Capitulo XXIII: Planes

1.1K 153 26
                                    

Karan se quedó un momento con la mano suspendida frente a la gran puerta de roble antes de tocar. Tenía muchas preguntas que hacer, pero enfrentarse a su padre era un trago amargo para él, uno que siempre prefería evitar.

Toda la vida había sentido que su padre y él eran dos islas en un mismo archipiélago, cerca, similares, pero separadas irremediablemente.

Suspiró antes de estrellar sus nudillos contra la sólida puerta. A los pocos segundos escuchó la voz grave y familiar autorizándolo a entrar.

Su padre, sentado frente al escritorio con varias carpetas esparcidas en la superficie, tecleaba rápidamente en su portátil.

—¿Y bien? —preguntó sin apartar la mirada del ordenador.

—Vengo a informar sobre lo que se me encomendó con respecto a la hija del doctor Branson.

El coronel lo invitó a continuar con un gesto de su mano.

—Seguí su rastro en el localizador hasta cuatroscientos kilómetros al sur y luego al oeste, a través de la zona boscosa, después de eso la señal simplemente desapareció. Al llegar al último sitio que marcó su localizador, no pude encontrar nada más que algunas gotas de sangre en el follaje y el suelo, Hatsú no estaba por ninguna parte. Considero fuertemente la posibilidad de que hubiese sido víctima de algún animal salvaje. No pude hallar ninguna otra señal de ella en los alrededores.

El coronel Vladimir miró a su hijo aguardar por su respuesta. Por supuesto, él sabía que era imposible que Hatsú sucumbiera al ataque de algún animal salvaje, pero no podía decírselo.

—Así que simplemente la señal se desvaneció —el chico asintió—. Debes buscar en las ciudades cercanas, ha de encontrarse en alguna de ellas.

—Padre, ¿Por qué Hatsú tenía un localizador?

El coronel contestó aparentando indiferencia.

—Pues es una chica bastante enfermiza, supongo que el doctor deseaba mantenerse informado constantemente de su paradero y bienestar, ya sabes que no está mucho tiempo con ella.

—¿Y cómo es posible que esa chica enfermiza, en una sola noche haya avanzado cuatrocientos kilómetros a través del bosque, sola?

—No podemos saber si estaba sola, quizá consiguió ayuda o algún transporte. El punto es que debemos encontrarla. El doctor está bastante angustiado por la seguridad de su hija. Regresa mañana con alguno de los chicos a las ciudades aledañas y revísalas a cabalidad. Ve al departamento de informática y pide que rastreen en la red de la policía y el sistema de salud. No pudo haberse desaparecido.

Karan asintió, no era la primera vez que rastreaba a alguien, aunque sí la primera que ese alguien no era un vampiro y más extraño resultaba, que el alguien fuese una persona común. Pero había otro asunto mucho más importante que ocupaba su pensamiento, uno que le comía las entrañas.

—Padre, ¿qué pasó con Amaya?

El coronel lo miró a los ojos con un dejo de impaciencia.

—¿Qué pasó de qué? Creo que ya debes estar enterado. Amaya formó un vínculo con el príncipe Ryu y huyó con él. Desafortunadamente, en el proceso fallecieron dos cazadores élite y media docena de cazadores de segundo rango. Ella es una traidora, a estas alturas ya debe haber completado su unión. Debe ser ya una vampira, las órdenes son tratarla como tal.

—¡No puedo creer que Amaya sea una traidora, mucho menos que se haya dejado transformar!

La impaciencia en el rostro del coronel se hizo más evidente.

La noche oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora