Capitulo XIV: Asamblea General de las naciones Unidas (I/III)

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Ryu voló desde Europa a Estados Unidos y ahora se hospedaba en un lujoso hotel en el Upper east side en Manhattan. Había hecho cerrar los dieciséis pisos del edificio, solicitando, además, el acondicionamiento de los mismos para su estadía en la ciudad. No debía filtrarse la luz solar en ninguna de las habitaciones ni pasillos.

Se alojaba con su comitiva conformada por aproximadamente cincuenta personas entre humanos y vampiros que se encargarían principalmente de la seguridad del príncipe. Trató de convencer a Zahyr y Vlad que se hospedaran con él, pero aquellos declinaron y prefirieron alojarse en una pequeña villa propiedad de Nina Rosewood, en las afueras de la ciudad. Ryu lo entendía, pero él no podía pasar desapercibido. Para su causa necesitaba desencadenar todo el revuelo posible. Le era necesario encantar, sorprender y fascinar a los humanos para que los pudieran aceptar. Él era el rostro del vampirismo en el mundo, quien daba los discursos y aparecía en televisión, el personaje que hablaba por todos los de su especie buscando insertarlos en la sociedad.

Por eso mostró su mejor sonrisa cuando, acompañado de Amaya, descendió del avión en el aeropuerto de Nueva York. Su hermana también lo acompañaba con Dorian a su lado, brillaba como siempre, hechizándolos a todos con su encanto.

No era la primera vez que Ryu era fotografiado con la ex cazadora. Ella lo acudió con él a varias reuniones en las mesas de negociación e incluso a dar declaraciones a los medios de comunicación y pronto se creó una historia de amor en torno a ellos. La prensa rosa no perdió tiempo, cada vez que tenían oportunidad, la foto de ambos ocupaba revistas y portales dedicados a la prensa del corazón y el fashion.

En esta oportunidad no fue diferente. Multitud de flashes se dispararon sobre ellos y, el príncipe de los vampiros, no desaprovechó la ocasión para tomar de la mano a la ex cazadora y atraerla a su costado de manera cariñosa. Quería darles abundante material a los periodistas para que llenaran los encabezados del día siguiente, deseaba hacerse notar, desatar amor entre las personas.

Amaya contemplaba todo aquello con creciente perplejidad, tener tanta atención sobre ella la desconcertaba. Cuando era una cazadora el mundo ni siquiera sabía de su existencia y ahora veía su imagen en todas partes. Incluso tenía que usar maquillaje y vestidos costosos cada vez que debía aparecer junto a Ryu en una entrevista o cuando acudían a alguna reunión. La situación la traía de los nervios y no estaba segura cuánto más podría soportar.

Una muestra más de esa locura mediática ocurrió al llegar a las puertas del hotel. El gerente lucía más que complacido por toda la publicidad. La ciudad entera no hacía más que hablar de los hermosos vampiros en Nueva York. Unos cientos de personas se aglomeraron en las afueras, algunos mostrando su apoyo y otros su rechazo. Los cuerpos de seguridad del estado se desplegaron por las calles, atentos a impedir cualquier disturbio que pudiera surgir por la estadía de los seres inmortales que hablarían al día siguiente en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Un clima de tensión se sentía en todo Nueva York.

Por única vez en la historia la reunión de la Asamblea General de la ONU se llevaría a cabo de noche. Después de pasar todo un mes de negociaciones con diferentes líderes de la comunidad internacional y con enviados de La Orden, escuchando y analizando propuestas de cómo vivir en armonía, Ryu por fin diría al mundo un último discurso buscando la aprobación de la mayoría y firmar los tan anhelados acuerdos que establecerían las normas bajo las cuales humanos y vampiros compartirían abiertamente el mundo.

Nada más llegar a la suite del lujoso hotel, Ryu se sentó en una esquina de la cómoda cama y permaneció desde entonces, en la misma posición mirando a la nada. Amaya lo miró un tanto extrañada.

La noche oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora