Capítulo XL: ¡Recuérdame! ( Final de la primera parte)

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***Antes de Leer:
Quiero agradecerles infinitamente el apoyo que le han dado a esta historia, a los antiguos lectores y a los que se han sumado durante esta edición. Les pido que sigan acompañando a estos vampiros y cazadores y ojalá continúen hasta el final y yo sea capaz de no decepcionarles. Los quiero. 



CAPITULO XL: Recuérdame

Para Amaya, los días que siguieron a pesar que la melancolía y la duda a veces la invadían, estuvieron llenos de paz, esa que da el aceptarse uno mismo y sus sentimientos.

El mar tormentoso que fueron sus emociones y que la llevaron a luchar consigo misma, ahora estaba en calma, pero el futuro lejos de ser un escenario brillante y esperanzador, aún mostraba la amenaza de la guerra, la lucha de las especies por la supremacía.

Girada de costado en la cama de Ryu, se apoyaba en uno de sus codos mientras conversaban:

—Entonces, ¿Dorian dice que hay supravampiros en la sierra?

—Sí, eso parece. Después de la muerte de Octavio —Amaya se removió incómoda cuando escuchó el nombre— le di el control de su clan. Le correspondía a Lía, pero ella no quiso hacerse cargo. Dorian se los llevó a la sierra para calmarlos —Ryu hizo una pausa, no quiso contarle a la mujer a su lado que la verdadera causa por la que tuvo que prácticamente exiliar al clan fue su negativa a matarla—. Y hace dos días hubo un incidente. Una misteriosa mujer acabó con parte del clan.

— Ya —dijo Amaya abriendo un poco sus ojos—, pero ¿Cómo sabes que era un supravampiro y no una cazadora?

Ryu le dedicó una mirada intensa que, con el ceño fruncido, arrojó oscuridad a sus ojos.

—Porque bebía la sangre de los vampiros que atacaba. Acabó con ellos con sus solas manos, sin armas. ¡Ella sola mató a diez vampiros!

Amaya tragó. Parecía que esa nueva raza era realmente fuerte.

—¿Qué piensas hacer?

—Le he dado la orden a Dorian que la capturen. Necesitamos encontrar la forma de destruirlos.

Amaya alzó las cejas.

—Si es tan poderosa, ¿cómo piensas atraparla?

—Ella debe ser más parecida a nosotros que cualquier otro ser, quizá con estrancio, de lo que están hecha las espadas de los cazadores. De todas formas, Katherina tiene los archivos que me diste de La Orden. Su equipo de científicos encontrará alguna manera de neutralizarlos.

Amaya se puso ansiosa. Pasó su vida matando vampiros y ahora que existía la manera de hacerlo, temía que ocurriera. Pensó en Ryu y su corazón tembló. Si él moría ella también lo haría.

—Hay algo que no termino de entender —dijo Ryu —¿Por qué esa supravampiro apareció en la sierra? Parece que vivía entre humanos. Es muy extraño, ¿no lo crees?

—Lo es. Pensé que había matado a esos vampiros en una misión. ¿No fue así?

—No. El vampiro que sobrevivió dijo que ella estaba sola y cuando terminó, regresó a su casa. No parece una misión de La Orden. Es muy raro todo. ¿A dónde vas? —preguntó Ryu al ver que Amaya se levantaba de la cama.

—A bañarme.

Ryu sonrió con malicia, su deseo despertaba de nuevo al verla caminar con un pequeño albornoz de seda que dejaba al descubierto sus piernas torneadas. Habían pasado casi la mitad de la noche juntos, al principio entregados al disfrute amoroso, pero cuando el ardor de la pasión se calmó, empezaron a hablar como aliados con un objetivo en común en la lucha por venir, de lo que ambos pensaban de La Orden y los líderes vampiros, tratando de cubrir posibles escenarios y así ir un paso delante de ellos para evitar la nefasta guerra.

La noche oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora