a mi madre", confesé. No estaba mintiendo, de verdad no quería estar con esa señora.

"Oh, entiendo", dijo apenas y le miré por lo bajo.

"¿Ella te ha mandado?", pregunté y ella abrió grande sus ojos, como si se sorprendiera por mi acusación. Comenzó a titubear.

"No, yo...", comencé a reír y ella me miró,

"Estoy jugando", admití y ella suspiró tranquila. Honestamente no sabía cómo tomarlo. Si bueno o malo.

"Sí, claro. Yo sólo vine por comida", alzó su hombro.

"¿Y ahora para quién es si no es para mí?", alcé una ceja, ella comenzó a reír y se paró cuando dijeron su nombre.

"Aunque no lo creas, es para mí", regresó con pan francés y tocino. Diablos, ¿por qué no pedí eso? Se miraba bien.

"Vaya, si comes por tu cuenta", bromeé y sentí una ligera patada por debajo de la mesa. Oye.

"Tengo una boca también y es para meter comida ¿de acuerdo?", oh, ahí va de nuevo el sexo. Alcé mis cejas y solté una carcajada.

"Woo hoo, si yo no dije que era para otra cosa", alcé mis brazos en inocencia y ella hizo bola una servilleta para lanzármela en la cara. Comencé a reír más fuerte.

"Así, no nos llevamos", dijo ofendida y bebió de su vaso. Reí por última vez y tomé un poco de aire.

"Lo siento", bebí también de mi jugo sin poder quitar la sonrisa de mis labios.

"No lo haces", me sacó su lengua y estiré mi brazo para tomar una tira de tocino frito. Comencé a meterla lentamente entre mis labios y le hice una mirada perversa.

"Mmmhmm...", ella tapó su boca para no escupir la comida y comenzó a reír.

"¡Basta!", soltó una carcajada y me acomodé.

"Ya, pues", seguí comiendo.

"No sabía que sabías reír", dijo ella, y alcé mis hombros avergonzado.

"También tengo dones escondidos", confesé y una sonrisa se formó en sus labios.

"¿No asistes a la escuela los sábados?", preguntó y negué.

"De lunes a viernes, pero me suspendieron una semana", ella me miró sorprendida.

"¡¿Una semana?!", preguntó exaltada. "¿Pues qué estabas haciendo?".

Arrugué mi nariz.

"Es acumulable, realmente".

Sí le contara por todo lo que me suspendieron. No era la gran cosa, quiero decir, está bien. Me vienen queriendo suspender desde el semestre pasado. He cogido en el campus, he llegado un poco... Drogado, he fumado, me he dormido, le he respondido a los maestros, le roto ventanas, he ponchado llantas, he chocado. Son un sinfín de cosas.

"Ya veo que te gusta meterte en problemas", negó.

"No me meto en problemas", me le quedé mirando. "Sólo no hago mucho caso a lo que me dicen". Bastante claro.

"Ay, es lo mismo", bufó y alcé mis brazos. No era lo mismo, que se escuchara a ella misma.

"¿Y tú?", le pregunté y se me quedó mirando.

"¿Yo qué?".

"¿Siempre has seguido órdenes de todo lo que te dicen?".

Ella arqueó una ceja.

"No sigo órdenes", admitió ofendida.

"Claro que sí", espeté. "Salsita, ve a hacer esto; Salsita tráeme lo otro; Salsita tengo hambre, cómprame un burrito", comencé a imitar a las personas que trabajan aquí. Ella alzó sus cejas y cruzó sus brazos.

"Es diferente, ese es mi trabajo", fruncí el entrecejo.

"Tu trabajo es entregar el correo, no servir café y sacar copias".

Ella se quedó callada un momento. Obviamente tenía razón, ella no se daba cuenta que sólo la utilizaban para sus mandados.

"Bueno, pero... No me molesta hacerlo".

"Ese es el problema".

"¿De qué hablas?", preguntó confundida.

"Si hicieras sólo lo que se te pide, probablemente no sería el hada madrina de la oficina. Haces todo lo que te piden y de seguro por el mismo sueldo".

"Me pagan bien", se encogió de hombros y puse mis ojos en blanco.

"Ayúdala señor", miré al techo pidiendo por un milagro. Ella soltó una risotada.

"Oye, me gusta hablar con las personas y tratarlas bien, es lo que importa". Qué basura.

"¿Cómo lo haces?", pregunté. "Yo no puedo estar ni cinco minutos con alguien sin que logre perder mi paciencia", confesé.

"Bueno, llevas como diez minutos conmigo".

Me le quedé mirando, ella apretó sus labios. Logró sacar una pequeña sonrisa de mí.

"Es diferente", confesé.

"¿Qué es?", preguntó e hice una mueca. Vamos, no empieces.

"No lo sé. No tengo idea".

"Me siento especial", dijo sonriente bailando de un lado a otro. Giré mis ojos.

"Si sigues haciendo eso, probablemente cambie de opinión", dije serio y ella comenzó a reír.

"Oh vamos, te diviertes. Tienes que admitirlo", me dio un pequeño empujón con su pie.

"No lo sé Salsita, tienes tus contras", entrecerré mis ojos. Ella abrió su boca.

"¿Cómo cuáles?", preguntó y me le quedé mirando.

"Como esto", agarré una pieza de tocino y la metí a mi boca. "Tardas siglos en comer".

"Claro que no, tú eres muy hambriento que es diferente", no pude evitar reír. "Obvio, yo también comería así si fuera un poste".

Abrí mis ojos grandes.

"¿Y tú qué elfo?", se rió apenas. "Pensé que no nos llevábamos así".

"Bueno, no creas mucho", me guiñó el ojo.

"Todo es una farsa", dije ofendido poniendo una mano sobre mi pecho.

"Lo siento, no quise decepcionarte de esa manera".

"No, ¿sabes qué? Me voy", me puse de pie.

"¿Y a dónde? ¿Con tu mamá?", escuché y me le quedé mirando, literalmente mi barbilla chocó en el suelo. ¿Con qué así se lleva la nenita eh?

"No, con la tuya".

"Pues, sí tuviera seguro que sí", confesó y sentí como mi estómago se encogía. ¿Qué? ¿No tenía mamá?

"Oh, mierda. ¿Dije algo malo?", pregunté. Ella negó acomodando su cabello.

"No, está bien. Estoy acostumbrada, estoy sin ella desde pequeña", confesó.


Oh mierda. No tenía una madre, como yo. Bueno, yo no tengo papá, pero era como yo. Diablos. ¿Qué le habrá pasado? ¿Estaría enferma? ¿Murió en un accidente? O sólo era una loca como mi padre.

"Oh, no sabía. Lo siento", dije siendo honesto.

"Si, no hay problema", no podía mirarla de la misma manera ahora. Creo que nunca sabes cuándo jugar con eso o no.

"¿Murió?", pregunté apenas. La duda me carcomía.

"Oh, no...", negó. "Sólo... Se fue", oh. Era una de esas. Me limité a desviar la mirada. Definitivamente era una más.

"Suelen hacer eso, ¿no?".

"¿Tú...?".

"Mi papá", confesé y me volví a sentar. En momentos como estos, es cuando me doy cuenta lo que en verdad pasa. Y es que no lo he superado.

"Que triste", susurró. Me logré encoger de hombros.

"Que se jodan", dije y tomé otro pedazo de tocino, ella sonrió.

"Hey, eso es mío", comencé a reír.

"Era", le guiñé el ojo.

Ella rodó sus ojos y metió la pajilla a su boca. De pronto hizo un ruido extraño y se me quedó mirando.

"¿No deberías estar trabajando?", preguntó.

"¿A ti qué te importa?", espeté entre risas. "Más bien, ¿no deberías estar trabajando tú?".

"Ya he terminado lo que tengo que hacer", confesó.

"Y por eso has venido a buscarme", me le quedé mirando y ella abrió sus ojos.

"No te vine a buscar Hemmings, bájale", me dijo con un poco de comida en su boca.

"Todas dicen lo mismo", ella arqueó una ceja.

"¿Todas?", preguntó. "Tu novia no debe de estar contenta con eso".

¿Novia? Salsita por favor.

"Las novias son del diablo", confesé.

"Ahh... Entonces eres de esos de una noche", afirmó y me encogí de hombros.

"Cómo quieras llamarlo, sólo tengo necesidades", ella negó. "Ay, vamos. No me digas que tú jamás has estado una noche con alguien que jamás volviste a ver".

"Jamás", confesó y crucé mis brazos. De nuevo las imágenes de sexo salvaje aparecieron por mi cabeza. Dios, necesitaba salir. Me le quedé mirando y entrecerré mis ojos.

¿Qué tendría debajo de todo eso? Apuesto que su piel es suave y pálida como para enrojecerla. A simple vista no tenía muchas tetas, y... Bueno, no me he fijado en su trasero. Pero sus piernas me gustaban.

"¿En qué estás pensando?", dijo ella con una mirada de confusión en su rostro.

Sacudí mi cabeza. En cómo sería cogerte.

"Nada que pueda importarte", dije y ella asintió.

"¿Regresó el Luke rebelde, grosero y sin modales?", preguntó.

"Siempre está", admití.

"Ya lo creo", limpió su boca y se puso de pie. "Tengo que irme".

"¿Te he asustado?", pregunté y ella negó.

"Tengo cosas que hacer", dijo mientras veía la hora en su teléfono.

"¿Trabajar?".

"Nada que pueda importarte", dijo y me guiñó el ojo.

Entrecerré mis ojos y ella me hizo una media sonrisa. Dejó la bandeja en la barra y caminó fuera de la cafetería.


Claro, nada que deba importarme.


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Lo bueno y lo malo, lo bueno, es que ya me enamore, lo malo es que es mi hermanastro Comenzó:22 de mayo de 2020 Terminó:27 de junio de 2020