Capitulo XIV: Asamblea General de las Naciones Unidas (II/III)

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En la Asamblea General de la ONU, Ryu terminó de hablar y descendió del podio seguido por Lía. Al llegar a la fila donde se sentaba, cuando pasó frente a Zahyr, notó que el vampiro tenía un maletín en su regazo que antes no le vio.

No le dio tiempo de reflexionar sobre el asunto, en un parpadear de ojos, Ryu sintió cerrarse con un "click" alrededor de su cuello, un collar de metal. Zhayr y Vlad, uno a cada lado de los hermanos vampiros, se levantaron al mismo tiempo y, en medio de los aplausos que la asamblea dirigía al secretario general que subía de nuevo al podio, empezaron a hacer gala de su poder.

Nunca antes Ryu experimentó una sensación como aquella. El pecho se le oprimía, le faltaba el aire, su corazón dolía. Cayó sentado, inclinado hacia adelante en la butaca, abría la boca y gemía en un intento para llenar de aire sus pulmones. Lía, al lado de Vlad, tenía el collar de metal en el cuello y experimentaba lo mismo que él, no lograba respirar.

Vlad y Zahyr, con movimientos más rápidos de lo que el ojo humano podía percibir, se desplazaron por el recinto y en segundos sus afiladas uñas, semejantes a filoso cristal, cercenaron cuellos, se hundieron en los pechos de los líderes asistentes a la asamblea, desgarrándolos. Eran monstruos terroríficos que no escatimaban en crueldad y sadismo. De un segundo a otro el suelo alfombrado se cubrió de espesa sangre oscura que goteaban por los escalones, el olor de la muerte se desplazó a través de la sala como una bruma maligna.

Todos en el gran salón incluyendo a los cazadores apostados en las puertas, sufrían el inmenso poder de los príncipes que los mantenían incapaces de moverse o de respirar, presos de un dolor indescriptible en el pecho. Miraban horrorizados e impotentes el dantesco espectáculo y como caían los cuerpos mutilados en el suelo.

A medida que los líderes mundiales iban cayendo, la parálisis en el cuerpo de los cazadores mermaba. Karan vio por el rabillo del ojo, a varios de los periodistas reponerse del poder de los príncipes vampiros y acercárseles con creciente y amenazadora rapidez, entonces él lo entendió. Aquellos no eran comunicadores, eran vampiros disfrazados como tales. Saltaron desde el área destinada a la prensa hacia el centro de la plenaria y corrieron hacia él y sus compañeros. Con la rodilla derecha en el suelo, apoyó la mano izquierda en él, su derecha tomó la espada del arnés en su espalda e hizo acopio de toda su fuerza de voluntad. Se levantó con la espada en alto, apenas lo suficientemente a tiempo para cortar la cabeza del vampiro que lo atacaba. Miró hacia el centro y se movió directo a donde Vlad otorgaba muerte y terror, para enfrentarlo.

Phill, a unos metros de distancia, intentaba vencer la fuerza que lo oprimía. Se puso de pie, tambaleante, y tomó con ambas manos su espada para dar pelea, sin embargo, la onda opresiva de los príncipes aun lo mantenía débil, incapaz de usar toda su destreza. Karan, a unos metros de distancia se dio vuelta. Trató de alertarlo, pero Phill giró muy tarde. Un vampiro a su espalda lo derribó y luego hundió su espada en el pecho del cazador. Karan contempló con horror y desesperación como el amigo de toda su vida moría sin que él pudiera hacer nada.

Los vampiros armados se dirigieron a los guardias de seguridad y con veloces movimientos les daban muerte uno por uno. Los oficiales no tenían oportunidad ante ellos. Detonaban sus armas, desesperados, sin que estas surtieran efecto alguno, era un panorama aterrador. Tatiana y Amos, se habían recuperado y luchaban contra varios vampiros al mismo tiempo mientras Vlad y Zahyr se dedicaban a masacrar a los mandatarios.

En ese escenario tan aciago, Karan, horrorizado, echó una última mirada al cuerpo sin vida de su amigo, ni siquiera pudo llorar. Apretó los dientes y se guardó el dolor de la pérdida decidido a ir por Vlad.

En pocos minutos el vampiro albino tenía en la tarima, de rodillas al general Fabio, comandante general de La Orden, a los presidentes de Francia, Estados Unidos, China, Alemania, Japón, Rusia e Inglaterra y Vlad arrastraba hasta allí a Ryu y a Lía.

La noche oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora