Capitulo XIII: Incursión sigilosa II/II

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—Entra pronto —le dijo Amaya a Tiago halándolo del brazo para meterlo en su habitación.

Ambos se sentaron en la pequeña cama y se miraron por un momento antes de que Amaya encendiera su computadora portátil e introdujera la memoria. Inmediatamente varios archivos aparecieron.

—Copié todo lo que me pareció importante —dijo Tiago a su lado, mirando la pantalla—. Hay algunos que están cifrados.

Amaya comenzó a abrir y leer cada uno de los archivos. Eran más que todo, las historias médicas de sus compañeros. Al parecer todos estaban modificados genéticamente para hacerlos más fuertes o potenciar habilidades ya existentes, pero eso era algo que ya ella sabía.

Tiago miraba como abría rápidamente todos los archivos y solo le daba una mirada a la parte dedicada a la identificación.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó desconcertado.

Amaya resopló antes de contestar.

—Cuando estaba en La Fortaleza, Ryu dijo algo. Él me preguntó si no me parecía extraño que todos los cazadores fuésemos huérfanos. La verdad nunca había analizado eso, pero ahora revisando, fíjate, todos nuestros padres fallecieron en accidentes.

Tiago se inclinó viendo lo que la cazadora le señalaba. Sus propios padres habían muerto en un accidente de tránsito cuando él tenía cinco años. Sus tíos lo dieron en adopción y a los pocos días llegó a La Orden. La historia se repetía casi sin variar con todos los cazadores. Algunos eran reclutados a los cinco años, pero todos llegaron a la Organización antes de los siete años y provenían de padres muertos en accidentes.

Tiago hizo doble click en la carpeta con su nombre y varios archivos se desplegaron. Leyó la descripción del accidente que dejó sin vida a sus padres y como después de ser adoptado a los cinco años por la institución, ningún familiar apareció. Amaya abrió el documento de la historia médica de Tiago de antes de ser reclutado y está describía flexibilidad congénita aumentada, lo que lo hacía extraordinario en artes marciales. Y además contenía un estudio de su código genético que a ella le pareció complicado de entender. De lo que sí podía darse cuenta es que su amigo, físicamente, era un niño prodigio y sus padres antes de fallecer ya lo sabían.

Además, como todos, estaba alterado para sanar con mayor rapidez. A pesar que desde niño dio muestras de habilidades psíquicas, después de ser reclutado, estás habilidades no se volvieron a manifestar. Al parecer, en la división médica aún desconocían que el chico de nuevo hacía gala de ese poder.

Luego el archivo contenía su rango y clasificación. Al detalle describían sus habilidades marciales y su poder de combate. En definitiva, era como Ryu le dijo, no eran más que soldados para la organización.

El historial de Karan era diferente. Era hijo del coronel Vladimir y su mismo padre lo llevó a la institución. Pero no era huérfano, en el documento que hablaba de su identificación había una dirección, el de un hospital psiquiátrico donde aparentemente permanecía recluida la madre del jefe de la élite.

—Mira esto Tiago —dijo Amaya señalándole la dirección en la portátil—. Creí que Karan era huérfano de madre.

—Me parece que él también cree eso —dijo Tiago leyendo la dirección—. ¡La madre de Karan está viva!, me pregunto si él lo sabrá.

—No lo sabe, estoy segura de eso. ¿Por qué el coronel ocultaría algo así?

Tiago se encogió de hombros.

—Tal vez para ahorrarle sufrimiento.

Amaya no creía que esa fuera la razón, el coronel no era alguien sentimental y mucho menos protector. Jamás lo había visto tener un gesto de afecto con su hijo ¿Por qué no le diría la verdad? Sin embargo, eso era algo a lo que por ahora no podría darle respuesta.

Lo que sí le quedaba claro es que todos los archivos revisados pertenecientes a sus compañeros contenían un historial médico y un estudio genético anterior a su llegada a La Orden, en el cual se identificaba un gen que poseían en común. ¿Sería ese gen el que los hacía especiales y capaces de desarrollar capacidades suprahumanas?

Dirigió el cursor e intentó abrir su historial, pero este le pidió contraseña.

—Mi archivo, al igual que este otro, "Proyecto primogénito", está protegido. No puedo abrirlos, necesito la contraseña. Quizás tú, con tus recién adquiridas habilidades logres conseguirla —dijo Amaya con una sonrisa.

—Lo intentaré.

Ambos continuaron la exploración de las carpetas que copió Tiago, viendo como los clasificaba el concejo y que mejoras genéticas tenía cada uno. En general, eran casi las mismas en todos: sentidos potenciados, regeneración celular acelerada, resistencia física, fuerza aumentada y Adriana, Marcus y Samantha con habilidades psíquicas congénitas. Tiago no figuraba entre ellos y era mejor que continuara así, pensaron los dos.

Pero el estudio genético anterior a la llegada a La Orden, así como la orfandad común de todos sus compañeros daba vueltas en la mente de Amaya. ¿Qué misterio había allí? ¿Era simplemente una casualidad que los padres de todos hubiesen muerto en accidentes? No lo creía. 

La noche oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora