Capitulo XVIII: Lía va de Cacería

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Advertencia: Capitulo no apto para menores de 18 años. Contenido sexual y violento que pudiera herir a personas sensibles. Si eres menor de 18 años, no debes leer este capitulo.



Era la media noche cuando Dorian entró a la recámara y lo envolvió el seductor perfume de sándalo y jazmín.

La atmósfera se sentía cálida, fragante, la luz era tenuemente rojiza, y en medio de la habitación, con la piel aún húmeda por el baño, envuelta en un albornoz tan blanco como su piel, Lía secaba su cabello liso y negro como la tinta.

Ella apenas le dedicó una mirada fugaz y continuó secando su cabello. Dorian miró sobre la cama un pequeño vestido rojo de tela vaporosa, inmediatamente torció el gesto.

― ¿Saldrás?

― De cacería.

―¿Puedo ir? ―preguntó acercando una mano ansiosa al cabello húmedo.

―Preferiría que no ―le contestó ella dándole la espalda.

—¡Sigues molesta!

Lía suspiró y lo encaró por fin.

―Eres mi pareja. ¿Es tan difícil que me apoyes? Estás del lado de Ryu y de esa cazadora. Solo quiero que mi hermano haga justicia― hablaba acompañando sus palabras con movimientos rápidos de sus blancas manos semejantes a lirios―. ¡Por Dios! ¡Somos vampiros! No entiendo porque se empeña en mantener un bajo perfil cuando todo el mundo, incluyendo a los humanos, deberían reverenciarlo. Debería asesinarla y luego enviarla por partes a La Orden para que ellos sepan con quien se enfrentan.

Dorian enarcó las cejas.

―Él tiene un plan.

―¡Mentira! ―siseó ella― Él la desea y no lo quiere aceptar.

Dorian vio sus ojos brillar con odio y los celos volvieron a quemarlo por dentro. ¿Por qué ella no podía amarlo a él con la misma intensidad y devoción con la que amaba a su hermano? Quería alejarla de él, que sus ojos brillarán alguna vez por él como lo hacían por Ryu. Deseaba separarlos, que su mujer le perteneciera en pensamiento, cuerpo y alma.

¿En qué momento el amor que sentía por Lía se tornó tan doloroso? ¿Cuando fue que las llamas de esa pasión comenzaron a consumirlo solo a él?

Cerró los ojos, echaría sal en la herida.

―No creo que Ryu tenga tan poca estima por ti y por Octavio, ni por un momento abandonará su memoria.

― ¡Ya lo hace! Y no se trata solo de la venganza por la muerte de Octavio, sino de su empeño en mantenernos en secreto, de convivir con los humanos, de casi protegerlos.

―Hablas como si despreciaras la convicción de Ryu por mantener la paz mi amor.

Dorian se había acercado como una víbora sigilosa a su presa y ya envolvía su mano en los pliegues del albornoz.

―¡No debería haber tal paz! Nosotros estamos hechos para reinar.

―Entonces ¿por qué no se lo haces ver, mi vida?

―¿Acaso no lo he hecho? ―dijo Lía, separando la mano de Dorian de su cintura― ¡No me escucha!

―Tal vez necesitas que acompañes tu voz con otras voces, tal vez es hora que tomes más presencia en el clan, mi amor. Eres tan fuerte como él.

Dorian sabía que pisaba terreno fangoso, un paso en falso y se hundiría, pero no pudo evitar la tentación de seguir ampliando la brecha entre los hermanos. Se acercó más al cuerpo fragante de la vampiresa y enredó sus manos nuevamente en su cintura.

La noche oscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora