Capitulo XV: Desenfreno

546 90 55
                                    


Amaya solo pasó pocos días con ella, pero en ese escaso tiempo se sintió acompañada y lo que nunca antes experimentó: comprendida. Quizás era cierto y la sangre era más espesa que el agua como todo mundo decía o era que compartían la soledad, la marginación y un futuro lleno de incertidumbre.

Ahora de nuevo estaba sola, su hermana se había ido. A diferencia suya, Amaya tenía alguien que la amaba y eso le daba sentido a su vida. ¿Qué propósito tenía la suya? Aun no le encontraba ninguno.

Se puso el traje negro de cazadora que le diera Karan pero sin el emblema dorado en el brazo y colocó la espada en el arnés de la espalda para salir del bosque hacia la casa de los Belrose, a espiarlos desde afuera, como todas las noches.

Todavía en el bosque, a unos metros del mirador, Hatsú sintió que su cuerpo cambiaba, respondía a un delicioso aroma que viajaba en el aire entre la fragancia de los árboles y la tierra. Era el olor de la sangre de vampiros. De inmediato sintió como sus pupilas se dilataban tornándole borrosa la vista por solo segundos hasta que esta fue aún más clara que de costumbre. El agudo dolor en las encías y las manos le indicaron que sus dientes y uñas se alargaban, los músculos se le tensaron y el cuerpo le dolió terriblemente, se dobló sobre su abdomen en agonía hasta que, después de varios minutos, el dolor menguó y ella se sintió poderosa.

Ahora estaba lista...para cazar.

Varios autos, la mayoría rústicos todo terreno, parecían vibrar por la fuerte música que salía de sus equipos de sonido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Varios autos, la mayoría rústicos todo terreno, parecían vibrar por la fuerte música que salía de sus equipos de sonido. Grupitos de adolescentes se arremolinaban cerca de los diferentes coches charlando, riendo, bailando y tomando cerveza.

Frente a una Jeep 4x4 negra estaba Max junto a sus amigos. Todos reían burlándose de Arnold, quien después de semanas de confinamiento se decidió a salir, pero preso de su obsesión, no pasó mucho tiempo sin que hablara de como creía que Tris era un vampiro.

—¡Ja, ja, ja!! —se reía Max —¡¿Sigues con eso hombre?! ¿Cómo va a ser Tris un vampiro? ¡Será una vampira desnutrida! ¡No ves que es muy flaquita!

Todos estallaron en carcajadas menos Arnold, que lo miraba con algo de reproche.

—¡Te digo que es un vampiro! ¡Yo la vi! —después el muchacho miró hacia los lados con nerviosismo —¡No debí venir! ¡Hay luna llena!

Estela, abrazada de Max, se echó a reír.

—¿Es vampiro o mujer lobo? ¡ja, ja, ja! ¡Estás confundido!

La música estridente, diferente según el vehículo de donde saliera, no les permitió escuchar el rumor de muchos pasos provenientes del bosque aledaño. Estela se pegó aún mas de Max y comenzó a moverse siguiendo el ritmo de la música, Arnold miró de nuevo a su alrededor, inquieto. Sacó un enorme crucifijo que llevaba colgado en el cuello y lo acarició un par de veces, intentando calmarse. Había permanecido semanas encerrado, aceptó salir esa noche solo por la fuerte insistencia de Max, pero tenía la sensación de que era un error.

La noche oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora