Capitulo X: Vampiros enfrentados

757 101 55
                                    


La larga mesa de madera pulida y mármol, tenía sobre sí copas de fino cristal aguardando por la llegada de los vampiros. Dorian estaba sentado en una de las sillas acolchadas mientras Lía, de pie detrás de él, bebía con un mal presentimiento que le cerraba el estómago.

¡Guerra!

Ryu deseaba saber quién quería iniciar una guerra. No era muy difícil conocer la respuesta: ¡Todos! Vampiros, humanos, todos buscaban una excusa para atacarse. ¿Por qué él no lo veía y se empeñaba en luchar contra la corriente? ¿Acaso no sería más fácil tomar el lugar que le correspondía al lado de sus iguales y dejar de enfrentarlos? ¡Claro que tenía un mal presentimiento! Su instinto le decía que la obstinada decisión de su hermano de oponerse a lo inevitable, lo llevaría definitivamente a la tumba.

Poco a poco los vampiros fueron llenando el elegante comedor. Sus rostros, algunos preocupados, otros enojados, no tenían el mismo ánimo de la última reunión en isla Valaquia. Por último, entraron los tres príncipes. Vlad, como siempre, lucía taciturno con sus gruesas cejas fruncidas y Zahyr, eternamente con la inquietante sonrisa en los labios.

—Gracias por venir —dijo Ryu tomando asiento en la cabecera, al lado de Lía y empezando a hablar directo al grano —Ayer, todos sufrimos atentados, aparentemente perpetrados por cazadores. Digo aparentemente porque hay evidencia que sugiere que no fue La Orden quien lo ordenó.

De inmediato el rumor se extendió por la mesa. Si no habían sido cazadores, ¿entonces quién?

—¿Cómo es posible que no hayan sido cazadores? —intervino Katherina Lynch con su fuerte acento de Europa oriental —Yo los vi, sus espadas, sus trajes. Por supuesto que eran cazadores.

—Si no fueron ellos, ¿Quién surgiéreis que lo hizo, príncipe? —preguntó la condesa Bathóry, inclinándose un poco en la mesa —¿Alguna otra organización? ¿Algún país actuando en solitario?

Ryu pensaba en la posibilidad que no fueran los humanos los culpables. Le quedó claro que La Orden no fue la que atacó, Amaya estaba convencida de eso y "el cazadorcito" se lo confirmó durante su reunión. Oderbrech también lo hizo cuando lo interpeló. Leyó la mente del ministro al hacerle una visita en su Pent House la noche anterior y no encontró ninguna señal que le indicara que el gobierno actuaba por su cuenta en contra de los vampiros y lo que era peor, el político no tenía conocimiento del robo del collar. Por el contrario, el asustado político se esforzaba en apoyarlo durante las negociaciones, abogando por los vampiros para evitar que los enfrentaran. Y el resto de países con quienes se reunía para negociar, tampoco mostraban intenciones de lanzar una ofensiva. Así que el culpable era alguien hasta ahora desconocido para él.

—Es posible. Mi gente ya está averiguando y le pido que ustedes hagan lo mismo. Las conversaciones para que los vampiros podamos vivir libremente ya se han iniciado, ustedes lo saben y no quiero dar marcha atrás.

Andreas Filippo, el vampiro italiano, rodó los ojos. No podía seguir conteniéndose.

—¡¿Negociaciones, dice? ¿Cómo puede haber negociaciones si nos atacan? ¿Quiénes somos? ¿Las víctimas? ¿No haremos nada?!

A su enojada intervención, los ánimos se exaltaron. Era muy clara la posición de la mayoría.

—¡Perdí muchos de mis mejores guardaespaldas! Bien sabe que siempre he estado de su lado, príncipe —dijo Miguel Blanco —, ¡pero esto es algo que no puedo tolerar!

—Señores —habló Lía dejando su copa en la mesa—, mi hermano y yo comprendemos perfectamente su enojo, pero recuerden que los humanos en estos momentos disponen de ciertos dispositivos que si los ponen en práctica lograran controlarnos. Además, cuentan con un ejército de seres creados para ser nuestros depredadores. Lo mejor es continuar las negociaciones y al mismo tiempo hallar una manera de inutilizar sus armas. Katherina, en isla Valaquia te dimos mucha información para que investigaras como derrotar a los supravampiros.

La noche oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora