CAPITULO I: Rehén

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 Era evidente que el enfrentamiento se estaba complicando y la lluvia torrencial que dificultaba sus movimientos lo hacía más patente

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 Era evidente que el enfrentamiento se estaba complicando y la lluvia torrencial que dificultaba sus movimientos lo hacía más patente. Había sido un error ese ataque, ellos eran solo tres y la escolta del vampiro más de diez.

Amaya, con un movimiento certero, desplazó la espada por el cuello de uno de los guardaespaldas vampiro, la sangre le salpicó la cara mientras la cabeza del ser nocturno rodaba a sus pies. Tuvo que saltar para atacar a dos más que se le venían encima. Casi no podía ver por la lluvia, sin embargo, sus oídos estaban atentos y escuchaba cerca de sí al pequeño Tiago, luchando aguerrido al igual que Karan, su líder de división.

—¡Tenemos que irnos! —gritó Karan—. A pesar de que ya acabamos con los guardaespaldas mortales los vampiros nos superan.

Había razón en lo que decía, no tenían oportunidad de vencerlos, sin embargo, ¿cómo podrían huir? Los vampiros eran demasiados. Su cuerpo se movía prácticamente solo ante el ardor de la lucha, seguía desplazándose hacia adelante, desgarrando la piel de los inmortales que la atacaban a ella y a sus compañeros.

—¡Saca a Tiago de aquí! —le gritó Amaya a Karan colocándose a su lado y apartándose de la cara algunos mechones rubios que habían salido de su trenza—, les daré algo de tiempo para que alcancen las motocicletas.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó el muchacho asustado, él sabía que ella podía ser muy terca y necia, a veces arriesgando su vida para salvar a sus compañeros como si ese fuese solo su deber.

Había una decena vampiros que parecían resistir todos los ataques, moviéndose con agilidad y blandiendo las espadas casi con tanta destreza como ellos. Amaya tenía que apurarse si quería salvar a sus amigos.

—No te preocupes, te seguiré.

Karan dudó. Volteó a ver a Tiago quien parecía no resistir por mucho más tiempo el combate. Con rápido movimiento saltó delante de él y de un solo golpe derribó al vampiro con quien luchaba.

Amaya se aseguró que Karan y Tiago estuvieran empezando a huir para poder cubrirlos. La carretera donde peleaban estaba bordeada de árboles, así que ella saltó y con su espada cortó una gruesa rama que arrojó al grupo de vampiros, los que cayeron al suelo aturdidos por el ataque.

Los muchachos aprovecharon la oportunidad para escapar. Tiago y Karan subieron a una de las motocicletas mientras Amaya corría hacia la otra. Sin embargo, de las sombras, sin que lo advirtieran, surgió un vampiro.

Antes de que la cazadora subiera a la motocicleta, el ser nocturno, tomándola desprevenida, le asestó un fuerte golpe en la cabeza que la derribó en el acto. Inconsciente, cayó sobre un charco de lluvia. El vampiro, sin ser visto por los otros dos cazadores, tomó a la muchacha y se la llevó.

Tiago advirtió la falta de Amaya después de haber recorrido varios metros. Retrocedieron, pero al llegar al lugar donde habían estado luchando solo encontraron su espada llena de sangre en un charco de lluvia. Ella no estaba.

La noche oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora