Capitulo XXI: ¡Amaya huye! I/II

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Cuando las sombras lo cubrieron todo, Amaya salió de su habitación. Iba vestida con su uniforme negro y llevaba en la espalda su espada claymore. Había tomado la memoria que contenía los archivos que lograron copiar de la división médica y la guardó en un bolsillo interno de su traje.

Tiago la esperaba afuera de la habitación. A pesar de la aprehensión que sentían, intentaban caminar con naturalidad por los pasillos, allí se encontraron con algunos compañeros de segundo y tercer rango que pensaron que se encaminaban a cumplir alguna misión nocturna, nadie les preguntó nada.

Sin ningún contratiempo, llegaron hasta el garaje donde tomaron una de las potentes motocicletas para escapar. En el portón, dos cazadores de segundo orden montaban guardia. Esa sería la parte complicada, los cazadores que estaban de guardia tenían conocimiento de todas las misiones autorizadas y se darían cuenta que ellos no aparecían en ninguna, así que no podrían utilizar esa excusa para salir. Actuarían lo más normal posible, a fin de cuentas, ellos no eran prisioneros y no tenían prohibido salir a recrearse de vez en cuando.

Ya muy cerca de la caseta de vigilancia uno de los guardias los exhortó a detenerse.

— ¿Hacia dónde se dirigen?

Amaya, sin quitarse el casco de fibra de carbono fue la que contestó:

—Queremos comer algo.

—¿Uniformados y armados? —preguntó el guardia.

—Nunca se sabe...

—Por favor su mano —dijo el guardia mostrándole el lector de huellas.

Tiago tragó grueso preparado para influir mentalmente en el guardia de ser necesario. Amaya colocó su mano en el lector y progresivamente la información de su status actual iba apareciendo en la pantalla del ordenador. Al cabo de unos segundos, el cazador de guardia arrugó el ceño. Tarde comprendió Tiago que no los dejarían salir, el concejo de seguro, habría colocado algún reporte con respecto a ella.

Cuando trató de influir en el cazador, ya este había accionado la alarma.

Rápidamente, Amaya golpeó la cabeza del guardia que sostenía el lector contra la pared de la pequeña cabina dejándolo inconsciente en el acto, mientras Tiago entraba en la mente del otro guardia para que abriera el portón electrónico.

Apenas hubo un pequeño espacio, la motocicleta cruzó a toda velocidad adentrándose en la carretera asfaltada que llevaba a la ciudad. Aún no habían pensado a dónde irían, pero eso no era lo importante ahora, media docena de cazadores comandados por Adriana y Phill se les venían encima montados en motocicletas que rompían el silencio de la noche con sus potentes rugidos.

Amaya sintió como en el viento frío otoñal, una lluvia de balas danzaba con furia y les pasaba rozando. Se dio cuenta que escapar sería casi imposible, les había dado la excusa perfecta para acelerar su muerte y se arrepintió de haber arrastrado a Tiago consigo en esa descabellada huida.

Tiago aceleró a toda velocidad dirigiendo la moto en zigzag para eludir los proyectiles de sus perseguidores.

Amaya, sentada detrás de él, comprendió que debía atacar si querían sobrevivir. Se volteó sobre el asiento para comenzar a disparar también ella. Tenía sus sentidos al máximo, a pesar de la oscuridad de la carretera podía ver a la perfección y escuchaba lo que sus atacantes gritaban. Adriana estaba furiosa, no permitiría jamás que escaparan.

Sus disparos lograron sacar del camino a una de las motocicletas haciendo que los cazadores que iban en ella rodaran por el asfalto. Phill y Adriana esquivaron a los caídos, acercándoseles peligrosamente, ya casi les daban alcance. Adriana dirigía sus ataques psicoquinéticos hacia las ramas de los árboles haciendo que estas cayeran para hacerles perder el control de la moto, pero Tiago era un excelente conductor y esquivaba con habilidad los troncos derribados.

La noche oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora